Oh!..., ¡por qué los chavistas no se funden como se derrite el rocío en la mañana! ¡Por qué no permite Dios que se maten y desaparezcan! ¡Oh Dios, qué vanos y fastidiosos son. ¡Qué asco!..., esta Venezuela no es más que un país inculto lleno de patas en el suelo. ¿Cómo se pudo haber llegado a esto?... Muerto hace 16 años. ¡Si, parece tanto tiempo que perdimos el coroto, pero, ¿Para qué recordarlo?...
¡Y, Venezuela caía en brazos de los chavistas! No quisiera recordarlo... Estos malditos y asquerosos chavistas (Improperios a través de Email cuando no están de acuerdo con las opiniones de los demás), no nos han dado tiempo de nada, y hoy seguimos todavía el cortejo fúnebre de aquella Venezuela que conocimos y que está unida a otros hombres. ¡Como queremos que vuelva ese tiempo! Pero, estamos sentenciados. Ya Reinaldo Armas en una de sus canciones dice: “Tiempo, que se va no vuelve”; pero debe haber alguna manera de volver, y como sea lo intentaremos, aunque sea rezando.
“¡Dios mío, ángeles del cielo, amparadnos!... ¡Oh padre, señor, Bolívar, padre de la patria, libertador de cinco naciones, dime: ¿Por qué tus huesos venerables, que descansaban en la paz del sepulcro, han abandonado su mortaja? ¿Por qué se ha abierto ese sepulcro que yacía bajo el peso de los mármoles? ¿Por qué tu cuerpo, muerto y enterrado, vuelve contigo cubierto con todas sus armas? Dime: ¿Por qué vienes en una época como ésta a desenvainar tu espada, que dicen ya camina por América latina? ¿Quieres tú, tal vez, arrastrarnos a la angustia del miedo y del terror ante unos chavistas que salen a votar en masa cada vez que hay una elección?
Dime, ¿Qué hacemos? Para nosotros si es valido el “como sea”, porque desde que apareció Chávez, “Como sea” hemos querido salir de este gobierno que nos aturde, pero no hemos podido. Dinos, ¿Qué hemos de hacer?” Cansados estamos ya. ¿Se nos podrá tachar de cobardes? Cada día que pasa sentimos que se burlan de nosotros, que nos echan en cara sus triunfos, se ríen en nuestras barbas, hasta herirnos. Pero tendremos que aguantarlo, hasta que se produzca una verdadera unidad en la mesa que nos conduce.
Algún día, ¡oh, venganza, venganza!... ¡Qué pobre e infelices somos! ¿Nos vengaremos? ¡Qué gracioso!... ¡Claro que nos vengaremos!... ¡Nos, sentimos empujados a la venganza por el cielo y por la tierra!... ¡Como unos pobres diablos nos desataremos en dicterios e improperios, y maldeciremos, y desahogaremos nuestros corazones como lo harían los mas vulgares de los escuálidos! ¡Qué vergüenza!... ¡fuera escrúpulos!”
De hecho, “¿qué haremos?..., Bueno, desde ahora no habrá en nuestros pensamientos otra idea que la de la venganza... o de lo contrario, que el estigma de la vergüenza caiga sobre nosotros”
Ante una reflexión de este tipo, es mejor estar mosca para el 6D.
Referencia
http://perdidasmusas.blogspot.com/2014/04/monologo-parlamentos-y-citas-de-hamlet.html