La depresión y desolación es total entre los confundidos seguidores de la derecha. La MUD ha hecho implosión, dejando el campo de batalla lleno de heridas, recriminaciones y rencores. No hay hueso sano en ese enfermo terminal. Los líderes han huido en desbandada haciendo tienda aparte con sus ambiciones. Los militantes y cuadros medios están sumidos en una parálisis total. Frustrados, estupefactos.
Los líderes que forzosamente aparecían agarrados de la mano en el pasado, se han dejado de hipocresías, develando el verdadero juego de poder de la cúpula tiránica conformada por Primero Justicia, Acción Democrática y Voluntad Popular. Secuestraron todas las decisiones, actuando de acuerdo a sus intereses y pactos con agentes extranjeros.
La cúpula de la MUD se abrogó todas las decisiones, excluyendo al resto de la fauna política. Desde la contundente derrota de las elecciones regionales no han parado de pelearse. No se dan cuenta que sus huestes les han pasado factura por sus mezquindades y torpezas.
Los errores saltan a la vista: mermaron su base electoral cuando se lanzaron al abismo de la violencia guarimbera, llevando a sus perturbados seguidores por la senda del terrorismo y el súmmum fascista de la degradación moral y ética, quemando vivos a otros seres humanos. Posterior a esto, salieron divididos a las elecciones regionales donde fueron fácilmente derrotados (lágrimas de cocodrilo suelta Henry Falcón por la traición de Voluntad Popular). Finalmente, aumentaron los desatinos, al negarse estos partidos de la cúpula de la MUD a participar en las elecciones municipales, argumentado que, aunque no confían en el CNE, ellos lo que quieren es presidenciales ya. Incoherentes, desubicados y deschavetados. Todas sus acciones van en modo suicidio. Están colmados de miopía y falta de olfato político.
Estas erráticas decisiones causaron que Primero Justicia perdiera la gobernación del Zulia. El sifrinaje malcriado y patotero, representado por los blancos de orilla como Guanipa, los hizo dilapidar una importante victoria electoral con la posibilidad concreta de dirigir la gobernación más importante del país. Con su tozudez, dejaron además el camino abierto para el sigiloso retorno, en plan rapiña y arrase, de Rosales y su partido Un Nuevo Tiempo.
Sin embargo, la locura tiene un límite. Entre el aparente amague de no participar en las elecciones municipales, renunciando a sus tarjetas, la derecha ha dejado colar (agazapados pues) a muchos de sus dirigentes como candidatos a las alcaldías, a través de pequeños partidos nacionales y regionales. Por eso veremos en el tarjetón electoral a varias docenas de candidatos “independientes” con sus corazoncitos blancos, amarillos y anaranjados. Para garantizar la puesta en escena, los dirigentes de la MUD pusieron a los “rebeldes” en modo autoexcluido para no quedar mal con las órdenes de no participar que recibieron del Departamento de Estado. Extrañas formas de actuar tienen los supuestos demócratas, a los cuales les disgusta que haya elecciones o que participen los demás sin su magnánima aprobación.
La campaña electoral avanza y los candidatos revolucionarios no encuentran a ningún candidato opositor de altura con quien debatir. Nuestra maquinaria vencedora está preparada para otra nueva victoria. La depresión en la derecha permite avizorar altos niveles de abstención entre sus antiguos votantes. Han perdido todo su capital político.
La fuga del vampiro
La película de terror se repite. Emulando al efímero dictador Carmona Estanga se ha fugado Antonio Ledezma de su arresto domiciliario, huyendo peluca en mano, disfrazado de vampiro rumbo a Colombia.
Más que sorpresa o indignación, su fuga ratifica la cobardía de la extrema derecha que carece de valentía para enfrentar con gallardía las consecuencias de sus acciones. En este caso, Ledezma fue copartícipe en la planificación y ejecución de los episodios de generación de violencia en la denominada “Salida”. La derecha quiere nuevamente lograr la impunidad, está acostumbrada a imponer sus privilegios de clase.
Este golpista y antiguo militante adeco es bien recordado por las acciones de limpieza y exterminio que sus sanguinarios grupos parapoliciales ejecutaban con total impunidad cuando fue gobernador de Caracas. Siempre se esmeró en la represión contra el sector estudiantil y los abuelos pensionados.
Su huida se corresponde perfectamente con realidad política y la crítica coyuntura por la que atraviesa la extrema derecha. Habiendo caído el yugo dictatorial de la cúpula de la MUD, ahora Ledezma y los demás pajaritos de la fauna política hacen públicas sus apetencias y aspiraciones. ¿Y qué quiere? Pues ser candidato presidencial. Muy a pesar del ínfimo y escasísimo apoyo popular que recibe en cada elección su franquicia-partido particular, Alianza Bravo Pueblo.
Todo se trata de figurar y hacerse presidenciable. Estos tristes personajes (imaginen el estado depresivo de Capriles, viendo a Ledezma ocupando las portadas de la prensa y las redes sociales), están más que cómodos con la envilecida tarea de mal poner al país en cuanta instancia internacional le den cuerda y pábilo. Ya sus seguidores están entusiasmados con la idea de que los infames jurisconsultos del club de té, es decir, los usurpadores del “TSJ en el exilio”, lo nombren (decreto de Carmona mediante, por favor) “presidente encargado”, para que pueda despachar cómodamente desde los jardines y grandes salones del Palacio de la Moncloa. Locuras de la extrema derecha, que ha perdido el contacto con la realidad.