Como periodista, entrevistador, se me pegó la costumbre, no sé si mala o buena, de hacer preguntas. En esta oportunidad remoqueteo este artículo con una interrogante. ¿Manuel Rosales es el embustero mayor. ¿Usted qué cree? Me agarro la pregunta para mí, y respondo: para este servidor no lo es. Puede haber sido, en el pasado, un embustero, pero desde que lo conozco como figura pública lo he observado como un político mesurado, con voz propia y un grado de sinceridad que desearía ver en un Enrique Capriles, un Leopoldo López, o en un Guanipa, sea el diputado residenciado en Caracas, o el otro viviendo en Maracaibo, para dejar la lista de ese tamaño.
En efecto, ser embustero es la tónica de la mayoría de los líderes de la oposición. No es un invento de un empedernido viejo chavista. El venezolano y venezolana de a pie, conocen mejor que nadie el nido de embusteros que milita en la MUD. Conste que muchos, pero muchísimos partidarios de la oposición piensan lo mismo, de allí la poca convocatoria que tienen para llevar a la gente a las marchas.
Manuel Rosales, ya está en la palestra pública. Lo observamos tomando iniciativas muy importantes, con lo que, en poco tiempo, le robara el pésimo show de Capriles y compañía. No tengo la menor duda. Recientemente, el diario El Universal publicó una larga entrevista con el ex candidato presidencial. Me gustaron algunas pinceladas que dejó como mensaje para la dirigencia opositora. Veamos: “La gente está cansada de refriega violenta, que se repite constantemente el repertorio de problemas que padece, sin presentar soluciones y que el rosario Político sólo sea para la ofensa, para la diatriba y hasta para las obscenidades, cuando el discursopolítico debe ser para el debate de las ideas y la búsqueda de soluciones…”. (Por favor, mantener las negritas).
Más adelante, el político zuliano, afirma que en la oposición se expresan posturas que buscan una vía rápida para el cambio y otros que se inclinan por la negociación en una mesa de diálogo. Y sentencia: “El problema más grave que tenemos en Venezuela es el deterioro de la palabra. Los que venimos de pueblos lejanos, si algo nos enseñaron nuestros padres y abuelos era que la palabra valía más que un documento, y pareciera que aquí la palabra se la lleva el viento…”. (Por favor mantener las negritas). Dice verdades, duélale a quien le duela.
Estas palabras de Manuel Rosales, son importantes, sobre todo en estos momentos cuando la oposición no cuenta con un sólido liderazgo. Solo hay “tirapiedras” a granel. En efecto, históricamente, los hombres y las mujeres, son sometidos a pruebas, en especial si pertenecen al mundo de la política. Algunos saben cómo convertir las crisis en oportunidades, otros no solo la desechan, sino que se tiran por un barranco, sin pena ni gloria. Osho, dice: “EL FUTURO NO DEBERÍA SER ÚNCAMENTE UNA ESPERANZA y una oportunidad… El futuro debería ser completamente nuestro; un futuro de oro. Hemos aceptado la idea de un pasado de oro, ¡aunque nunca lo fue! Pero realmente podemos crear un futuro dorado… Esta es una crisis de oro porque la gente solo cambia cuando se halla sometida a situaciones de profundo estrés..”.
Cómo es lógico pensar, Osho no se refiere a Venezuela. Nunca. Pero sí es verdad que nos da en la mera espinilla para que despertemos y no dejemos pasar esta crisis, sin darle a nuestro país un sólido respaldo para su futuro. El futuro que está delineado el líder de la revolución bolivariana, en los actuales momentos. El chavismo puro, el de a pie, el de la calle, ha entendido de que la crisis es una gran oportunidad para crecer. Crecer como persona, pero, especialmente, crecer como revolucionario. Y ahora podemos afirmar que Nicolás Maduro, se echó la crisis sobre sus hombros, y galopa sin obstáculos hacia la meta….