“Nos habían impuesto un proyecto exógeno, subordinado a los poderes trasnacionales; ahora esto es un proyecto que se fundamenta en el poder nacional, aún cuando trasciende los límites de nuestro territorio”.
Hugo Rafael Chávez Frías (Aló Presidente Nº 250, 26, marzo 2006)
Una vez que el gobierno revolucionario del Presidente Nicolás Maduro enarboló la bandera del diálogo para sentar a la oposición representada por la MUD en una mesa donde se retratarían y colocarían los puntos básicos para comprometerse en una línea de acción conjunta, con líneas básicas para alcanzar una paz duradera en Venezuela, se le cayó la careta a la oposición.
Su estrategia siempre basada en el oportunismo y en el chantaje para mantener al pueblo venezolano en zozobra y pescar en rio revuelto en las contiendas electorales, comenzó a resquebrajarse y a mostrar las costuras de una falsa unidad, centrada en el pragmatismo y en pactos para conseguir cuotas de poder, aun con la bendición del Papa.
El accionar de los líderes de la oposición siempre ha estado marcado por el oportunismo y las agallas de arrasar a lo Jalisco, para imponer en Venezuela modelos superados y controlados por el imperialismo.
Es el modelo que marca el sendero del capitalismo salvaje manejado a control remoto y el cual ha servido solo para el sustento de las metrópolis (europeas y norteamericanas), las cuales desde siempre han vivido a expensas de las riquezas de los países del Sur en vías de desarrollo.
En nuestro país luego de superar una crisis a finales del siglo XX y entrar en el siglo XXI bajo los signos de un proceso revolucionario, liderado por el Comandante Chávez luego del 4 de febrero de 1992 y el triunfo bolivariano en diciembre de 1998, todo cambio y los esquemas tradicionales se derrumbaron para dar paso a otra forma de hacer política en Venezuela.
Si bien es cierto que los viejos líderes tradicionales (AD, Copei, URD, MAS, etc.) desaparecieron, con la excepción de algunos esperpentos que quedaron gravitando en el escenario político venezolano (Ramos Allup, Ramón Guillermo Aveledo, Eduardo Fernández, Claudio Fermín, etc.) gracias a sus traiciones, la realidad nos demuestra que sus actuales sucesores o discípulos al parecer no aprendieron la lección.
Venidos de la escuela del oportunismo los nuevos líderes de la oposición refugiados en pequeños grupos de la MUD ( PJ, VP, NT, restos de Copei, ABP, etc.) los cuales dicen llamarse partidos políticos, subsisten gracias a las migajas que les regala el imperio y sus lacayos en el Norte y que hoy se ven mermadas, gracias a su escasa capacidad y a sus reiterados errores frutos de su ceguera política.
Ante un cuadro que ya ha ensayado los más variados métodos aplicados por el imperialismo en el escenario mundial (Chile, Irak, Afganistán, Libia y Siria) y los más recientes casos en Latinoamérica como (Honduras, Paraguay, Brasil y Argentina) se han estrellado contra la madurez de un pueblo crecido en Revolución.
La idea de hacer oposición por oposición pareciera que ha colocado a la oposición venezolana a espaldas de sus propios seguidores, quienes si bien no comulgan con la Revolución Bolivariana, han visto frustrados sus sueños por la torpe política y la estreches mental de sus dirigentes.
Está capacidad para interpretar su papel en el escenario de la política venezolana, ha sido también evaluada por sus mentores del Norte, quienes luego de evaluar los resultados han notado que han perdido su tiempo y sus reales, en unos líderes que inventan su propio fracaso.
Hoy nuevamente, cuando han hecho lo imposible por no abrazar un diálogo al cual los convocó el Primer Mandatario Nicolás Maduro, ex presidentes, la UNASUR y El Vaticano han querido jugar a la candelita y burlarse de serios interlocutores, quienes han mostrado la disposición de colaborar con la paz en Venezuela.
Muestras de acercamiento y escaramuzas se han presentado pero sólo han dejado la huella de su hipocresía y sus deseos de adoptar un solo método; el de la violencia y la “salida” del Presidente de la República, el hijo de Chávez Nicolás Maduro Moros.
En este momento la oposición venezolana - esperamos de verdad su reflexión - pareciera recapacitar y corregir errores con una nueva estrategia la cual pudiera darle resultados, pero que les exige desnudarse ante sus seguidores para así demostrar que de verdad son creíbles; aunque es muy difícil “pedirle peras al horno” como dijera el filósofo del Zulia, hoy en vías de resurrección y más por el hecho de ser gatopardianos.
El asunto es que noticias recientes nos llevan a reflexionar y plantearnos un nuevo escenario, tal como lo muestra la siguiente nota:
“07-02-17.-La Mesa de Unidad Democrática informó este martes la creación de una junta restructuradora con el objetivo de avanzar y resolver los problemas que dentro de ella existe, “MUD asumió el reto de la reestructuración, era necesario reestructurarla”, dijo Jesús Chúo Torrealba. Esta junta está integrada por José Ignacio Guédez representante de la Causa R, Enrique Márquez de Un Nuevo Tiempo, Juan Carlos Caldera representante de Primero Justicia y Jesús Torrealba quien seguirá el coordinador. Asimismo Torrealba aclaró que “esta junta restructuradora va a construir un conjunto de consensos para anunciar en un breve lapso que no debe exceder una semana presentarle al país decisiones sobre el nuevo gobierno de la alternativa democrática de caras las luchas que tenemos planteadas en un futuro inmediato”
Recordó que este cambio es necesario y parecido al que se realizó en el 2014 “cuando la mesa estaba a punto de una fractura”. (Aporrea.com)
La verdad es como dice el maestro de Nazaret “por sus frutos los conoceréis” y a estas alturas del partido, hasta sus propios seguidores de la oposición en Venezuela han perdido la fe y sólo apuestan a que el Gobierno Revolucionario culmine su mandato y además lo dejen gobernar.
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) un pacto fijado sólo por la coyuntura electoral, no ha dado pie con bola y sus resultados han sido un fracaso, tanto para sus militantes como para todo el pueblo venezolano; incluso el chavismo, quien siempre ha esperado con paciencia una actuación al mínimo identificada con los más altos intereses de la Patria, cosa que parecen no tener.
“Cuando el rio suena piedras trae” pero el nuevo reacomodo de la MUD con las mismas caras para una restructuración, sólo anuncia un nuevo fracaso y la confrontación que siempre los ha inspirado, ya que los delata a la hora de definir sus ansias de poder y su egoísmo el cual los carcome y corroe por dentro.
¡Amanecerá y veremos!