Deambulando como un perro sin dueño. Como una vieja estrella de cine caída en desgracia y en el olvido. Viviendo absorto de las reminiscencias del pasado, así vive Capriles, the Fall Star. Como nadie lo llama ni lo convida, se inventa él solo mágicas historietas, cruzadas o aventuras, como si fuese a salvar el mundo, huyéndole a su cruda realidad: el tren hace rato que lo dejó varado.
La verdad es que nadie le para bolas. Creo que ni los de su propio partido lo toman en serio. Está devaluado. Más soso y frívolo que nunca. Se compró todas las rifas de la desubicación y la incoherencia.
Por eso no se encuentra a tono (nuevamente) con el momento político y para colmo en nada lo ayuda su funesta e intrascendente gestión como gobernador, la peor en toda la historia del estado Miranda.
En la MUD está totalmente ninguneado. Tiene que compartir mesa con una jauría de lobos hambrientos, cuyas ambiciones superan cualquier capacidad de concordia. Es uno más entre el tumulto, entre la fauna.
La estrella opacada y caída ya no brilla, ni genera emoción. Su rechazo entre las distintas corrientes opositoras es mucho mayor que entre las propias fuerzas Chavistas. Una turbulenta relación amor-odio.
Cuando está solo y resiente el bajón en el centimetraje de los medios, se pone inventador y creativo. Quiere ser jefe a la fuerza, aunque solo llegue a cabeza de ratón. Sus nuevos disparates parecen lanzados sin permiso ni autorización de sus pares de la MUD. Ha reaparecido balbuceante como para llevarle la contraria a sus archirrivales de AD y Voluntad Popular (que hace rato le robaron el "home", la madrina, la cartera y hasta los zapatos). En sus últimas palabras expresa, como regresando de vacaciones o de un año sabático, que ahora sí "ha llegado el tiempo constitucional de revocar el mandato de Nicolás Maduro Moros". Casi produce lastima. Pues este valeroso guerrero de Twitter amenaza con cumplir él solo, al pie de la letra, todo lo dispuesto en el artículo 72 de la Constitución Bolivariana que señala que "Transcurrida la mitad del período para el cual fue elegido el funcionario o funcionaria, un número no menor del 20% de los electores o electoras inscritos en la correspondiente circunscripción podrá solicitar la convocatoria de un referendo para revocar su mandato" (alrededor de 3.900.000 electores); y que "Cuando igual o mayor número de electores y electoras que eligieron al funcionario o funcionaria hubieren votado a favor de la revocatoria (más de 7.587.532 votos), …se considerará revocado su mandato". Cuesta arriba para esta derecha golpista y conspiradora.
Para lograr esto, Capriles aseguró, como un rozagante justiciero vengador, que se pondrá "al frente" de la convocatoria del referendo revocatorio y saldrá a "las calles con los venezolanos". Ojalá que en estas ocasionales salidas a las calles empiece por el estado Miranda, donde es gobernador, para que vea el total abandono en que se encuentra. Capriles nunca ha cumplido con ninguna de sus competencias constitucionales, para ahora salir de paseo turístico por el interior del país.
Capriles debe haber sacado cuentas de que, si él suelto y libre por las calles, anda de último en el "cariño" y preferencias de las huestes opositoras, cuando la derecha fascista imponga la Ley de impunidad Criminal y suelten a los terroristas y golpistas de Leopoldo López y Ledezma, lo dejarán pisoteado en la lona detrás de la ambulancia.
Último en la carrera por asaltar el Poder Ejecutivo. Por guabinoso y saca culo, es decir poco solidario con las aventuras violentas de sus amigos y colegas terroristas.
Para rematar, Capriles debe sumar nuevas preocupaciones. Ahora tiene frente así al neo ungido, el repotenciado, el Reload adeco Ramos Allup, que no solo atracó a su partido con el tema de la presidencia y el protagonismo en la Asamblea Nacional, sino que sus huestes ya se frotan las manos imaginándolo risueño, tintineando su whisky sentado cómodamente en el Palacio de Miraflores. Vade retro satanás.
Allup es un lobo viejo y mañoso. Se les metió por la baranda destronando a Borges y ahora va por el despistado Capriles. Por eso la confrontación, las ambiciones y las diferencias han ido aflorando y son más que evidentes. Contrario a la opinión de Capriles sobre impulsar un referendo revocatorio, Allup apuesta por un racimo de opciones y ocurrencias, propias también de la desesperación de la derecha adeca por retomar el poder. El atiborrado jerarca adeco soltó en tono jubiloso que "yo propondría tres enmiendas: una para recortar el tiempo del Ejecutivo, otra para hacer lo mismo con el del Legislativo y otra para el Tribunal Supremo"; y maquinando más sobre el caluroso tema, días después soltó un nuevo disparate, sugiriendo que están hasta pensando en que se "apruebe por mayoría simple de la Asamblea Nacional la figura del abandono de cargo". Locuras y desvaríos de esta derecha disociada que pretende arrasar al Chavismo, sin medir la fuerza de este pueblo que defenderá a capa y espada su Revolución. En todo caso, el abandono del cargo es perfectamente aplicable es a Capriles, ya que solo entra a Miranda por accidente. Así que mosca Capriles, no vaya ser que tus antiguos socios te apuñalen a traición, una vez más. Todo vale en la rebatiña de la rancia clase política criolla en su pretendido asalto al poder.
Pero volviendo al tema: los disparates de Capriles. El desgobernador no pega una, ya que hasta la propia maléfica Tintori le soltó con mucho piquete y retrechería "no hay resentimiento con Capriles, para nada, Capriles ya está en campaña por el revocatorio. Ya se unió a ‘La Salida’ de Leopoldo López". Como insinuando que los cambios de humores y ánimos del ambivalente gobernador Capriles volvieron al cause por ellos deseado. De amparar la violencia fascista y el golpismo.
No hay duda de los padecimientos de Capriles: megalomanía y alucinaciones. A veces tiene brotes de euforia y tuitea desenfrenadamente las directrices de cómo va a salvar el mundo, pero luego, afortunadamente, se levanta de la cama y se le pasa.
Veremos cómo avanzan los acontecimientos. De todas maneras, habrá que recomendar a sus familiares y amigos, ir buscando algún discreto centro psiquiátrico muy cerca de New York City (el Pilgrim State Hospital, por ejemplo), no vaya ser que en esta nueva conspiración, Capriles termine otra vez malito de los nervios.