Vamos a comenzar este pequeño análisis de la siguiente manera: existe en nuestro país alrededor de 16500000 personas inscritas en el CNE. Sin embargo a través de toda nuestra historia “democrática” como votantes, encontramos una abstención que ronda el 40%. Es decir que en estas elecciones si seguimos esa directriz estaremos en el orden de los seis millones de personas que no sufragarían, lo cual nos indica que la cantidad de votantes estaría oscilando entre los diez y once millones. Ahora bien, Chávez sacó en el revocatorio seis millones de votos y la oposición cuatro millones. Esta cantidad podríamos decir que son los votos duros de Chávez, pero no los de Rosales. Primero por que la oposición no ha hecho nada, absolutamente nada como para aumentar su caudal de votos y tampoco ha hecho nada para mantenerlos, lo cual nos dice que Rosales tiene un techo que es de cuatro millones de votos. Pero este techo, por lastimoso que sea, dependerá de lo bueno o lo malo que Chávez haya hecho durante su gobierno, ya que la oposición no cuenta para sumar ni para ¿restar? votos. La oposición sólo depende de Chávez, (EN TODOS LOS SENTIDOS) pero ellos saben que los seis millones de votos que nuestro candidato obtuvo en el revocatorio son votos duros. Entonces no le queda más que depender de los abstencionistas. Pero ¿qué es un abstencionista?. Pues simplemente una persona que nunca ha votado o aquel que siendo la primera vez no piensa votar. Pero un abstencionista no es un producto chavista, ha sido una persona que fue conducida al desinterés hacia el voto, por aquellos que representan a Rosales. Es una persona que se opone en forma rotunda y determinante a votar por lo que considera, bien sea: mezquino, mentiroso, oprobioso, corrupto o en el mejor de los casos algo que nunca lo miró como un ser humano, que lo arrinconó y maltrató física y moralmente y sólo lo reacordaba cada cinco años para usarlo. ¿Qué ha hecho Rosales para incorporar a estas personas a la oposición? (…) . Si éstas personas lograran votar, podemos estar completamente seguros que no lo harían por lo que ellos siempre, desde que tienen “uso de voto” han detestado.
Ahora, ¿qué ha hecho la Revolución para estimular el interés de estas personas por el voto?. Una sola cosa. Despertar el amor por Venezuela, haciéndoles entender la necesidad que tiene la patria por cada uno de nosotros. Esto se ha conseguido mediante las diversas Misiones donde ellos se han incorporado voluntariamente, lo cual les ha permitido avizorar un nuevo mundo y palpar nuevas esperanzas. Les regresó la credibilidad perdida, el sentirse orgullosos de su venezolanidad y sentirse dignamente representados ante el mundo por su presidente.
Lógicamente en este campo también encontramos los abstencionistas “duros”, pero podemos dar fe de que un 20% de ese gran 40% va a votar. El porcentaje que queda también es alto, pero muy alto para nuestra Democracia, no así para “democracias” chucutas que se conforman con activar menos de la mitad de los votantes y otras donde es necesario y obligado el “votar” y hasta penalizado drásticamente el no “votar”. Nuestro compromiso debe ser cero abstención a medida que nuestra Revolución se fortalezca. Ese 20% de ex-abstencionista suman alrededor de tres millones de votos, lo cual sumados a los seis millones duros nos da un total de nueve millones de votos. Ah …pero aquí falta un millón. El millón que dejó el pelero a la oposición, dejándola en menos de tres millones de votos.