Realmente es lamentable el triste papel que está haciendo la iglesia Católica. A través de la historia ha sido una institución que se ha ubicado del lado del poder, lo cuál no tiene nada de extraño, porque ella en si misma siempre ha sido un poder, no olvidemos por ejemplo, que la iglesia bendecía a los reyes, que supuestamente eran elegidos por ese Dios infinitamente bueno y misericorde, para someter a sus pueblos en muchos casos. Hoy en día algunos de los reyezuelos que hoy existen en el mundo fueron escogidos por ese Dios, según ellos; por cierto, todo lo que existe e Inglaterra es propiedad de la Reina inclusive sus súbditos, es decir, esa señora puede disponer de la vida de cualquiera de ellos si ella así lo quisiera.
Hoy, hay que resaltar el hecho de que los mismos apóstoles que tuvieron el extraordinario privilegio de conocer a Jesús en persona, parece que no entendieron el mensaje del Maestro porque cuándo una vez él, haber abandonado este plano, estos señores cada uno agarró por su lado e interpretó sus enseñanzas como le dio la gana. Han existido y existen personajes tan nefastos dentro de la Iglesia que uno se pregunta como es posible, que esta institución no haya desaparecido antes. En la actualidad en nuestra iglesia venezolana, en los últimos tiempos han, no aparecido, porque siempre han estado, lo que han hecho es mostrar realmente lo que son: “Comerciantes de la Fe” y manipuladores, aunque siempre hay que hacer la salvedad de que existen siempre las honrosas excepciones, que lamentablemente y raramente han ocupado puestos de importantes dentro de sus cuadros dirigentes, que por cierto esos pocos han enfrentado intrigas, resistencias y envidias.
Dentro de la iglesia católica venezolana, este mal llamado Cardenal y Príncipe de La Iglesia, Rosalio Castillo Lara es un ejemplo patético, de lo que son los verdaderos intereses de esa iglesia devaluada, un hombre capaz de sembrar el odio entre los venezolanos, de incitar a la violencia, de desconocer todos los principios y las enseñanzas de aquel humilde maestro de Nazareth, que es cierto que vive como un príncipe y no solamente él, dentro de la Conferencia Episcopal Venezolana, la mayoría de la jerarquía, ha asumido la misma posición, unos más otros menos, pero que a la larga son lo mismo. Ellos hablan lo que les da la gana de Cuba, de paso, sin derecho moral; hablan del “Castro comunismo”. Hablan de que el gobierno revolucionario venezolano, les está lavando el cerebro a los niños en las escuelas Bolivarianas, que los está ideologizando y ¿Que es lo que hacen ellos en sus escuelas católicas?, porque vamos a estar claros, mientras en nuestras escuelas se les está inculcando a nuestros niños principios de solidaridad (verdaderos principios cristianos) y amor a la patria, en las escuelas católicas se les está enseñando a odiar al Presidente Chávez y a sus partidarios.
Por otro lado, ese odio que tanto propugna contra el comunismo, si a ver vamos en todo caso la iglesia católica ha hecho más daño que el comunismo, si es que el comunismo ha hecho algún daño, solamente con revisar la historia, cualquiera lo puede constatar incluso el comunismo, siempre ha sido víctima de persecución por parte de la iglesia. La iglesia venezolana en la actualidad tiene un enorme compromiso con el pueblo venezolano, pero lo primero que debe hacer es un gigantesco examen de conciencia y un descomunal acto de contrición y no es precisamente rezar tres padrenuestros y dos ave Marías, porque sus intereses tienen que ser los intereses de los pobres y no el de los poderosos, porque sino, deben dedicarse a adoctrinar a sus feligreses con las enseñanzas de Caifás.