Vestido de blanco, con un aura angelical, cuasi celestial. Acabadito de bajar del cielo recién bañadito y perfumadito. Un pan dulce de dios. Una cándida paloma que jamás en la vida ha quebrado un plato. Así se presenta en su campaña de medios el espurio Guaidó. Ha logrado engañar a varios miles de incautos. Todos han caído de lleno en sus perversas redes. Sucumbiendo ante sus tramas, falsedades y grandes miserias.
La realidad es otra. Este advenedizo y nefasto personaje de la historia reciente venezolana, proviene del partido de extrema derecha Voluntad Popular. Un partido fascista, neonazi. Sin ningún escrúpulo o moral. Proclives a dar golpes de Estado y utilizar la violencia como forma de acción política.
Están acostumbrados a recibir ingentes cantidades de dinero. No guardan ni siquiera las formas. Encontraron una mina de oro, esquilmando a los incautos funcionarios de la Casa Blanca principalmente a la CIA, el USAID y el Freedom House. También pasan raqueta cotidianamente a contratistas y empresarios. Todos generosos benefactores que financian sus recurrentes fechorías. Estamos seguros que ningún miembro de su alta dirigencia ha trabajado en su vida; al igual que la cúpula podrida de Primero Justicia, empezando por Julio Borges, ahora actuando en una telenovela con el personaje de el "desaparecido", pasando agachado, con el perfil bajo pero los bolsillos llenos. Todos están buchones.
Durante este año 2019 Guaidó intentó vender su personaje de muñequito de torta. Del ungido, que autoproclamándose presidente, de manera milagrosa, tomaría por asalto el Palacio de Miraflores. Para ello exigió recursos, muchos recursos. La burguesía presta salió horonda a financiar todas sus necesidades (hoteles, aviones, viáticos). Todos sus lujos y vicios. Pero el farsante no tiene nada en la bola, más es la bulla que la cabuya. No ha logrado nada. Solo suma fracasos en su prontuario criminal.
Por eso los financistas ya empiezan a dudar. El autoproclamado inventó hasta un nuevo oráculo, justificando que como los dólares "extraviados" no provienen de fuente pública, su desvío o robo no representa para nada un caso de corrupción. Que feo huele esto. Se le manchó el traje blanco de monaguillo al nada impoluto Guaidó. Evidentemente la masa está podrida y todo apunta al "equipo" íntimo de Guaidó. Rateros y guisadores profesionales. Esto es consecuencia del egoísmo y la voracidad del autoproclamado que quiso, como haciendo una morisqueta, poner solo a su gente de máxima confianza a administrar los dólares martillados, excluyendo al resto de sus compañeritos de partido y a toda la fauna opositora que molestos le reclaman que no ha repartido equitativamente el botín. Puede ser que se hayan robado "fondos privados", pero mínimo esta gente está incursa en legitimación de capitales. Hampones.
Pero bueno. Siguen creciendo los donantes públicos que exigen explicaciones sobre el uso de los fondos. En el caso de Cúcuta, el 23 de febrero el propio Guaidó declaró que lo de ellos "no es mendigar". Evidentemente que no. Lo suyo es saquear a gran escala. Aplicar la máxima ratería posible a todo el dinero que reciban con la excusa de la "ayuda humanitaria". Se llenaron los bolsillos en apenas cinco meses. Los del "equipo" Guaidó están más que coronados.
Con facturas en la mano y llenos de indignación, los organismos de inteligencia colombianos revelaron que los "enviados" estrellas del "equipo" íntimo de Guaidó, se robaron los fondos que recibieron para la "atención a los desertores venezolanos". Supuestamente, unos personajes identificados como Rossana Barrera y Kevin Rojas desviaron los recursos para el pago de los hoteles, alimentación y demás gastos de las personas que debían proteger. Vergüenza ajena con esta gente.
En el caso de los recursos recaudados en el concierto Venezuela Aid Live. El propio megamagnate Sir Richard Charles Nicholas Branson tuvo que desentenderse, informando a los medios que una tal Gabi Arenas, representante de la Aid Live Foundation (imaginamos que autonombrada por Guaidó) es la única encargada de administrar los recursos recaudados. La propia Arenas declaró que "los fondos van a ser destinados a proyectos" de "carácter social", y que cuenta con un equipo "impoluto" para la evaluación y selección de los programas que contarán con su "auditoría financiera correspondiente". Destaca de su declaración, que a la fecha del 19 de junio, a cuatro meses del concierto, absolutamente nada se ha ejecutado del dinero recaudado. Parece otro intento de paquete chileno.
Las leyendas urbanas siempre se apropian de la realidad, por eso ya pululan en las redes sociales informes de que generosos donantes como Caroline Kennedy, Don Omar, Jared Leto y hasta la propia Madonna, están en modo indignados preguntando por el destino de sus donaciones que seguramente fueron a parar a la Caja Chica de los rateros del "equipo" Guaidó.
Como todo en la derecha, sus cobardes y apátridas miembros niegan su responsabilidad en el "desvío" de los fondos. Nadie da la cara de qué se hicieron los cobres. En fin, Guaidó logró perfeccionar los métodos de ratería exprés. Hay que echarle bolas para robar con tanto descaro a personalidades de tan alto nivel. Que derecha tan mamarracha nos gastamos.