"Guarimberos" de la CEV en El Vaticano

"El Reino de Dios no es otro que el reino del socialismo verdadero, auténtico, un reino donde no haya clases sociales ni groseros privilegios".

Hugo Rafael Chávez Frías

(Aló Presidente 247, Ciudad Guayana, 19 de febrero de 2006)

Es muy probable que cuando sea publicado este artículo, quizá ya se hayan reunido en El Vaticano, Roma, los representantes de la iglesia católica venezolana agrupados en la (CEV) Conferencia Episcopal Venezolana con el Papa Francisco.

La invitación - según señalaron algunos medios de comunicación social - vino directamente de la Santa Sede y no se dieron detalles sobre la agenda y los puntos a tratar, en tan importante cónclave, entre los púrpura venezolanos con el Sumo Pontífice.

Como es de suponerse, la reunión deberá efectuarse bajo los más estrictos protocolos y según el tradicional acato a la jerarquía católica, liderada por el Papa argentino, ya hartamente conocido por sus postulados teológicos en defensa de los pobres y por defender una iglesia menos burocrática y más cercana a los fieles.

No es muy casual que El Vaticano convoque exclusivamente a un grupo de obispos de un país específico, como en el caso venezolano, pero en honor a la verdad, el Papa Francisco con este gesto sólo ratifica el especial interés que ha puesto sobre nuestro país y su reiterado llamado al diálogo y a la paz.

Si analizamos el comportamiento de los púrpura venezolanos y su sesgado interés de oponerse al cambio revolucionario, el cual se inició en Venezuela con el triunfo del Comandante Hugo Chávez en 1998, no podemos esperar una sensata conducta en favor de la Revolución Bolivariana; pero si al menos, un paso en pro a la obediencia que deben profesar a su Santidad, todos los obispos del mundo, sin exceptuar a los pastores venezolanos.

La posición de la CEV que ha resultado irreverente y descarada, ha generado actuaciones no muy dignas con el gobierno socialista; incluso con participación de prelados de manera directa en golpes de Estado, tal como ocurrió en el 2002 cuando fue derrotado el Presidente Comandante Hugo Chávez Frías y asumió el mandato "Pedro El Breve".

Desde allí ha habido una actuación directa de la cúpula de la Iglesia Católica Venezolana, quien ralla en el desacato hacia El Vaticano, por seguir de manera ciega sus obispos a la oposición fascista y terrorista del país (quizá no todos).

El mismo Presidente Nicolás Maduro, casi que ha implorado a la CEV que participe en el diálogo nacional, al cual también ha llamado el propio Papa Francisco, ante la situación violenta a la que se ha conducido por parte de la oposición a la sociedad venezolana, con un saldo lamentable de muertos en Caracas y en varias de las principales ciudades del país.

Es muy difícil buscar un término intermedio y de comprensión por parte de los prelados venezolanos, cuando sabemos que su conducta es reincidente y los muestra como la antítesis de lo que debería ser un pastor de la iglesia católica.

El principio de consustanciarse con los principios de Jesús de Nazaret está muy lejos de la conducta esgrimida por los obispos de la CEV. Su manifiesta actuación los ubica al lado de los "encapuchados y guarimberos" y hasta en sus sermones desde los púlpitos, se les ha observado como líderes abiertos de la oposición con sotana, junto a curas disociados.

En los últimos días luego de un encuentro con el delegado del Gobierno para la Constituyente, el ministro de Educación Elías Jaua, por fin se logró un acercamiento con la CEV, en aras de una búsqueda de la paz.

No obstante al salir de la citada reunión, el presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana monseñor Diego Padrón enfiló sus baterías contra la Constituyente convocada por el Presidente Maduro. El obispo abogó por el diálogo entre los venezolanos, al cual se venía oponiendo, incluso en contra del llamado reiterado que ha realizado el Papa Francisco a todos los venezolanos.

Como es tradición sabemos - como lo señala la obra "Las Religiones en el Mundo" (Salvat, grandes temas N.36) que "en el catolicismo media un gran trecho entre el Roma locuta, causa finita (ha hablado Roma, la discusión queda saldada)" esto en los primeros años del siglo XX, pero todo ha cambiado y la dinámica del actual Pontífice Francisco, le ha dado un giro a la política de la iglesia y sobre todo, cuando de doctrina social de la iglesia se trata.

Al parecer los obispos venezolanos, apegados por el miedo al comunismo, sembrado por las doctrinas del imperio norteamericano desde hace muchos años en América Latina; incluso a espaldas de la Teología de la Liberación que profesa, en parte, el actual Pontífice pareciera que no han evolucionado.

Ojalá el Papa les lea la cartilla a los púrpuras de la CEV y vengan renovados del Vaticano. Tenemos muchas dudas al respecto, porque pensamos que los tiempos cambian y la máxima autoridad y líder de la iglesia en el mundo, deberá respetarse por encima de las diferencias.

Mientras los obispos venezolanos, acostumbrados a decir misas en capillas privadas de la oligarquía y en las urbanizaciones del Country o en las urbanizaciones de los ricos, en las más importantes ciudades de Venezuela con sus respectivos banquetes; ojalá aprendan de la humildad del Papa, quien a pesar de los lujos con los cuales convive en la Ciudad Eterna, los abandona con frecuencia para desayunar en los ancianatos y en los orfanatos de Roma.

Una cosa es agachar la cabeza ante la Santa Sede y otra despejar dudas entre la diplomacia que debe prevalecer entre el Estado del Vaticano y el Estado venezolano, eso es muy diferente. Se debe aceptar el rol de "amaos los unos a los otros, como yo os he amado" y acercarse a los pobres de Venezuela, quienes han sido reivindicados y sacados de la exclusión por la Revolución Bolivariana.

Para la CEV ha llegado la hora de comprender que los tiempos cambiaron y que el llamado a la Constituyente, es un legítimo derecho del pueblo quien los podría dejar como la guayabera, por la masiva participación de los credos y religiones que conviven en nuestro país y los cuales no están aislados, sino que tú a tú, conviven con el proceso constituyente y la Revolución.

Estamos seguros que el Papa Francisco hará el milagro de reconocer al Santo de los Pobres José Gregorio Hernández y apartar, luego de un exorcismo, a los púrpura venezolanos de su rol de "guarimberos" en la política venezolana.

¡Amanecerá y veremos!



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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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