Adecos con sotana en El Vaticano

“¡Cristo es, sin duda, el paradigma del verdadero y auténtico revolucionario!; El que es capaz de dar su vida por los demás, y sobre todo por los más débiles, los pobres, los que estuvieron excluidos, los que han sufrido la opresión y la explotación de una sociedad injusta”.

Hugo Rafael Chávez Frías

La Iglesia Católica venezolana representada en la CEV esconde en su seno una gran contradicción, la cual no es diferente a la expresión de clases sociales que caracterizan a nuestras sociedades latinoamericanas.

Desde la conquista e invasión española y europea al nuevo continente bautizado como América, sus intenciones estuvieron al servicio de los más oscuros intereses y por eso detrás de la cruz y la evangelización vinieron los arcabuces de las huestes españolas que exterminaron millones de indígenas o aborígenes, en el nombre de Dios de los ejércitos y de los monarcas de los imperios de la época.

En Venezuela a lo largo de la historia, las élites eclesiásticas (agrupadas en la CEV) al igual que las económicas burguesas (agrupadas en Fedecámaras) siempre como las sanguijuelas han sabido chulear al Estado y han recibido favores de parte de los gobernantes de turno, favores que al ser disminuidos en determinadas circunstancias (como con Chávez) recibieron la reacción furibunda de estos entes oscuros cerebros dirigidos por “iluminatis”.

No resulta nada extraño que la Iglesia Católica Apostólica y Romana que convive en Venezuela, incluso amparada por la Constitución de 1999 que consagra la libertad de culto, quisiera seguir interviniendo abiertamente como en el pasado y como lo hace en nuestros días en otros estados latinoamericanos y del mundo (con la excepción del estado cubano y otros países de corte socialista).

Es así como con la llegada del gobierno bolivariano algunos jerarcas de la iglesia católica, quienes más bien parecen engendros de Satanás que enviados de Jesús en la tierra (adecos con sotana), se han rasgado las vestiduras y han emprendido una guerra contra el Estado; incluso participando en golpes como los vimos contra el Comandante Hugo Chávez en los años 2002 y 2003 y ahora de manera camuflada y solapada, contra el gobierno del Presidente Nicolás Maduro.

Sus pasos han sido fríamente calculados y han conquistado posiciones relevantes gracias a sus influencias a través de sectas masónicas o del Opus Dei quienes se pasean por los pasillos del Vaticano.

Pues bien esto está ocurriendo con la jerarquía de la iglesia católica de nuestro país, quien de manera obstinada y encompinchada con la oposición y la MUD, han afinado sus métodos y tratan de rodear al Papa Francisco en El Vaticano, para que se pronuncie en contra de nuestra forma de gobierno, soberano, revolucionario, socialista, bolivariano, democrático, participativo y profundamente chavista.

No es gratuito que señoras encopetadas y de la rancia burguesía, representantes indirectas de lo más granado de la oposición (VP,AD y PJ) traten de manipular - atadas con cadenas en El Vaticano - a la opinión pública internacional para que la Mesa de Diálogo, instalada en nuestro país con la participación de un representante del Papa (Monseñor Claudio María Celli) se vea obligada a liberar presos convictos y confesos, quienes participaron en guarimbas y causaron la muerte y enlutaron a centenares de familias venezolanas.

Por eso no resulta nada extraño, para estar bien con Dios y con el diablo, que las sectas (iluminatis, opus dei, masones y de algunos laicos) hayan presionado al Papa Francisco para que designara a un cardenal adeco al frente de la Iglesia Católica de nuestro país.

Esta última, ya bastante desprestigiada por la actuación de sus obispos decadentes y obtusos, atrincherados en la CEV, quienes como muy bien lo dice el vicepresidente del PSUV Diosdado Cabello, parece más bien o es un partido político.

La Iglesia Católica en su más alta expresión del Papa Francisco ha entrado a jugar con fuego (no es la primera vez) y ha caído en su propia trampa, en lo más oscuro de la política venezolana representada por los adecos de comprobada vocación golpista (octubre de 1945 contra Rómulo Gallegos y 1958 contra Pérez Jiménez; 2002,2003 contra el Comandante Chávez) y ahora acompañados por la jauría de fascistas de nuevo cuño (los mata gatos de Chacao y de TFP) agrupados en Primero Justicia, Nuevo Tiempo, Voluntad Popular y Vente Venezuela contra el Presidente Maduro.

La existencia también de grupos de base dentro de la iglesia de los pobres ha tenido eco en el Papa Francisco y ahora deben hacer valer también la verdad de Venezuela, ante la Santa Sede.

Si bien el Papa tendrá sus razones – las cuales respetamos - para haber escogido a Baltasar Porras como nuevo cardenal de la Iglesia, también sabemos tiene sus asesores en diversas congregaciones (como los jesuitas del Papa Negro) para que muestren la otra cara de la moneda de la realidad política de nuestro país y así no se coman los cuentos de los adecos con sotana.

Ha llegado la hora de la verdad y por eso observamos como el actual presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana Antonio Padrón Sánchez, confiesa que está obstinado y “harto” del gobierno “fracasado” de nuestro país y arremete contra las instituciones y acusa al Estado venezolano de totalitario.

Incluso el alto prelado sostiene que el Estado es absorbente y totalitario por no escuchar los intereses de la élite representada en la CEV por lo que pensamos la iglesia venezolana debe prepararse y aprender de los obispos cubanos, quienes si saben cómo manejar las relaciones de un Estado Socialista con la Iglesia (no comunista como acostumbra repetir monseñor Padrón).

El Papa Francisco, a quien todavía le concedemos el beneficio de la duda, debe saber de qué pasta están hechos los integrantes de la CEV y no comer así cuentos de camino, ni mucho menos dejarse perturbar por damas encopetadas de la burguesía venezolana, quienes armaron un show frente a las puertas de El Vaticano.

La verdad verdadera es que los integrantes de la cúpula de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana de Venezuela, enquistada en la CEV (convertida en partido político), está a espaldas del Papa Francisco y podría ahora, asesorada por los adecos con sotana (especialistas en golpes) cercanos al El Vaticano, serruchar el trono pontifical y apoyar algún secretario del Papa para que aspire el humo blanco.

Como muy bien lo dice un buen amigo y paisano: “todo es posible en la dimensión desconocida”. La idea es mantener una relación diplomática de Estado a Estado entre el Gobierno del Presidente Maduro y el Gobierno del Estado del Vaticano, representado por el Sumo Pontífice Francisco.

En Venezuela la CEV y sus representantes como el presidente de dicho partido político, Antonio Padrón Sánchez están convictos y confesos y por eso en la voz de su presidente no tienen empacho en decir:

“Dicho esto, el tiempo de Nicolás está agotado y lo que representa el régimen está probadamente fracasado. Es masoquismo seguir en lo mismo. Cambio y fuera. Menos Estado y más libertad”.

Es hora de hablar de Estado a Estado con El Vaticano y dar un parao a la CEV para que se ubique y comprenda de una vez por todas, que en Venezuela existe un gobierno, soberano, democrático participativo y protagónico, socialista, inspirado en el pueblo y profundamente chavista, ¡que no se equivoquen!

¡Amanecerá y veremos!



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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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