No exagero y mucho menos estoy insultando a la dirigencia opositora frustrada, desasistida de toda razón, cuando los llamo convocantes asesinos a un plebiscito, figura que no existe en nuestra Constitución y están empleando en forma de propaganda masiva, para un acto politiquero más el Domingo 16, por quienes parecen tarados, pues se les olvidó que el tercer Domingo de Julio en nuestro país es "El Día del Niño". Seguro no les importa no celebrárselo a sus hijos, aunque en realidad tanto esa fecha como domingos dedicados uno a la Madre y otro al Padre, son extras, ya que honrar a padre y madre es un mandamiento a cumplir en las jornadas diarias toda la vida.
No es extraño que enloquecidos dirigentes opositores no condenen actos donde llevan menores de edad a manifestaciones, les dan golosinas y los incitan a gritar consignas contra el gobierno nacional o insultar al Presidente Maduro. A los adolescentes, según han confesado algunos detenidos, les suministran artefactos mortales, alcohol, drogas, y les consiguen compañía sexual. Resultan además de bárbaros, dirigentes asesinos.
Redacto lleno de indignación al recordar que incluyendo partidarios opositores, han muerto a consecuencia de trancazos, barricadas, incendios y estupideces. Electrocutados al intentar saboteos en postes y edificios, perecen al estallarles morteros caseros y molotov, inocentes a quienes les quemaron motos y automóviles secuestrados, intentos de linchamiento a hombres y mujeres policías y guardias nacionales, el afrodescendiente quemado en Chacao, otro ciudadano de tez morena en Lara, 4 víctimas en el Zulia y 8 que perdieron la vida calcinados durante el saqueo a una panadería en El Valle, Caracas.
Horrorizan imágenes que merecen darlas a conocer en cadena nacional, para indicar sin disimulo como actúan irresponsables captados para la desestabilización terrorista bendecida, A ello se une la cobertura noticiosa sesgada, que mientras manipula o deforma hechos luctuosos, promociona el número total de fallecidos y lesionados, para dar la impresión, -especialmente en el exterior-, que todos son víctimas de brutal represión gubernamental.
No hallan que inventar en su torpeza monumental, dejando un rastro de sangre que inhabilita a factores opositores para gobernar Venezuela.