El Acuerdo de Salvación Nacional, no es otra cosa que un acuerdo de la
oposición golpista, terrorista y obcecada aliada de los genocidas
gobiernos gringos; que aprovechan el momento electoral del 21 de
noviembre como una especie de borrón y cuenta nueva. Ya por el
aeropuerto internacional de Maiquetía, lo hemos visto regresar de su
"exilio voluntario", después de haber repetido hasta el cansancio que
eran perseguidos políticos; entre otros a Juan Miguel Matheus;
aspirante a la gobernación de Carabobo; José Manuel Olivares al de la
Guaira; Tomas Guanipa, a la alcaldía del Municipio Libertador. Todos
ellos sempiternos personajes de la ultraderecha fascista, con una
sonrisa amplia a entrarle de lleno a la campaña electoral. Recordemos
que en el 2015, se impusieron con un amplio margen en las elecciones
parlamentarias; posteriormente vinieron las presidenciales, pero
aparecieron con la carta bajo la manga de la abstención. Esta era la
línea que le imponía para ese momento el Departamento de Estado
yanqui.
Ante la "salida" estrepitosa de los EEUU de Afganistán, algunos dicen
negociada, se percatan que 20 años de ocupación, solo han conseguido
cuantiosas pérdidas económicas y humanas. Se fijan en el tablero del
ajedrez político y se percatan que no le están prestando atención a la
joya de la corona, en este caso Venezuela. A nuestra modesta visión
política, consideramos que ellos pretenden fomentar una anarquía en
nuestro país, similar a la de Libia, donde asesinaron a su presidente
e impusieron a unos lacayos y luego los dejaron a la deriva. Ahora los
vemos aquí retomar nuevos aires, con otra estrategia, ya los van hacer
por la vía electoral para ponerle mano a gobernaciones, alcaldías,
Asambleas Legislativas y concejales. Con estas nuevas cuotas de poder
se le abrirían las puertas para incendiar de nuevo al país, con sus
guarimbas, actos terroristas y las arremetidas mercenarias de
cualquier país vecino que conduzcan a la salida de Maduro y dar al
traste con la revolución bolivariana. Dentro de las armas a utilizar
en el venidero proceso electoral, la utilizarían como escenario para
achacarle al gobierno la totalidad de la crisis que vive el pueblo
venezolano, al gobierno del presidente Maduro a sabiendas que en su
mayoría es producto a las sanciones y el criminal bloqueo que nos
aplica el gobierno de EEUU y la Unión Europea y que ellos fueron los
artífices.
Guaidó para esta jugada no le sirve para nada; tuvo su momento de
gloria, pero se vino abajo estrepitosamente. En México lo hemos visto
con una representación muy menguada; que en las primeras de cambio
ellos mismos permitan que lo descamburaran del cargo de "presidente
interino". Uno de sus más entusiastas impulsores de su "presidencia",
durante la administración de Donald Trump, Elliot Abrams, ha dicho:
"si la oposición decide reformar o eliminar al gobierno interino,
debemos respaldarlo". Ahora resulta que Guaido es una papa caliente
para los gringos, para la oposición golpista y para Maduro. Alguno de
ellos tiene que ponerle el cascabel al gato.
Lo cierto en todo esto es que al ex presidente interino puede ir preso
y la incautación de todos sus bienes robados al Estado venezolano.
Para los EEUU no hay amigos, solo intereses. A Guaidó lo usaron, ya
lo que queda de él es un guiñapo. La cárcel es lo que le espera por
su actuación apátrida en componenda con el imperio más grande del
mundo.
