El Caso Guaidó: de vendepatrias y usurpadores

Finaliza su primera jornada de trabajo como novel presidente de la inocua Asamblea Nacional en desacato, y al novedoso Juan Guaidó no se le ocurre otra que agradecer efusivamente a sus patronos por la oportunidad brindada. Sí, en sus redes sociales escribió orgulloso y con el pecho erguido "Gracias al Departamento de Estado (del imperio norteamericano) por brindarnos su apoyo y demostrar su solidaridad el día de hoy". Arranca besando la mano y pidiendo la bendición al tenebroso padrino. Muy mal.

Es bien elocuente la efusiva muestra de gratitud. De seguro cuando le escribían el mensaje (con apuntador y todo), le brotaron lágrimas de profundo sentimiento, agradeciendo a sus benefactores la oportunidad de liderizar la "ofensiva final", el golpe certero en contra de instituciones democráticas, cuyas autoridades fueron electas por el voto popular.

A lo interno de la oposición, el negociado fue fuerte, a cuchillo limpio, una rebatiña con mucha resistencia para repartirse la nueva directiva de la Asamblea Nacional en desacato. Principalmente porque Guaidó representa los exclusivos intereses del partido neofascista de extrema derecha Voluntad Popular. El mismo que liderizó en el pasado reciente las Salidas violentas, las guarimbas y demás intentos por romper el hilo democrático y la paz del país.

Así que Guaidó no perdió el tiempo en hacer pública su descarada agenda golpista para el período de sesiones 2019. Solo le faltó salir vestido con una banda presidencial. Sin inmutarse, soltó que dirigirá todas las acciones necesarias para conformar un "Consejo de Transición" cuyo objetivo principal es el "desconocimiento" del presidente Nicolás Maduro, declarando la "usurpación del cargo de la Presidencia de la República". Nada dijo Guaidó de que el presidente fue elegido en elección popular el 20 de mayo del 2018 con más del 67% de los votos.

Nadie votó por Guaidó, ni por sus colegas golpistas que cohabitan en la Asamblea Nacional en desacato para que asumieran como "único Poder legítimo", desconociendo de facto al resto de los poderes de Venezuela. Está claro que los únicos usurpadores son sus socios golpistas y vendepatrias.

Todo el febril y disparatado discurso de Guaidó recordó inmediatamente las falsas promesas del prócer adeco Ramos Allup, cuando prometió airadamente, al asumir la presidencia de la Asamblea Nacional el 5 de enero del año 2016, que arrasaría en 6 meses con el Gobierno Bolivariano, aplicando una agenda infalible de destitución del presidente por 5 vías simultáneas diferentes. El resultado histórico fue el fracaso. Igual como fracasará nuevamente el imberbe Guaidó.

Sin embargo, destaca en las engañosas promesas de Guaidó que el "Consejo de Transición" autorizará "la interlocución directa con países que han comunicado su intención de apoyar". Mintiendo descaradamente, ya que son estos inescrupulosos países los que han generado los "bloqueos impuestos" que impiden al país el normal acceso al sistema financiero y al comercio mundial para la compra de alimentos, medicamentos y otros bienes de capital.

Aquí hay un evidente alineamiento de Guaidó y compañía con las fuerzas conservadoras continentales, principalmente la extrema derecha que gravita alrededor del oscuro Grupo de Lima, y en cuyo último triste comunicado desconocen conveniente y descaradamente las elecciones populares del 20 de mayo del año 2018. Cabe destacar que con este mismo sistema electoral fueron elegidos los diputados en ejercicio de la Asamblea Nacional en desacato. Que conveniente contradicción.

En todo caso, el Grupo de Lima y sus patronos en el Departamento de Estado dan carta blanca a los desvaríos de la derecha al exigir, por encima de lo aprobado por el pueblo venezolano en las urnas, que el presidente "transfiera, en forma provisional, el poder ejecutivo hasta que se realicen nuevas elecciones presidenciales democráticas". Estamos frente a un nuevo modo de tutelaje, donde por medio de la coacción y el chantaje se pretende subyugar el poder popular, la soberanía del voto, a los gustos e intereses de facciones y grupos de poder. Esto es un atentado directo en contra de nuestras instituciones democráticas y de nuestra Constitución Bolivariana.

Para rematar, al someterse Guaidó y compañía a las exigencias del mafioso Grupo de Lima, entregan la soberanía de la patria al desistir a nuestros justos reclamos sobre el Esequibo, parte integrante del territorio nacional. ¿Quiénes son estos mercenarios para vender la patria al mejor postor? Son unos apátridas, inmorales y sinvergüenzas.

El intervencionismo y la injerencia que pretenden imponer los hampones del Grupo de Lima representa una clara amenaza sobre nuestra soberanía y la integridad de la patria. Es la pérdida de nuestra independencia. Es claro que las logias conservadoras ya cuentan con sus agentes internos (Guaidó y compañía), colaboracionistas apátridas, para llevar adelante y justificar todas las acciones violentas que les permitan romper el hilo constitucional, mediante el incremento del bloqueo y la intervención militar.

Todos estos intentos golpistas chocarán con la férrea determinación de nuestro pueblo. Hombres y mujeres aguerridos y valerosos, que se han enfrentado con decisión a todas las dificultades y obstáculos que se nos han presentado. Somos un pueblo curtido en valores democráticos, que estamos prestos a defender nuestra soberanía e independencia.

Este 10 de enero asumirá la presidencia Nicolás Maduro, elegido con los votos del pueblo venezolano. No impuesto por la burguesía o el Departamento de Estado como lo sueñan Guaidó y compañía. Nuevamente fracasarán en su agenda golpista.

¡¡¡Con la fuerza del pueblo, nuevamente Venceremos!!!



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Richard Canán

Sociólogo.

 @richardcanan

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