Inefable, previsible Teodoro:
Ayer me topé con uno de los alias que utilizas para la escritura de cloaca, para el golpe bajo, para el ataque vil, bajo el título de “Apostilla para Earle Herrera, ex-humorista” y quedé, como siempre, ingratamente sorprendido de ver que día a día tu soberbia insolente, lejos de atenuarse se incrementa con el paso del tiempo. Bueno, según tú, según tu “otro Borges” ese Simón Bocanegra bajo el que te escudas, Earle es ex humorista… Estás mal informado: Herrera fue, es y será ante todo un escritor. Que a veces tenga buen humor es otra cosa. Tu Laureano Márquez fue humorista cuando no escribía panfletos contrarrevolucionarios como lo hace hoy, por lo que ha devenido en apenas un impertinente “mamador de gallo” en el que advertimos cierta tendencia hacia la pedofilia. A otro que le vendría bien el título de ex humorista es a tu carnal Pedro León Zapata porque en sus “comiquitas” –que no caricaturas- del presente se le sigue olvidando aquél personaje que creó con el virginal nombre de Coromotico (¿te acuerdas, la carajita esa, la pobretoncita esa, la marginalita esa que decía grandes verdades sin que tú mostraras aspaviento alguno por la facundia de su verbo incisivo?) y de aquella famosa “Doña Trinita” (la que encarnaba la beatería hipócrita de las grandes señoras de la Higth Society a la que ahora tu accediste vía matrimonial).
Uno no sale de su asombro: ¿este es aquél Teodoro que conocimos cuando la palabra comunista era una “mala palabra” solo para aquellos que tu denominabas “las guacamayas de la burguesía”? Tú, a quien algunos llamaban -por adularte, nomás- “el orgullo de El Batey”, el “Demóstenes del Zulia” ahora defiendes lo indefendible como es la utilización del nombre e imagen de una niña para atacar a su padre… ¡Qué bajo hemos caído, Teo!
En el pasado ya habías cometido “pequeñas” felonías como arrebatarles las prestaciones sociales a los trabajadores, otorgar concesiones para la explotación depredadora minera en Imataca, y andar por ahí en un lujoso BMW birlado a un pelotero de renombre… Estos y otros pecadillos la gente te los pasó por alto porque, después de todo, como decía tu mentor Rafael Caldera, tú eras el “enfant terrible” de la izquierda pre-chavista. Pero esto no, ni de vaina, se te puede perdonar…
Tú le debes mucho a la democracia “representativa” y ella te debe mucho a ti, que fuiste pieza clave en la derrota gigantesca que sufrieran las fuerzas revolucionarias de los años 60.
Siempre me pregunté por qué Betancourt siendo un maestro de la maniobra política, de la intriga y la traición no supo tasar el valor de hombres como tú y como Pompeyo Márquez y otra cuerda de Tucanes, aún a sabiendas de ese dicho tan genuinamente capitalista de que “todo hombre tiene un precio”… Caldera sí: los nombró ministros de su último gobierno y despertó en ustedes el furor del converso. Si Rómulo hubiera dado en ese clavo ¡qué cantidad de muertos nos hubiéramos ahorrado! ¡Cuántos mártires revolucionarios estarían vivos y coleando! Pero la muerte ajena siempre ha sido para ti una bagatela, una “travesura” como las de tu Laureanito, el afectuoso amante de las niñas con padres Presidentes…
En tu infecta “Apostilla” le preguntas a Earle: “¿Qué dices, Earle, de las veces que Yo El Supremo ‘mete’ a su hija en sus discursos?” Y yo te respondería por él, diciéndote: porque es un padre que ama a su hija Rosa Inés… ¿Eso es pecado? ¿Eso es delito condenable por la LOPNA? Pero… pensándolo bien, el que tú hagas esa pregunta escandalizado es hasta “natural” en Teodoro Petkoff Malec: tú nunca mencionas, ni en tus discursos ni en tus “apostillas a tu prole porque lo único que has hecho por ellos es engendrarlos en múltiples madres por aquello de que “en la variedad está el gusto”… ¿cierto? Tú única preocupación en los tortuosos terrenos del amor ha sido la de seducir a un amplísimo número de féminas y dejarles tu legado genético de europeos de raza y pedigrí. Por eso también te parece tan “natural” que Laureano Márquez, con afectuosísimas palabras -¡eso sí!- incite a Rosa Inés Chávez Rodríguez para que llame a capítulo a su padre mediante palabras tan “dulces” como son: “fascista”, “golpista” y “pirata”. Aparte de esas palabritas “inofensivas”, el resto de la misiva pública de Laureano abunda en melosas palabras de afecto hacia la niña. Es decir: que de mil balazos -o más- de astuta ternura explícita, solo tres municiones son de muerte implícita… ¡Vaya suerte la del Presidente!
Pero lo que más nos indigna y encabrona es que, para justificar el lapsus “pedofílico-político” de Laureanito, saques como ejemplo el de la niña de 8 años que recitó un discurso patriótico en brazos del Presidente Chávez, lleno de alabanzas sí, por los beneficios que este gobierno le ha dado a su pueblo, su familia, su padre y su madre… ¿Y eso es malo? ¿En qué momento esa niña pidió que el Presidente corrigiera o apresara a los facinerosos golpistas, fascistas y filibusteros de la oposición disociada e infofrénica? En mis tiempos, esa clase de recitamientos solía hacerse por agradecimiento cuando salían de la boca de una criaturita durante los actos culturales del colegio con motivo de los días del Padre o de la Madre… En las bocas de los adultos como tú, las loas a los Presidentes suelen ser rastreras jaladeras de bolas, especialmente cuando son inmerecidas o se dicen para obtener beneficios personales y egoístas.
En otros casos y cosas hubiese sido muy bueno que en tiempos de Betancourt te hubieras dejado comprar y hubieses sido el cantor de sus actos y hazañas como “Padre de la Democracia”. Miles de venezolanos, mujeres, hombres, niños, niñas y jóvenes comunistas a los que tú reclutaste para una Revolución que no supiste hacer y que luego fueron perseguidos, encarcelados, torturados, asesinados y “desaparecidos” hoy estarían vivos… Ellos y ellas quizá tendrían hijos que les recitarían poemas bonitos, plenos de amor filial a la patria y/o al socialismo al que tú traicionaste sin rubor.
Se te hace muy difícil comprender que la oligarquía venezolana “perdona pero no olvida”. A ti, los Amos del Valle te “perdonaron” tu pasado comunista, se alegraron con su suave pasantía “socialista” y casi llegaron al orgasmo con tu conversión al capitalismo neoliberal… pero no te permitieron, ni de vaina, ser candidato presidencial para una supuesta vuelta a la democracia representativa… Así es el Tren del Discreto Encanto de la Burguesía… No te olvidan, aunque ahora seas mecenas de pedófilos literales –que no literarios- y eso debería darte vergüenza… aunque no tengas…
P.D.: Perdona mi referencia afectuosa a tus hijos. No creo haber incurrido en faltas a la Lopna porque todos ellos son mayores de edad. Si me hubiera referido a tus nietos, nietas, bisnietos y bisnietas, otra sería la historia porque hasta tú me hubieras defendido… Cultiva tus Rosales y mosca con la apología del delito.