"Digo con Pompeo: Maduro tiene los días contados"

Entrevista imaginaria a Juan Guaidó

Me costó mucho llegar a Bogotá. Tuve la suerte de llegar al Puente Simón Bolívar, minutos antes de que el presidente Nicolás Maduro ordenara el cierre total de fronteras. En tierra cucuteña, pude averiguar dónde se encontraba Juan Guaido, y me dijeron que hacía pocas horas había salido para la capital colombiana acompañado de Iván Duque, luego del fracaso de su sentencia: "El 23,¡sí o sí!... Tomé el primer vuelo que pude para Bogotá. Cuando arribe a la capital, lo primero que hice fue informarme en que hotel habían hospedado al nuevo líder de la oposición venezolana… Me dieron diferentes versiones sobre en dónde podía estar el hombre que no miente nunca. Por fin, pude lograr mi cometido. Entré al viejo Tequendama, hoy remodelado, y no pude evitar que mi memoria rememorara aquellos días de mi luna de miel, cuando estudiaba en la UCV. Pregunté en la recepción, y me dijeron que allí no se encontraba ningún Guaidó. Pero la cantidad de periodistas que hacían acta de presencia en el amplio lobby del hotel, me hizo creer "qué allí había gato encerrado". Y quien estaba encerrado era el personaje que venía persiguiendo desde Cúcuta.

Tres horas después, vi salir el hombre, totalmente cambiado, bien vestido con un terno a la moda, junto a policías y asistentes. Los periodistas corrieron hacia el huésped del presidente de Colombia. Me abría paso, como pude, y de pronto me encontré al lado del hombre. Casi le meto el micrófono por la boca, para robarle el afán de mis colegas de la prensa. "Presidente Guiadó (por razones obvias tuve que llamarlo de esa manera). Mire término de llegar de México. Soy venezolano, pero trabajo para un medio mexicano. Requiero sólo de veinte mutuos de su importante y valioso tiempo, con eso me basta. Guaidó buscó con su mirada a su hombre de relaciones públicas y medios… Le cuchicheo algo al oído, y, de seguida, me condujeron a un apartado del amplió y acogedor lobby, y esperé unos minutos. Era lo convenido. Al poco rato, después que hablo a los periodistas nacionales e internacionales, cumplió conmigo. Me dijo: "al grano porque esta noche tengo una cena con el presidente Duque".

—Diputado, Guaidó… (Me atajó).

—Comenzamos mal, periodista. Soy el presidente de la República de Venezuela. Usted no ve que tengo edecanes colombianos y venezolanos. Usted no vio el recibiendo, que me hicieron a mi llegada, al el aeropuertos, con alfombra roja, y como jefe de Estado que soy, por mandato del señor Donald Trump, a quien jamás le podré pagar lo que ha hecho por mí.

Le acoté, de inmediato.

—El señor Trump, de usted llegar al poder, es decir, si por causa de un misterio de la vida, llegará a sustituir al presidente legítimo de la Republica Bolivariana de Venezuela, ya cuenta con su anuncia, según se comenta a vos populi, para disponer (Mucha gente piensa que es un robo descaarado) del 50 por ciento de las riquezas naturales, de su país, especialmente el petróleo y el oro.

—Le corrijo, periodista, no se trata de un robo, como usted, malintencionadamente, dice. Se trata de un regalo que haré a mí a mi gran amigo Donald. Pero habrá regalo también para mi amigo el presidente Duque, y para el señor Bolsonaro, a quien visitaré muy pronto.

—Presidente, estando usted, aun en Cúcuta, un diputado y un primo de este, los encontraron drogados, con algo parecido a la conocida murrundanga, en un motel y los "despejellejaron", los robaron, pues, dos mujeres prostitutas, y salieron, como si nada del establecimiento, y ellos quedaron tendidos en una cama, hasta que los empleados del motel los encontraron. Uno de ellos murió, el primo, mientras el diputado de Voluntad Popular está grave en un hospital… ¿Qué opinión le merece este hecho?

—Mira, yo no me meto en esas cosas. Tal vez mi colega de Voluntad Popular y su primo estaban celebrando, por adelantado, nuestra victoria, es decir, el logro de pasar la ayuda humanitaria a Venezuela, y ellos decidieron parrandear. Pero, al fin, esa fue una decisión de él. Y las decisiones que tomemos, en un momento dado, tienen sus consecuencias.

