Si la oposición pierde debe reconocer su derrota

La oposición se ha acostumbrado a mentir una y otra vez, pero cuando son desmentidos y enfrentados a la verdad, entonces evaden la realidad y cambian el tema como si nada hubiese pasado. Todos recuerdan cuando lloraron gritando fraude en el referendo, pero ninguna denuncia formal fue presentada y mucho menos una prueba, en lugar de ello unos argumentos absurdos del ex gobernador Rojas Suárez, quién al denunciar fraude demostró su ignorancia sobre las matemáticas. Triste papel repitieron los medios, particularmente el Correo del Caroní en Bolívar, el cual continúa publicando falsas encuestas cuyo rigor científico deja mal parados a quienes dicen representar la Universidad de Oriente (UDO). Hace varios días titularon en primera que Manuel Rosales contaba con más del 40% en la intención de votos, mientras que el presidente Chávez apenas pasaba el 30%. Dicha encuesta será desmentida el 3D y solo entonces valdrá la pena preguntarles a esos encuestadores por qué mintieron, y por supuesto esperar cuando menos que el periódico rectifique su información. ¿Información?, difícil informar en tiempo electoral. Globovisión, por ejemplo denuncia el abuso de los medios del estado por parte del presidente, pero descaradamente presenta “honorables venezolanos”, viejitas en sillas de ruedas, ancianos, en la marcha de Rosales, mientras que en la marcha roja presenta los autobuses y a los simpatizantes del presidente los acompaña el comentario de presionados, comprados, intimidados, una particular manera de informar. La denuncia de autobuses en las marchas, la supuesta presión a funcionarios públicos, la compra de votos chavistas, se desmiente con votos.

Precisamente allí radica el problema, la oposición se ha negado en los últimos 8 años en reconocer sus derrotas, una más aplastante que la otra. Y curiosamente distorsionan de tal manera la realidad que terminan utilizando los mismos argumentos del sector oficialista para acusarle de lo que ellos hacen. La obstinada negación de la realidad es lo que genera suspicacia en el oficialismo de que estén tramando un plan violento, y no es simple paranoia, simplemente lo hicieron con el golpe de abril del año 2002, cuyos líderes siguen prófugos de la justicia, lo hicieron de nuevo con las muertes de la Plaza Altamira y los hicieron de nuevo con el sabotaje petrolero. Lo grave es la actitud asumida el día después, cuando el derrotado debería reconocer al victorioso, sin miedo, sin frustración, en paz. Y trabajar por convencer a la mayoría de una propuesta diferente.

El librito de la política norteamericana es negar la realidad hasta la muerte, aunque mientas mil veces, aunque te contradigas cada sílaba. No puede aceptarse la duda públicamente. Es por ello que los columnistas de la oposición aseguran hablar con supuestos chavistas que ratifican su percepción, el viejo truco de “me dijeron”. Todo eso es válido, medianamente inteligente, pero lo verdaderamente digno es que el 4D el vencido reconozca al vencedor, y si no sucede así, el vencido no tendrá moral para el debate público. Amigo lector, vote por quien le de la gana, pero si su candidato pierde tome distancia de quien lo incite a desconocer la derrota y si su candidato gana, pues disfrute su victoria con un dulce de lechoza.

davidjavier18@hotmail.com


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David Javier Medina


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