Venezuela es un país de circunstancias. Para nadie es un secreto el lugar que hoy ocupa Guaidó no se desprende se sus méritos sino de las circunstancias que lo han hecho presidente del parlamento, ocupando también constitucionalmente una larga presidencia interina de la república. Sí el turno le hubiese tocado, por ejemplo, a Copei o la Causa R tendríamos probablemente a Juan Pablo Fernández o Américo De Grazia en la misma condición de Guaidó, presidente del parlamento y de la república, porque así las circunstancias lo imponen.
Al mismo tiempo, el régimen castrista venezolano se encuentra tendido en el piso, en su peor momento histórico, pero ello tampoco ha sido por una ilación estratégica opositora, principalmente, esa condición agónica es producto de sus propios actos, consecuencias de sus errores, por destruir Pdvsa, el aparato productivo criollo, el haber calcado el modelo cubano creador de pobreza esclavizada. Ese altísimo precio lo está pagando el régimen, principalmente, el pueblo.
Las pocas estrategias opositoras han sido un fiasco, el impresionante apoyo internacional se diluye, las sanciones han sido un colosal equívoco al esperar por sí solas propulsen la salida del castrismo, quienes las imponen parecen olvidar Venezuela es un país inagotable en riquezas naturales, mismas que el régimen todavía controla, encontrando siempre la manera de obtener financiamiento para la élite cívico-militar que lo sustenta a sangre, sudor y lágrimas. Además, China, Rusia y otras naciones de corte políticamente comunistoide interceden directa e indirectamente a favor de los rojos rojitos o, mejor aún, sancionados sancionaditos.
Mucho se oye "el gobierno gana tiempo" la gran pregunta ¿Para qué? Veamos; en primer lugar, en la arena del desgaste los opositores siempre tienen las de perder, el régimen, en control absolutista de las instituciones y recursos que deberían ser del Estado (pero pertenecen de facto al Psuv) ha observado cómo quienes se han turnado el liderazgo opositor se estrellan fatalmente contra él, el inmenso sector popular anheloso de cambios termina resignándose.
En segundo lugar, el régimen desde hace meses ha venido tomando medidas económicas, se desinfecta de su propio legado, poco a poco ha sabido tomar decisiones que han permitido cierta mejoría, por ejemplo, el aligeramiento del control cambiario ha permitido el abastecimiento de alimentos, medicinas, ha apoyado algunos sectores productivos, entre otros. Sí bien es cierto la hiperinflación es un problema real, no presenta la crudeza de meses atrás y, seguramente, mientras transcurran las semanas y los meses, ese viraje económico dará resultados favorables, la presión social contra el régimen podría ceder… allí una de las razones del "ganar tiempo"
Valga decir, el impacto social de esas correcciones ha sido devastador, arrojó al pueblo a la furia del dólar paralelo, teniendo impactos muchos peores que los fulanos "paquetes neoliberales del FMI" mismos a los que hoy día el fatuo discurso chavista enfila contra Ecuador y su presidente ¡Así es la política show! Ahora bien, el régimen trata aminorar ficticiamente ese impacto a través del populismo salvaje (Bonos Carnet de la Patria), pero las sufridas remesas son la principal causa del "aguante" del venezolano.
Todo lo que hoy retiene el chavismo es ilegal, ilegitimo, rodeado de una espesa penumbra internacional provocada por serías acusaciones de apoyo al narcotráfico, grupos terroristas, gobiernos dictatoriales, ha sido objeto de denuncias por corrupción globalizada, crímenes de lesa humanidad, es responsable de la diáspora que desequilibra las naciones receptoras y la lista sigue, lo realmente sorprendente es que a pesar de todo esto el chavismo aún se encuentre usurpando el poder… la pregunta correcta sería ¿es la oposición inútil, cómplice o light? La respuesta désela usted mismo, pero sin lugar a dudas es necesario evaluar el liderazgo político por resultados obtenidos, no por promesas… quienes no cumplan deben ser sustituidos sin nuevas oportunidades, la presión social no debe ser solo contra el régimen, sino contra quienes el pueblo ha depositado confianza para combatirlo.