Cucharadas de su propia medicina que el fascismo opositor reparte entre sus filas

Quien podía imaginar que ese odio finamente añejado durante todos estos años por factores extremistas de la oposición se volcaría hacia sus partidarios, haciendo estragos entre sus propias filas.

Nunca pudo imaginar, la desgraciada víctima, cuando oía excitada aquellas narraciones de jóvenes que se confesaban dispuestos y preparados para "picar en pedazos a esos malditos", que aquella terrible sentencia terminaría recayendo sobre su persona.

Olvidaron muy rápido, los militantes opositores, quién fue el General Felipe Rodríguez, "El Cuervo", un general retirado de la Guardia Nacional, y su participación, como autor intelectual, en el caso de los 4 jóvenes (tres soldados y una civil) torturados y asesinados en Parque Caiza en abril 2003, después de haber participado en la toma militar de la Plaza Altamira, auspiciada por la derecha con fines de derrocar al Presidente Hugo Chávez.

Se hicieron los locos muchos ante el macabro y premeditado asesinato de motorizados chavistas con guayas instaladas para degollarlos, asumiendo que la culpa era de la víctima por no ver a tiempo la "guaya decapitadora".

No podían creer muchos opositores de a pie, tan ingenuos y confiados ellos que, lo que desde hace tiempo se viene denunciando desde las filas de la Revolución, la presencia del paramilitarismo en la política venezolana es hoy una realidad que nos tiene a un paso de la "colombianización" de un país que ha sabido dirimir sus diferencias en elecciones durante estos 15 años ininterrumpidos.

No deben ignorar la masa opositora, que una reducida derecha extrema, está dispuesta a llevar al país a una guerra para cumplir la tarea que le ha impuesto el imperio como medio de alcanzar el fin último de reapropiarse de las inmensas riquezas petroleras que yacen en el subsuelo venezolano.

Otra víctima del fascismo, que hoy permanece tras las rejas, y milagrosamente conserva su vida, ha pedido perdón a la masa opositora y ha alertado acerca de que existen muchos otros crímenes que aún se desconocen.

Estos crímenes, apenas recién develados, muestran la catadura de una derecha extremista que de llegar a controlar el poder político en Venezuela nos retrotraería a aquellas terribles experiencias donde no hubo reconocimiento ni respeto alguno de Derechos Humanos. Un tema por cierto del que tanto gustan hablar quienes han demostrado en el pasado y en el presente que no tienen ninguna valoración ni respeto por la humanidad de las grandes mayorías, ni siquiera de las que militan en sus propias filas.

 

 

 

 

 



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Juan González


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