Quién sino el pobre Manuel quien en público se ha dado el lujo de esperarle PERAS al HORNO. Aunque muy bien sepamos que los señores de la guerra y el imperio son muy gringos, todavía me cuesta creer que lo sean tanto para esperar en los actuales momentos, cuando los precios del petróleo más los asfixia, algo serio con la candidatura de este señor. Han de verse sumamente desacreditados cuando necesitan sobreponer su caída reputación (por eso de las supuesta autoría de Bin Laden en el derribo de las Torres Gemelas, las inexistencia de las supuestas armas químicas y nucleares en Irak, la carnicería expansionista de sus protegidos sionistas en el Líbano y Palestina, y, entre otros, los nueve desafiantes petardazos de Corea del Norte aun con todas las pataletas de ellos ante la ONU fueron célebres) cuando requieren de un señor como Manuel para que haga lo que ellos no han podido en casi ocho años de intentos.
Con el último punto de sutura recientemente sacado al eterno Fidel, luego de su especulada operación y estado de salud, se abre una nueva etapa de frustración y desengaño para los que desde los más bajos sentimientos y actuaciones, juran que la humanidad está en peligro por el crecimiento de células terroristas en el mundo, mientras, obedeciendo a los más inconfesables intereses, continúan sembrando el horror en buena parte de los pueblos, casi desarmados, del mundo. El grado de desesperación en que han caído gracias a lo continuo de sus fracasos políticos y económicos alrededor del mundo, determina que para este 3D vendrán con todo. Este nuevo proceso electoral en Venezuela será el detonante último y preciso para intentar transformar la deslucida candidatura e imagen de Manuel en la reedición de los recurrentes fantasmas dictatoriales que tanto han atormentado a Latinoamérica. De sobra están convencido que los números no les alcanza ni para mantener ocupadas las manos, lo que les queda es luchar contra el tiempo tratando de medianamente hacer calar este personaje para lanzarlos hacia otras más audaces tareas, buscando un mínimo de aceptación y no repetir el ridículo foul cometido precisamente con Carmona el breve.
Realmente quisiéramos pensar que estamos lo suficientemente maduros para no incurrir en los viejos errores del pasado, y que el actual atrévete de Manuel no es la crónica para un preámbulo anunciado, la reedición de un nuevo Pinochet para que remedie al imperialismo lo que a través de la voluntad popular realmente no ha de podido, ni podrá. Nuestro Presidente, y líder máximo de nuestra revolución, ha sido claro UNIÓN, UNIÓN y más UNIÓN, y, sólo así, jamás volverán…
waldo.munizaga@corpomaracaibo.net