Molestos porque ofenden su “inteligencia”, presuntamente superior a la de quienes llamaron chaburros, y hoy maburros. Descalificados moralmente, derrotados electoralmente y amargados, hacen de las suyas aplicando las más bajas pasiones, justificándolas como “lucha por el retorno a la democracia…”. Apañados en la espuria Asamblea Nacional en desacato, la jefatura religiosa C E V, FEDECAMARAS, y gremios patronales similares, la dirigencia opositora prosigue la desestabilización nacional.
Su talento…, insufló hacia seguidores protestatarios la convicción fatal que dejó saldo en la guarimba terrorista, 121 fallecidos y 1.958 lesionados, entre ellos 829 funcionarios de seguridad del Estado, 73 heridos por armas de fuego. Descarada y cobardemente se niegan a responder ante la justicia, esgrimiendo argumentos dictatoriales demócrata-representativos, pese a admitir que fueron y son auspiciantes de los hechos que provocaron muertos y heridos.
Individuos que aplauden y no condenan la utilización de personas de distinta condición social incluidos menores de edad, nada dicen tampoco de 45 electrocutados, intentando sabotear equipos para dejar sin luz considerables sectores de la población, y echarle la culpa a Maduro. Van en la fase de incendios a instalaciones de Corpoelec en San Cristóbal, Táchira, en Falcón y en el Zulia, hasta el 7 de Noviembre 2017.
El nuevo argumento de estos dirigentes políticos clasistas y racistas, combina como en la electrólisis la liberación de electrones de odio por los aniones de la intolerancia, que les oxida la memoria de su conducta, desapareciendo de su presunta inteligencia la formación moral y cívica, que por lo visto han extraviado, desesperados de ver tan lejos cualquier retorno al poder político.