Está visto que la oposición no tiene la menor intención de cambiar de actitud, continúan con su arrogancia y prepotencia; se dan el tupé de exigir respeto a la minoría y no hay manera de que reconozcan y respeten a la mayoría, siguen viviendo en la Venezuela que los medios privados de difusión les siguen vendiendo y lo más triste es que nuestros dirigentes van a esos medios y son incapaces de exigir respeto para la mayoría, pareciera que cuándo se presentan allí, se obnubilan o se bloquean, como por ejemplo: estuve observando en el programa del borracho de Carlos Fernández en Televen, cuándo éste infeliz le restregaba a la diputada Hiroshima Bravo, el trillado argumento del respeto a ese 40%, que por cierto no es el 40 es 37, lo que él no dice es que gran parte de ese 37%, está disociado, gracias al veneno que durante estos casi ocho años, ellos mismos le han inoculado a través de sus mensajes de odio, manipulación y mentiras en un bombardeo permanente y le siguen haciendo creer a esa gente que ellos son más importantes que ese 63% que le ha dado su respaldo al Presidente Chávez. Es realmente lamentable que personas que se supone estudiadas, profesionales, que la impresión que dan es que están circunscritos a lo que estudiaron y no aprendieron más nada, es decir su realidad son los libros de medicina en los cuáles estudiaron o los de zoología, etc., y no existe más nada y cuándo tratan de buscar información se dirigen a medios que les digan solo lo que quieren escuchar o ver, fíjense que cosa tan idiota, yo nunca imaginé que existiera gente así y sin embargo existe. Pienso que es el momento de hacerle entender a esta gente, que tienen que respetar para poder exigir respeto, no podemos seguir en esa actitud de quedarnos callados para que no nos tilden intolerantes. Pareciera que fueron ellos los que obtuvieron la victoria, que por cierto la derrota que recibieron no pudo ser más contundente y ahora sí, rompiendo el protocolo, que no sean pendejos, aquí quién tiene que respetar son ellos, por las buenas o por las malas, sino que se vayan para Miami ¡carajo!.
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