En su artículo de opinión del Viernes 13 de Octubre, en el Últimas Noticias, William Ojeda comete un error de lo más grave. Dejando de lado su peculiar ortografía ("embeleza" en lugar de "embelesa", "caradurísmo" por "caradurismo" y "bebes" en lugar de "bebés"... ya saben, si bebes no escribas), el error en el que cae es poco menos que lamentable. Después de un manual de cursilería a modo de introducción, hablando de fraternidad y paz en un tono no apto para diabéticos (para que después digan del mensaje de amor del presidente Chávez) comienza a tratar el tema de la bomba atómica que, según él, detonó hace pocos días Corea... ¡Corea del Sur! ¿¿Corea... del Sur?? ¡Todos los medios del mundo hablando de la otra Corea, la norteña, día y noche, y William sin enterarse! Tal cretinismo topográfico (que repite dos veces en el artículo) no tiene excusa en alguien que promete una nueva y 'responsable' política exterior... Mal empezamos si esta gente no se "atreve" a mirar un mapa antes de sentarse a escribir sobre cuestiones internacionales. Como sabe toda persona que lea algo más que la caja de cereales al levantarse, la protagonista de las noticias internacionales de esta semana fue Corea, sí, pero Corea del Norte. Así, la propuesta del eventual gobierno Rosalino en exteriores sería sancionar, bloquear y si fuera posible, atacar a Corea del Sur. ¡Brillante! ¡Qué importa -diría William- si esos chinos (o coreanos, que ya no sé lo que digo) son todos iguales! Con un gobierno así de "atrevido", el canciller venezolano a duras penas podría situar Miami en un mapa, y sólo con la ayuda de una chuleta.
No obstante, creo que puedo entender el error de William. En una persona
de su profundo pensamiento político, nada simplista, probablemente pensó lo siguiente: "De las dos Coreas... ¿cuál será la mala? Ah, obvio, no sé cómo pude dudar: la del sur, la del sur... el norte siempre es el bueno".
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