—¿Qué opina usted de las últimas declaraciones de Mike Pompeo, donde tajantemente afirma que a Nicolás Maduro le quedan sus contados. Yo digo, como mi amigo, Mike, que al dictador Nicolás Maduro le quedan sus contados. Coincido con él, como coincidiré con todo lo que diga mi pana Trump, Mike Pence, Elliot Abraham, y todos mis amigos de la Casa Blanca. Por cierto, periodista, le doy una premisa para su periódico: pronto seré recibido en la Casa Blanca con los debidos honores a un jefe de Estado, para reunirme, e intercambiar opiniones con Trump, sobre varios tópicos: por ejemplo, además de Venezuela, hablaremos sobre Corea del Norte, sobre la Federación Rusa, de Putin, sobre Irán y sus pretensiones de continuar con su fabricación de armas nucleares. En fin, le pasaremos revistas a todos los acontecimientos mundiales…

—Señor presidente, no quiero dejar pasar esta oportunidad, para consultarle sobre lo que dijo el presidente Maduro, en una concentración: ese señor autoproclamado no es más que un títere, un fantoche, un mandadero, un"sigui" y comodín del gobierno de Donald Trump y su pandilla de criminales y ladrones"… Su opinión, por favor.

—No voy a opinar sobre un dictador que tiene los días contados. Si tiene algo más racional, por favor…

—Señor presidente, como cree usted que quedó su gente, allá en Venezuela, después que les dejo el pelero, y se vino a unirse a la legión de opositores al gobierno de Maduro, cuya base de operaciones está en Bogotá, tales como el señor Pedro Carmona y la inefable ex Fiscal, Luisa Ortega Díaz, quien, por cierto, también dejó el pelero, junto a sus esposo, por los caminos verdes, para instalarse en Bogotá.

—Mire, periodista, yo también abandoné el país por los caminos verdes, gracias a la cooperación de los militares venezolanos. Ellos me apoyaron y todo fue facilito. Usted me pregunta que cómo deje a mi gente… Pues, le diré, la dejé en la calle, peleando y dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias contra el régimen dictatorial de Nicolás Maduro. Vendrán días duros, pero saldremos hacia delante, el poder no está muy lejos. Y respecto a Carmona y a Luisa Ortega, ya habrá tiempo de entendernos. No hay apuros.

—Puede hablarme sobre el cómo manejara el petróleo.

—Nada puedo decirle al respeto. Eso es historia patria. Está repartido y serán ellos (los nuevos dueños) quienes harán con el petróleo y el oro lo que les de la gana.

—Señor, usted como autoproclamado presidente interino o encargado, tenía la obligación, según la Constitución vigente, llamar a elecciones presidencial en 30 días, pero la fecha pasó, y no hizo nada. El presidente Maduro lo ha retado a que convoque a las elecciones… ¿Acaso tiene miedo de que el chavismo le de un revolcón?

—Mire sobre eso y otras, cosas, yo, espero instrucciones desde la Casa Blanca y punto. Me importa un comino lo que piense y diga el dictador…

—Presidente, como usted está apurado porque debe asistir a una cena que le prepara el presidente Iván Duque, quiero aprovechar para hacerle las últimas preguntas: ¿Qué piensa de Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente y con quien usted tuvo una reunión, que al principio negó, pero que después aceptó dentro de un marco de ambigüedad?

—Usted me pregunta sobre lo que pienso de Diosdado Cabello. Le diré, claro y raspado, es un tipo con quien se puede hablar. Tal vez el único chavista serio y de palabra. Por algo Leopoldo López, mi compañero de partido, se le entregó en su casa para que lo llevara a un lugar seguro, pues, según dijeron, inclusive en su seno familiar, temía por su vida, a manos de gente del radicalismo… Pero, al margen de esa anécdota, Diosdado es un vergatario, lo reconozco. Lo veo todos los días, agregando aquí y allá a su gente. Sudando como un loco y defendiendo lo cree. Eso lo respeto. Pero no deja de ser parte de la camarilla que gobierna, bajo una dictadura feroz. Y, de paso, le digo periodista, Diosdado es el hombre más odiado en Venezuela y por el gobierno de Trump. Donald y su equipo le tienen la vista puesta… ¡Hay, Dios mío, se lo agarran!

—Tampoco, quiero dejar por fuera, señor presidente, pedirle su opinión sobre una eventual invasión a su país. Han dicho, por diversos medios, que usted pide que los Marines vengan a salvarlos de Maduro y su chavistas. Inclusive, creo que el artículo 29 del Estatuto de Transición aprobado por la Asamblea Nacional, presidida por usted, deja sentado que se puede autorizar la invasión, si fuera necesario. ¿Usted, como venezolano, aprueba que soldados gringos mancillen el suelo patrio donde nacieron sus antepasados, y donde nació usted y sus hijos?

