Niño Jesús, como perdonar es tu oficio no me preocupa ser un marinero ateo que sólo cree en la Virgen del Valle (o Yemayá) principio femenino de las aguas, ni voy a hacerte el balance de mis malas y buenas obras que se supone sabes cuáles fueron. Me atrevo a molestarte porque no vengo a pedir por mí sino por todos: para esta Navidad, danos una oposición digna o, por lo menos, digna de ese nombre.
Fíjate, Jesús, que con todo el poder que hemos acumulado entre pueblo y gobierno, y con tanta gente que nos han matado, no somos crueles. Chávez nos enseñó que la cabeza va más lejos pero el corazón va más rápido, y que el amor es más poderoso que la marina, la aviación, la artillería, los blindados y las tropas motorizadas. Pero por más amor que le ponemos, la oposición no mejora.
Fíjate que hasta Francia, hoy entre los países políticamente más estúpidos de la tierra, con una izquierda que justifica las masacres de la OTAN, tiene una oposición de derecha, el Frente Nacional, que defiende los intereses de su país contra los Estados Unidos y sus tratados de libre comercio, no se doblega ante la dictadura neoliberal ni ante los bancos, y llama a abandonar el euro para adoptar una política monetaria independiente. Los franceses, con todo lo cabeza de ñame que son, tienen una oposición de derecha socialmente reaccionaria pero patriota, tipo De Gaulle.
¿Por qué Venezuela, un país donde vivimos un proceso de transformación tan rico y tan complejo, tiene que sufrir una oposición tan mediocre, tan maligna y sin la más mínima noción de dignidad?
Todo comenzó después del fracaso del golpe de Abril 2002, cuando Ángela Sago (esposa o abuela de Napoleón Bravo) declaró que prefería ser gobernada por un militar yanqui que por Chávez; siguió con María Corina Machado mostrándole las rodillas al genocida George Bush en la Casa Blanca y termina con el rastracuero Henry Ramos Allup manifestando su deseo de reponer la estatua de Colón en su antiguo sitio, para lo cual tendría que quitar la de Guaicaipuro que la reemplazó... Peor aún, acabamos de pillar a Lorenzo Mendoza, dueño de la Polar, y al financista Ricardo Hausmann, pactando la entrega de Venezuela al Fondo Monetario Internacional, si ganan las próximas elecciones, por unos cuantos millardos de dólares. Sin preguntarle a nadie, como si Venezuela fuera suya.
Señor, ¿Cómo es posible que quienes se dicen la parte decente y pensante de la sociedad venezolana, se agrupen bajo la bandera de Estados Unidos o las faldas de la monarquía española, y revivan su vieja vocación anti bolivariana cuadrándose con el genocida Uribe Vélez, el representante más asesino de la muy asesina oligarquía colombiana?
No te estoy pidiendo que los pases a nuestro lado, no: están bien donde están y los necesitamos oponiéndose y criticando, señalando los muchos errores que cometemos. Lo que te pido, por todos, es que los hagas un poco más venezolanos, un poco más solidarios, un poco más humanos, más dignos, un poco más cristianos dirías tú.
Fíjate Niño Jesús, que los opositores representan un peligro general, hasta para ellos mismos y sus seres queridos. Piden a gritos el golpe de Estado (y ya lo intentaron dos veces), aplauden la violencia de calle con muertos y heridos, no les importa codearse con sicarios, paramilitares, terroristas y descuartizadores, ni retratarse con la peor colección de ex presidentes ladrones y homicidas de Latinoamérica, ni llenar las redes sociales de insultos y amenazas contra los chavistas y sus familiares, cuando no agredirlos directamente y en gavilla, como hienas que cercan a un animal herido: acosan e insultan a personas con cáncer terminal, no respetan médicos, deportistas ni actores.
Y están cada vez peor: al inicio de la revolución los opositores decían que no representaban el pasado, que entre la Cuarta y la Quinta República ellos serían la tercera opción. Ahora ni eso: con decirte que su candidato a presidente de la Asamblea Nacional (?) es el pícaro Ramos Allup, un adecosaurio que ya era diputado a mediados del siglo pasado, antes de la invención del bolígrafo.
Te lo pido para estas Navidades, después que les ganemos las parlamentarias: no los dejes que nos lleven a la guerra civil, a la invasión extranjera. Ni que nos contagien su odio y su crueldad. No los dejes que traigan los demonios, los espectros, los fantasmas del pasado. Fíjate que tu pueblo dice: "PALANTE QUE PATRÁS ESPANTAN". Niño Jesús, te lo pido: aplaca la fiera, amansa la draga y el dragón, amansa a esos toros bravos que también del monte son.
Y fíjate, Niño Jesús, que pido por todos y no te pido nada para mí, aunque unos kilitos de café no me vendrían nada mal...