Usted los ve rozagantes, llenos de vida, con unas condiciones físicas que serian la envidia de cualquier atleta olímpico, independientemente de la edad que tengan. Saltan, brincan, conspiran, guarimbean, planifican golpes de estado, se desgañitan dando declaraciones ante los medios atacando al gobierno revolucionario con tanta energía que es imposible imaginar uno que cualquiera de estos degenerados pueda sufrir enfermedad alguna.
Pero si se les descubre y se presentan pruebas de su participación en cualquiera de los delitos antes mencionados y la justicia actúa contra ellos poniéndolos entre rejas, comienza en sus organismos una aparición acelerada de enfermedades que ni por asomo tuvieron cuando gozaban de libertad. La más común es la prostatitis, enfermedad que según la mayoría de los médicos (mucho más si son cirujanos), requiere para su curación intervención quirúrgica. Aunque también se presentan otras que a pedido de los galenos que la diagnostican es necesario el traslado del paciente a su hogar para que termine desde su comodidad de pagar la condena que se le hubiere impuesto, logrando milagrosamente su curación inmediata, como ocurrió con la muy afamada ex jueza Afiunì, que a los pocos días de ser beneficiada con la medida de casa por cárcel por tener una supuesta grave enfermedad, estaba en la calle protestando contra "esta dictadura comunista". El cinismo en su máxima expresión y una burla a las autoridades.
Uno de los casos más emblemáticos es el del ex comisario de la policía Metropolitana, Lázaro Forero, condenado a 30 años de cárcel por su autoría en los hechos del mes de Abril, donde perdieron la vida una considerable cantidad de ciudadanos en el golpe de estado contra el presidente Chávez. Tantas triquiñuelas se hicieron para convencer que sufría de prostatitis, que al fin, después de no se cuantos informes médicos logró que lo mandaran a su casa a pagar su condena al lado de sus familiares. Sabrá Dios que habría detrás de todo esto.
Otro caso bien conocido es el del alcalde del municipio san Diego en el estado Carabobo Enzo Scarano, detenido y procesado por su participación en las guarimbas, causando la muerte de varios ciudadanos. Este también ha sido beneficiado con la medida de casa por cárcel por presentar problemas de salud, otro caso de prostatitis.
Ahora al parecer en la corta estadía que tiene el flamante alcalde Metropolitano Antonio Ledezma tras las rejas, se le ha presentado repentinamente una enfermedad que según los informes médicos ameritan una intervención quirúrgica. Aunque no se ha detallado cual es el mal que sufre el hombre que está metido hasta el cuello en los planes para derrocar al presidente Maduro, es de suponer que la dureza de las sillas y los colchones que tiene en su sitio de reclusión le inflamaron la próstata, porque antes de ser apresado este individuo no presentaba asomo de enfermedad alguna. Lo más probable es que haya caído en esa epidemia de prostatitis de la que son víctimas los miembros de la oposición cada vez que caen presos por cometer algún delito. Lo cierto es que Antonio se va para su casa y lo más probable es que se recupere tan pronto como pasó con la Afiuni y lo veamos dando sus acostumbradas declaraciones en contra del gobierno.
Ahora bien, uno se pregunta, ¿cuantos presos con enfermedades terminales existen en nuestras cárceles que verdaderamente merecen pasar sus últimos días con su familiares así sea por causas comunes? Para estos al parecer no existen medidas que los beneficien ni prensa que se ocupe de dar a conocer sus casos.
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