Con mucha pena y vergüenza ajena, escuchamos el fútil e iluso fervor de la extrema derecha, vanagloriándose de que su líder mantuana, la protocónsul María Corina, había recibido su sexagésimo noveno premio de la semana, gracias a sus "causas de paz" basadas en la ejecución de acciones violentas como el golpismo, el terrorismo, el bloqueo económico y la intervención militar. Absolutamente todos sus afanosos planes buscan invariablemente la aniquilación física y política del pueblo Chavista, con la única finalidad de asaltar el poder con la total complacencia del Tío Sam. Que memoria tan corta y selectiva la de esta derecha apátrida, que pretende transfigurar a su odiosa promotora de la violencia, en blanca y cándida paloma.
No nos sorprendió ver que su último "reconocimiento" internacional venía adosado al nombre de una supuesta corporación promotora de la democracia (supuestamente sin fines de lucro, pañuelo en la nariz) denominada esta vez Internacional Liberal. Con ese nombre rápidamente recordamos a los promotores de las doctrinas del egoísmo, el individualismo y la voracidad capitalista depredadora, defensora del libre comercio. La mejor tarjeta de presentación de esta corporación está en sus propias concepciones fundamentales. Así, se sumergen bajo las turbias aguas del Liberalismo, "Los liberales se comprometen a construir y salvaguardar sociedades libres, justas y abiertas… El liberalismo tiene como objetivo dispersar el poder… La libertad de ser creativo e innovador solo puede ser sostenida por una economía de mercado". También hacen especial énfasis en su defensa del Libre Comercio, manifestando que "Los liberales creen que la pobreza de grandes partes del mundo se puede aliviar con la libertad de viajar y comerciar". Indudablemente que no señalan por ningún lado, que los pobres y excluidos del mundo no tienen en lo absoluto oportunidades bajo el yugo del capitalismo salvaje, creador de sus males. Todos son explotados bajo el poder monopólico de las grandes corporaciones.
Nada más observando los partners (organizaciones cooperantes) que conforman esta organización, es que entendemos la magnitud de la trastada que representa el premio. Solamente ver que entre sus orgullosos socios están grupos neoliberales del Continente como el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) de Paraguay; el Partido Liberal de Chile (PLC); o la Unión Por La Libertad de Argentina.
Pero el que más destaca entre sus socios planetarios es el Instituto Nacional Demócrata (NDI), con sede en el mismísimo Washington DC, entre cuyos "loables" logros están el haber "apoyado las instituciones y prácticas democráticas en todas las regiones del mundo durante más de tres décadas". Pues esta "desinteresada" organización, socia de la Internacional Liberal, agradece infinitamente la colaboración a todos sus generosos patrocinantes, principalmente a las temibles National Endowment for Democracy (NED) y a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Casi nada. También destacan los recursos que aportan transnacionales como la Coca-Cola, Visa o la petrolera Chevron Corporation. La figura más emblemática de este instituto es la ex Secretaria de Estado Madeleine Albright. La misma que le increpó al general Colin Powell: "¿Cuál es el motivo de que guardes a este excelente ejército, Colin, si no podemos usarlo?". Tremenda defensora de las libertades, la paz y los derechos humanos. Zape gato.
Por eso es que una organización de esta característica se empeña en reconocer a una de sus iguales, a una de sus pares, que pretende imponer la lógica de dominación neoliberal sin importar para ello el uso de la fuerza militar, la dominación o el exterminio del adversario. La organización Internacional Liberal, se reconoce abiertamente como un Think Tank, es decir, un constructor de matrices de opinión que permitan promover-imponer sus ideas y sus fines. Y este "codiciado" premio a la libertad, según lo manifiestan, es "para ser otorgado a una conocida personalidad de convicción liberal que ha realizado esfuerzos sobresalientes en defensa de la libertad y los derechos humanos". En nada se parece este premio de chapita a María Corina, ferviente promotora del odio y la división, incluso entre las propias filas opositoras.
El desespero de la derecha por obtener figuración mediática donde sea y al precio que sea, los lleva a estos oscuros e inocuos parajes, donde gente como María Corina podrá ponerse afanosa miles de medallas de chapitas en el pecho, pero no podrá conseguir allí ni un solo voto. Primero, por su incapacidad para superar la zancadilla y los ataques de sus propios pares en la derecha; pero luego, porque no tiene en lo absoluto fuerza para derrotar en buena lid, por la vía del voto, a las fuerzas revolucionarias.
María Corina seguirá llenando sus estantes de inocuos laureles (solo parrilla para las redes sociales). Pero nada detendrá a esta mantuana que está totalmente obsesionada con ser presidente, aún a costa de golpes de Estado, magnicidios e invasiones militares junto a sus aliados yanquis. Está totalmente disociada y divorciada de la realidad.
En su horizonte solo se ven malos augurios: crecerán sus angustias y amarguras cuando siga pasando el tiempo y no cuajen ninguno de sus planes para asaltar el poder. Otra vez vestida de novia, se quedará embarcada a las puertas del altar, de Miraflores pues.