La actual directiva del Consejo Nacional Electoral (CNE) tomó las riendas de la institución el 29 de abril de 2006. Una semana después la presidenta Tibisay Lucena anunció al país la disposición de realizar una nueva auditoria del Registro Electoral (RE), que complementaría los resultados de la realizada por Capel, y para ello convocó a las universidades venezolanas.
A esta convocatoria respondieron diez universidades experimentales y el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), que se sumaron a la propuesta de las universidades Central de Venezuela, Católica Andrés Bello y Simón Bolívar, que en delante llamaremos “las únicas”, por la imposibilidad de decirles “las autónomas”, porque todas no lo son, “las privadas”, porque todas no lo son, o “las experimentales”, porque esas son las “otras”, las mencionadas al inicio de este párrafo.
Estas universidades aceptaron sentarse en una mesa técnica de discusión para elaborar una propuesta conjunta de una auditoria nacional al RE. A la oficina de la rectora Sandra Oblitas, presidenta de la Comisión de Registro Electoral, llegaron siete propuestas para la discusión, que se fusionarían con la octava, propuesta por “las únicas”. Los técnicos y técnicas, de las experimentales, el IVIC y “las únicas” estuvieron sentad@s discutiendo los días 28, 29 y 30 de mayo de 2006. De esas discusiones surgieron algunos acuerdos unánimes. El día 30 de mayo, dos días antes de finalizar las discusiones, la representación de “las únicas” abandona el terreno de juego y pierde por forfait. Hasta ese momento no había surgido una discrepancia importante entre “las únicas”, las experimentales y el IVIC.
La sorpresa del directorio del CNE es pues, legítima. La primera sorpresa fue el día martes cuando en casi toda la prensa “las únicas” dejaron “colar” unos supuestos desacuerdos técnicos. Pero no está claro cuál fue el punto de divergencia, ¿en qué aspecto no hubo acuerdo? ¿habían discutido todos los puntos?, ¿entonces por qué se retiraron? No hay respuesta coherente. ¿Los rectores de “las únicas” aceptaron participar en un espacio en el que no creían? ¿Pedantería académica?
Pareciera que la razón es política. “Las únicas” llegaron al CNE como actores políticos, sin contar con la opinión del verdadero reparto. Y permítanme no decirlo yo y citar al colega Javier Pereira del diario El Nacional: “La crisis generada por el descontento de las universidades Católica Andrés Bello, Central de Venezuela y Simón Bolívar con los términos de la auditoría del RE desató un carrusel que pasó de un acuerdo político a un desacuerdo técnico, siguió con dos duros señalamientos y cerró con una contraoferta de las universidades para intentar salvar su participación en la revisión del padrón de votantes” (3/06/06, A2)
Eso se llama en criollo recoger los pasos. El retiro intempestivo de “las únicas” habla de una “racionalidad” política, que no de una discrepancia técnica. Una “racionalidad” política donde juegan posición adelantada, donde tal vez metan un gol, pero es no seguro que tengan al público a favor. “Las únicas” han ignorado nada más y nada menos que a los protagonistas de la película, los pre-candidatos presidenciales. Es a ellos y al CNE a quienes más les interesa hacer la auditoria. Al CNE para generar más confianza y a los pre-candidatos por la misma razón. “Las únicas” son, no el tercero, sino el único en discordia. Mejor remoquete, imposible.
Esta nota ha sido leída aproximadamente 3062 veces.