Después de meses huyendo se puso a derecho con franela roja. Seguramente si procede la apelación y es detenido por las denuncias de la actual alcaldesa de Sifontes, se colocará otra franela que diga “Soy un preso político de Chávez”, y eso porque la calvicie no le deja hacerse el corte de cabello del alcalde de Baruta Capriles Radonski. La alcaldesa Marlene Vargas lo acusa de haberse robado una chequera y un sello de la Alcaldía, para seguir emitiendo pagos, otro hecho es haber colocado en venta un carro de la municipalidad en Tucarro.com, y lo que lo hace más indigno de las filas bolivarianas, es el haber utilizado su emisora radial ilegal para fomentar un enfrentamiento entre los mineros y el ejército venezolano, además de haber izado la bandera de Estados Unidos durante el golpe de abril. Amén de haber quebrado la alcaldía de Sifontes.
Teodoro Pekoft lanza su candidatura proponiendo participación de los venezolanos en las acciones de PDVSA, luego de haber privatizado SIDOR y apostado por privatizar las empresas básicas de Guayana. Borges y Rosales son candidatos que evaden su responsabilidad de haber participado en el golpe del 2002 y el sabotaje a PDVSA.
Después de la victoria del presidente Chávez en su reelección, sucederá un forcejeo por optimizar la revolución. Funcionarios ineficientes intentarán proteger sus espacios, pero también habrá los oportunistas de siempre que denunciarán de todo para pescar en río revuelto. La desinformación, las campañas sucias y las negociaciones serán el pan diario después de las elecciones.
Mientras Estados Unidos sigue pateando Naciones Unidas, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional pasan por su peor crisis ante la falta de credibilidad en el mundo. Mientras en Colombia desaparece por completo el partido Liberal. Y por primera vez las comunidades indígenas asumen el poder en Bolivia. La oposición hace un gesto de civismo al anunciar sus candidaturas, aunque sus ideas siguen estancadas en el siglo pasado.