—Amigo, periodista, la suelte está echada. No hay vuelta atrás, con o sin invasión, Maduro, como dice mi amigo Pompeo, tiene los días contados. Lo demás lo considero como una inversión. Me explico: habrán muertes, habrán destrucciones, pero todo en nombre de la libertad. Es la inversión que aportara el pueblo por su libertad. Lo demás no importa. Sangre, muerte, heridos, destrucción, etcétera, es el precio que tenemos que pagar. Yo veré todo eso desde fuera, a salvo con mis hijos y mi familia. No puede ser menos. Yo he sido el único presidente de la AN que jugo el rol que convenía al pais.. Quienes me precedieron, en ese rol, fueron unos viejos cansados y si coraje. Me jugué el pellejo, y aquí estoy. Ahora a disfrutar y a darme la gran vida con los verdes que me dará amigo Trump.

—¿Fracasó en su afán de introducir a Venezuela, su tan sonada ayuda humanitaria? ¿Qué va a hacer ahora? ¿Qué otra fecha tiene en mente?

—No he fracasado. Volveré con más ímpetu. Anótelo. La fecha la aligeran mis asesores de la Casa Blanca.

—¿Formará un gobierno en exilio?

—No puedo soltar prenda, pero me voy a reunir con el grupo de Lima, y luego con mi equipo asesor de la "Waithe House", como que lo dije mal, pero usted me entiende… Son ellos, al final, quienes deciden que voy a ser. Ellos manejan mi agenda.

—Por cierto, le quedó algo de lo recaudado en el concierto, donde artistas, calificados por muchos, como mercenarios, estuvieron presentes haciendo el juego al imperio, en contra de un país que no le ha hecho mal a nadie. Ni siquiera a usted, que pudo haber sido encarcelado, según aplicaciones de las leyes venezolanas, por falta graves, fue tocado por las autoridades del Estado… ¡ Que suerte, la suya!

—Yo no sé nada del concierto y de la recaudación. Eso es cosa del multimillonario, Branson, de quien estoy altamente agradecido por haber hecho posible este concierto por la liberación de Venezuela. Respecto a lo que usted considera como artistas mercenarios, me parece una ligereza de su parte, y una desconsideración a personas como Miguel Bosé, José Luis Rodríguez, Carlos Vive, Juanes, Paulina Rubio, entre otros. Ese calificativo de mercenarios, podrían aplicársele a quienes estuvieron en la tarima oficialista, ¿no le parece a usted?

—Señor Guaidó, ¿usted y su equipo está dispuesto a llamar al señor Henry Ramos Allup, para que se suma a su séquito y le ayude, gracias a su vasta experiencia?

—Creo que ese señor, ex presidente de la AN, también como Claudio Fermín, y Eduardo Fernández, entre otros, ya cumplieron su labor como política en Venezuela. Les sale chinchorros, y ver los toros desde la barrera. Nada más.

—Ya hemos terminado, señor presidente, sólo me falta precisar que va a hacer usted, ahora desde fuera de Venezuela, en pro de tumbar al señor Nicolás Maduro, quien, a la luz de todo el mundo, salió, una vez más victorioso, en una emboscada más, esta vez preparada, monitoreada y planificada por el señor Trump y su banda de criminales, como ha sido calificada por el chavismo, con Maduro y Diosdado a la cabeza.

—Espere, espere… Tenga paciencia. Lo que haré en los próximos días serán lo que me instruya mi amigo Trump, y sus colaboradores, incluyendo a mi gran amigo, Senador Marcos Rubio. Un hombre de una gran visión, que actúa equilibradamente y está al servicio de mi gesta patriótica. Me reuniré con personajes que dominan el mundo. Viajare de un lado para otro. Y, estoy seguro, que la sentencia de mi amigo Mike Pompeo se cumplirá. No tengo la menor duda. "Maduro tiene los días contados".

—Gracias, señor Guaidó.

—Gracias, a usted, periodista. Espero que su entrevista sea publicada íntegramente, sin tachas, ni palabras que yo no haya dicho. Lo que dije lo sostengo. Soy un hombre de una sola palabra. Me copie de Diosdado.

Así termino la entrevista imaginaria que le hice a Juan Guardó, em Bogotá, quien dicho sea de paso, se acerca al día en que no seár diputado, ni presidente de la Asamblea Nacional… Y me voy con LEALES, SIEMPRE, TRAIDORES NUNCA.


 



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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