En la reciente concentración de la oposición, en el presente, mayoría en el Parlamento Legislativo, se vio un giro en el discurso de sus dirigentes. En particular, Henry Ramos Allup encontró una nueva manera de identificación con el pueblo.
Del diputado adeco no se escucharon las palabras rebuscadas propias del léxico de la 4ta. República. Eso ya no le funciona a quien se le ha probado su nexo cercano con el Gobierno de Estados Unidos, que prorrogó por un año más el decreto de amenaza contra Venezuela como medida de presión. A esto se le suma la pérdida de credibilidad de sus seguidores a quienes les pidió más ánimo y menos críticas.
Entre gestos obscenos, como la alusión a sus órganos genitales, equivalentes a un motor puesto en marcha por la revolución, con palabras mal sonantes, se hizo sentir quien, en lugar de ser la vocería de la nueva Asamblea Nacional, escogió la propaganda política por la presidencia de la república, desplazando a sus competidores Capriles y López, mientras los presentes lo aupaban gritándole su nombre, "Henry".
El chisme también forma parte de esta manera de comunicación, pues el señor Ramos Allup dio una falsa versión de por qué no asistió a la Apertura del Año Judicial realizada hace más de un mes.
No faltó la amenaza, disfrazada de advertencia, de la renuncia presidencial, pues si el mandatario nacional la ignora ocurrirá una "tragedia", entiéndase: golpe de Estado y/o intervención. Además, amenazó con cárcel a magistrados del TSJ y a la misma FABN.
Por otro lado, el "Chuo" se contradice al decir que el chavismo tiene un 40% de apoyo popular, lo que garantiza su continuidad política, pero agrega que la aprobación de la MUD está creciendo, obviando el 60% o más de rechazo asomado en las encuestas. En resumen, a punta de desencuentros, adefesios legales y contradicciones, los parlamentarios de la bancada derechista reinventan su discurso.