Hace años que por las calles del estado Miranda no se ve una sola cuadrillita de la Gobernación trabajando en beneficio de la comunidad. Nada. Ni por accidente se les ve reparando vías, llevando agua o solucionando los problemas más urgentes del pueblo mirandino. La policía de Miranda ha sido totalmente pauperizada, hasta reducirla a una policía figurativa, sin impacto alguno en sus labores preventivas de seguridad (ni siquiera en los escasos cuadrantes que aceptó vigilar y donde nunca cumplió sus compromisos).
Esto se repite en todas las funciones que le corresponden al nefasto gobernador Capriles Radonsky. También abandonó a los atletas y a las asociaciones deportivas, abandonó a su suerte a los cultores y los patrimonios culturales y religiosos más importantes del estado. Nunca se presenta en su despacho oficial en la capital del estado, en Los Teques. Pareciera que le tiene asco o que el cargo le aburre. Tiene otras prioridades e intereses, por eso la dejadez con la larga lista de competencias que le confiere la Constitución Bolivariana (artículo 164). Por eso el abandono tan evidente de todas sus funciones.
En el resto de los estados, los gobernadores son la autoridad, administrativa y política. Acompañan y están en las comunidades, junto al pueblo. Coordinan con todas las instituciones e instancias que sean necesarias en beneficio de los habitantes de su localidad. Pero esto sería mucho pedirle al gobernador Capriles, que vive enajenado en sus ilusiones de ser presidente a toda costa.
Capriles se ha autodegenerado (tanto física como mentalmente) hasta alcanzar un nivel irreversible de degradación y decadencia. Está atrapado entre la sordidez y la fantasía. Parece un Rey cuyos ancestros le han heredado la hemofilia, y ante el irremediable fin, se ha divorciado completamente de la realidad. En este traumático y trágico reino no entiende porqué es repudiado por sus súbditos y rechazado por sus pares.
Así está Capriles. Con parte médico de cuidado. Deprimido, deshojando margaritas por el desamor de su gente. Está viendo cómo se aleja lentamente su añorada silla presidencial.
En el ámbito humano y personal, sus solitarias apariciones en Caprilestv son preocupantes. Parece una copia exacta de Jim Carrey en el reality “The Truman Show”. Sin embargo, además de estar siempre terriblemente solo, se le ve desesperado, desaliñado, desorbitado, desencajado. Divorciado totalmente del momento histórico del país.
En sus solitarias transmisiones (con un tope de 8.493 telespectadores), se presenta irascible, al borde de un ataque de cólera, huraño y malhumorado. Vive peleando con el micrófono y con la conexión a Internet. En su puesta en escena parece que viviera encerrado en un mundo apocalíptico (un refugio nuclear) y su único contacto con el mundo exterior sea a través de su Periscopio (www.periscope.tv). Es la degradación de la videopolítica, sin contacto con ningún otro humano.
En su última autotrasmisión cibernética y sideral, declaró con absoluta irresponsabilidad que “El país tiene que salir de esta crisis. El Referendo Revocatorio es para revocar el hambre, la crisis, las colas y la inseguridad”. La pregunta es extraña, pero ¿él no es el gobernador de Miranda?
Debería empezar a trabajar, dar el ejemplo buscando soluciones, acompañando a la gente. Implementar un plan de seguridad, un plan de mejoras en los servicios, un plan de alimentación alternativa. Pero nada. Ni trabaja ni deja trabajar. Puro criticar a los que están pariendo enfrentando los problemas. Este es un terrible ejemplo de lo que aspira aplicar al resto del país.
Sus presentaciones parecen un programa personal de telemarketing (hundido en su Periscopio, así debería llamarse), dedicando proliferas palabras a resaltar todo lo que él se ha sacrificado por el país; pero derrochando certeras palabras contra sus pares de la MUD. Por ejemplo, dijo recientemente que dentro de la Mesa Coja había mucha “gente que se dedica más a hacer oposición contra la propia oposición” y “que el poder lo quieren para otra cosa”. ¿Contra quién serán esos odiosos dardos venenosos?
Las intervenciones de los opositores durante su programa son para coger palco. Un reflejo de las efervescentes y rabiosas contradicciones en el seno de la MUD. La andanada de críticas lo acusaba de “colaboracionista”, “hablador de paja” y que solo manda a la gente a “bailar salsa”. Hay mucho reconcomio y resentimiento del lado opositor.
El efecto Periscopio ha dejado a Capriles confinado y solo frente a un monitor. Hablándose a sí mismo, como hablándose al espejo. De tanto ver su reflejo ya cree que es el único que tiene la verdad (como dijo Diego Arria), que está en eminencia y que tiene la misión divina de dirigir hacia el paraíso a la dividida oposición. Esto es grave para un político, que se sumerge en un mundo virtual y pierde totalmente el contacto con las masas.
Este no tiene compón. El Rey terminará deprimido, hablándole a las paredes, las matas y los cuadros. Estas son parte de las locuras y disparates de las filas opositoras.