La falacia ucraniana (La importación de la violencia)

Que decepción con esta derecha golpista que ni siquiera puede montar una sublevación violenta con absoluta originalidad y creatividad. Muy por el contrario, en vez de ser unos golpistas serios, se han conformado con ser unos mamarrachos copiones, tratando de emular recetas y artimañas utilizadas en otros lares. Primero aplicaron íntegras todas las instrucciones del manual de golpes suaves de Gene Sharp (198 estrategias para una revolución no violenta). Fracasaron. Por lo que ahora han distribuido entre sus psicóticos seguidores (cocaína y captagon por delante), cientos de copias del "videopanfleto" golpista llamado: Winter on Fire: Ukraine's fight for freedom. Creyendo que empleando sus métodos violentos provocarán el advenimiento del ansiado apocalipsis.

La secuencia impecable (casi quirúrgica) de imágenes seleccionadas de los "protagonistas" de la sublevación, permiten reconstruir un metarrelato de sucesos y hechos, que les otorga asepsia y pureza angelical a las hordas violentas. Los grupos neofascistas parecen querubines al servicio del Señor. La forma de manipular el contexto de las imágenes, abstrayendo las acciones criminales de los protagonistas, recuerda claramente la satanización generada por Venevisión cuando irresponsablemente publicó su sesgado video de Puente Llaguno en abril del año 2002.

Las pasmosas similitudes entre los métodos violentos de la derecha venezolana y la ucraniana no tienen desperdicio. Arranca con líderes de la oposición haciendo odas y glorificando la violencia callejera, exaltando y glorificando la muerte, la destrucción y la anarquía. Los métodos son similares. Copiando la extrema derecha neofascista venezolana las puestas en escena e iconografía de sus colegas ucranianos. Veamos:

Hay una predilección por atrincherarse en sitios emblemáticos. La atosigada Plaza Altamira y sus alrededores, recuerdan claramente a Maidan (plaza de la Independencia de Ucrania), como lugar predilecto para ejercer libremente la violencia. En el caso venezolano con la total colaboración y participación activa de los gobernadores y alcaldes de los partidos neofascistas que han "cedido" toda su autoridad. El Maidan de la derecha venezolana es como un lugar de esparcimiento, un parque de recreación para que la derecha histérica y psicótica pueda descargar su arrechera y quemar a uno que otro morenito. Cosas del sifrinaje. En este escenario de guerra, las instalaciones públicas y de servicios (incluidos preescolares) se convierten en objetivos militares, donde la furia de las hordas neofascistas se concentra en destruir y quemar todo a su paso.

Las bandas neofascistas (rodeadas de cámaras, más que de manifestantes) salen al "combate" armados con su respectivo equipamiento de escudos, cascos, petos de cartón piedra, máscaras antigás, pasamontañas, bombas molotov, armas de fuego y morteros (nada de manifestantes pacíficos y espontáneos). Toda una vergonzosa copia al carbón de sus colegas ucranianos. Hasta los símbolos de las cruzadas y revueltas europeas se las copiaron estos negligentes despatriados (hay manifestantes criollos que van disfrazados de Power Rangers, sabemos ya el "recóndito" nivel ideológico de los manifestantes-cosplayers).

Otro tema interesante es la falsa enemistad entre los grupos de choque neofascistas y los partidos de la extrema derecha. Por el contrario, hay una perfecta sincronización entre los "líderes" (principalmente diputados), que nunca aparecen directamente en los choques violentos (como prefieren Capriles y Guevara), más sin embargo, siempre estaban detrás, moviendo los hilos, siendo voceros y mediadores de los grupos violentos ante las autoridades.

Aquí se devela otra estrategia fundamental de la derecha, si los líderes políticos tradicionales no representan a nadie, quiénes pueden hacerlo. Pues, no es difícil imaginar que el video-panfleto sobre Ucrania se desvive en resaltar la participación de cuanta estrella de cine, rock, pop y otras comparsas afines aparecen en pantalla o en las redes sociales, totalmente conmovidos y solidarios, donando "insumos" para la batalla final. Pura novela. No podía faltar tampoco, en un país con fuertes e históricas divisiones religiosas, el uso de iglesias y sacerdotes para manipular a sus feligreses. Da hasta pena, que además de copiarse los escudos, se copiaron el uso mediático de las brigadas de médicos "espontáneos" (que deberían hacer trabajo voluntario en los cerros) como si fueran la mismísima Cruz Roja. Se copiaron también al violinista (solo les faltó la pianista). Hasta se copiaron criminalmente el uso de niños, como partícipes activos de la violencia. Una inmoral y mortal iconografía. Además, en el "campo de batalla" utilizaban banderas de otros países, como las de Francia, Canadá o la propia Comunidad Europea, como si sus columnas violentas estuvieran integradas por una legión extranjera.

El tema central e inicial de la protesta, que era la incorporación de Ucrania a la Unión Europea, degeneró en fuerte presión internacional. Acoso extranjero constante, con amenazas de sanciones y demás. Incluso, previamente en el año 2012, la Unión Europea sacó un comunicado denunciando un "marcado deterioro de la democracia y del imperio de la ley". Cualquier similitud con las amenazas y agresiones de Estados Unidos, Almagro y otros personajes de la fauna mundial no es en lo absoluto ninguna casualidad.

Del contexto político, se observa que los partidarios de la Euromaidán (ingreso a la Comunidad Europea) representaban un 37,8% de la población, mientras que los que apoyaban la asociación con Rusia alcanzaban el 38% (la mayoría). Sin embargo, los proeuropeos, mayoritariamente habitantes de las zonas urbanas (clase alta y clase media acomodada), forzaron la "salida" violenta, para imponer por la fuerza sus exigencias. Otra coincidencia con los malcriados sifrinos criollos. La lucha de clases siempre presente.

Una diferencia inocultable es que los Euromaidán por lo menos querían a su bandera. Los apátridas criollos voltean la bandera y la pintan de negro, emulando a sus propios líderes que se desviven por hacer turismo en la Casa Blanca rogando que los Marines arrasen con el país.

Venezuela no es Ucrania, aquí hay un pueblo en resistencia. Nosotros también aprendemos a defendernos y a contrarrestar las acciones violentas de la derecha fascista, estudiando sus manuales de golpes suaves y sus videopanfletos. Nuestro camino es la paz.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1654 veces.



Richard Canán

Sociólogo.

 @richardcanan

Visite el perfil de Richard Canán para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Richard Canán

Richard Canán

Más artículos de este autor