Por esas cuestiones curiosas de la vida, el martes 23-E tuve que irme muy temprano a Barcelona a firmar, como jubilada de la universidad, un libro donde dejé constancia con mi firma y huella, que estoy viva llevando esta cruz.
Me desocupé muy rápido de esto y como tenía tiempo y ya había decido quedarme en Barcelona donde mi hermana, decidí visitar a un par de amigos en la gobernación. Llegue al edificio sede de la gobernación José Antonio Anzoátegui en horas de la tarde. No me percaté lo confieso, si aún tiene ese nombre, porque si una cosa han caracterizado a los adecos, es que sus héroes caen todos en el siglo XX y todos fueron adecos. Por eso, se acostumbraron a colocarles a las avenidas y edificios los nombres de Raúl Leoni, Rómulo Betancourt, Ruiz Pineda. Por razones obvias, no han usado el nombre de Gonzalo Barrios. Era un riesgo para el partido del pueblo. Nunca se le conoció oficio.
A uno de mis amigos lo botaron y el otro si estaba pero en una cosa que llaman sin comisión de servicios. Mientras conversaba con este amigo, veía que en la parte de abajo del edificio, patio central, colocaban sillas y al poco rato, oí que estaba en pleno desarrollo un foro o una charla. Interesada porque las voces de los expositores me resultan "familiares" bajé con mi amigo.
¡Oh! Sorpresas te da la vida. Por momento, me sentí como un Charles Robert Darwin, viendo maravillado el fruto de su tesonera Labor. Les juro que me vi como Darwin, observando en tiempo real a dos criaturas, que le mostraban un fiel y patético ejemplo de la adaptación de una especie con involución del contexto (político). Imagínese hoy a Darwin extasiado, viendo como dos garrapatas o dos abejas de las que llaman africanas, fueron capaces de superar la muerte del bipartidismo, el puntofijismo, la guanábana y están relucientes en la era de la pomalaca.
Fue un momento crítico para mí, porque a decir verdad, nunca compartí la tesis de aplicar la teoría de Darwin al campo de la sociología, pero ahí estaba yo frente a esa realidad absoluta e indiscutible que me obligaba a repetirme lo que exactamente dijo Sócrates: "Sé que no sé casi nada". En la sociedad, igual que en el reino animal, los más duros y mejores beneficiados se adaptan y son capaces de darnos "lecciones" y ofrecernos esperanza. Eso hace AD hoy, está vació y está viendo que seres llenos de mañas, aún pueden utilizarse, después del diluvio en momentos de la IV.
No podía creerlo, pero tenía ante mí y a muy pocos metros, a Pedro María Tábata Guzmán, que no fue reconocido como miembro de la llamada generación del 28, porque no calzaba puntos para ello, pero que nació en ese año (1928). Vi en un hojita que rodaba entre el público, que su cédula de identidad era de seis dígitos (213.710) y estaba (con mañas y todo) dándole lecciones y orientaciones al público asistente.
No es que una persona de esa edad no tenga nada que decir u orientar. No es eso, es que el personaje estuvo embarrado todo el siglo XX de mañas. Ahora si entiendo, esto de la crisis de liderazgo en la MUD.
El otro expositor u orientador era un poco menor que Pedro María Tábata Guzmán. Era el ex gobernador Ovidio González (1931), un poco sinvergüenzón, porque desde hace un largo rato, anda de manitos con los que le dieron un golpe (AD y COPEI), cuando fue gobernador del estado Anzoátegui por supuestos casos de corrupción. Definitivamente, Dios hace el trabajo y ellos se juntan.
Pienso, que es una falta de respeto al futuro, que AD u otro partido político no tenga algo nuevo que ofrecerle a la gente. Dos mañosos, sin más nada que mostrar, más que sus mañas.
En Anzoátegui y supongo que en todo el país, AD está huérfana de sangre nueva y la vieja que tiene, lamentablemente tiene la sangre en muy mal estado.
