En la oposición no se cansan de caerse a embustes. Ahora el disparate es elecciones para escoger dirigencia

Alguien a quien no hace falta mencionar porque sería no decir nada, un ofrecer una arepa de chorizo sin chorizo, quien no teniendo otra oferta que hacer al universo al cual intenta insertarse sin hallar como, porque le faltan las ideas e instrumentos, buena fe, el mismo que habla como esos locos que suelen pararse en las esquinas o los predicadores de las nuevas iglesias que se apoderan de las plazas y solamente ofrece abstención y por asociación guerra, violencia e injerencia, ha propuesto, como fórmula para "unificar" a la oposición o aglutinar fuerzas "para la salida" del gobierno, el llamado a unas elecciones para escoger la dirigencia de un universo que es tan disperso como el archipiélago griego, donde además las partes flotan en un mar de agua y vinagre. Y es extraño y contradictorio, pues pudiera poner en acción en ese mundo su exclusivo plan, para adueñarse del universo opositor a los cimborriazos.

Quien no tiene nada sustancioso que decir, se conforma con hablar bastante, ocupar los espacios y más si tiene, sin duda alguna, a su servicio, por un acuerdo convencional o esos acomodos como mágicos derivados de los simples deseos y hasta ambiciones, quienes le reproduzcan y lancen sus peroratas más allá y hasta el más apartado rincón, aunque sea, sobre persistentes disparates.

Decir que la oposición no tiene liderazgo y por eso anda dispersa, es un simplismo y hasta un lugar común y peor es creer que esa ausencia se llena con unas elecciones. Hay una mala reproducción al hablar de oposición y no de oposiciones.

Lo mismo cabría decir ante el cuadro que la realidad pinta de las fuerzas progresistas, antiimperialistas, nacionalistas, de izquierda y las particularmente socialistas, que serían como la suma o síntesis de todo lo anterior.

En este mundo nuestro hubo, hasta hace poco, un líder y ese fue Chávez, quien por emerger de manera imprevista y hasta explosiva, lo que implicó desafiar de manera romántica, la misma que forja a los héroes, después de aquel atolondramiento que produjo el Caracazo, rechazo al modelo y acuerdo con el FMI y a los grupos dominantes. Pero no conforme con eso, hizo una propuesta, una forma de llegar al gobierno sin violencia, la que casi todo el mundo aspira y fue exitoso. Y luego, poco a poco, fue hilvanando un discurso que empezó en balbuceos, en búsquedas y así, como un orfebre hace su trabajo, concibió un proyecto, bueno o malo, realista o surrealista, un simple poema o una joya mensurable, pero en buena parte hizo una dura tarea para lograr unir en torno a su figura y sus ideas o sueños a una enorme multitud y factores de visiones distintas. Pudo lograr que todos estos, ellas y ellos, la multitud y esos distintos factores, encontrasen en su propuesta un motivo para unirse. Tanto que, hasta logró que la mayoría de ese universo se incorporarse a su partido y renunciase a viejas militancias. Pero eso, no es fácil repetirlo.

Se ha vuelto un lugar común, que los aludidos mismos parecieran comenzar a digerir, decir que la oposición es todo un atajo de incapaces, que los hay bastantes, de serviles y mercenarios, que unos cuantos hay, y hasta ambiciosos, que de ellos no faltan, para explicar la división que persiste y hasta se reproduce en ese espacio. Se habla de "alacranes", una palabra que antes usó el general Müller Rojas para calificar a un pequeño universo dentro del chavismo, para referirse a quienes tomaron la iniciativa de romper con la línea abstencionista y optar por participar en las elecciones.

He escuchado por la televisión, donde al parecer sólo van los analistas "de verdad", repetir para explicar la división opositora y la tendencia manifiesta a continuar fragmentándose, la idea que todo eso se debe a una supuesta incapacidad de quienes lideran o intentan liderar ese universo.

En verdad, de eso hay, tanto que los grupos opositores, como el gobierno, reclaman una revisión detallada de su liderazgo; la izquierda misma también, fragmentada a raíz de la muerte de Chávez, demanda un ejercicio y práctica de igual naturaleza, pero no es sólo en ello donde anida y genera la división. Es más, no es una causa determinante, menos la única.

La verdad verdadera pasa por admitir que, en Venezuela, como antes lo he oído decir, sin pasar de allí, hay "varias oposiciones". El mundo de los políticos en este país pareciera un carrusel desordenado, salido de la pista y de los rieles. La figura, el liderazgo de Chávez, sus propuestas audaces, al margen de su pertinencia, generó en Venezuela un frente opositor como de emergencia, en el cual se alinearon factores que poco tienen entre sí. Es decir, la presencia y accionar de Chávez generó eso que suelen llamar polarización, como un estado de ánimo sin fundamentos racionales y menos ideas concretas, inherentes a los intereses de clase y hasta a la intimidad de los grupos e individualidades. Fue una agrupación defensiva, emergente por un momento muy particular, un llamado zafarrancho, sobre el presente y el futuro inmediato.

No olvidemos que temprano, factores de la izquierda, hablaron de hiperliderazgo y lo evaluaron como un riesgo y hasta peligro. Tempranamente, del frente aglutinado por Chávez, estando este en su momento más exitoso, se apartaron factores importantes, incluyendo aquellos del frente militar, sobre todo de quienes insurguieron el 27 de noviembre.

Es decir, en Venezuela se configuró una oposición contra Chávez, por distintos motivos. Posteriormente ese mismo fenómeno, pese haya razones diferentes, se ha reproducido frente al mandato y liderazgo de Maduro. Pero todo ha ido cambiando, no por la acción o gesto mágico de nadie, sino que los ánimos se han ido asentando y los ríos han encontrado sus cauces y, de repente, hay quienes han descubierto que no eran como aquellos y si más como estos.

Hay pues, como varias oposiciones, una identificada plenamente con todos los valores del capitalismo y más que eso, a las políticas e intereses del imperialismo y su política de ejercer el control del país; son hombres e ideas que se han encontrado, están muellemente insertadas y sus políticas han ganado buena parte de la población. En esta, lo democrático no pasa de ser una palabra vacía, una oferta engañosa, tanto que ha puesto siempre énfasis en consignas como "La salida" y prácticas violentas, hasta llegar a la guerra y la invasión. Actúan de agentes extranjeros en su propio país y asumen como suyas las consignas y aspiraciones del capital externo y sus gobiernos, porque se conforman con que a ellos les toque una pequeña parte de la torta. El himno, la cultura e historia para ellos nada significan.

Hay también unas oposiciones ajenas a la anterior, no exentas de nacionalismo, progresismo e ideales escrupulosamente democráticos, que vienen de vuelta del cuadro generado por la impronta de Chávez, de aquella como diáspora política desatada después del Caracazo que tuvo un punto de contención en el bloque chavista.

Y hay otra expresión de la oposición que es esa, ya casi como una alegórica, muy dispersa, como la arena que corre en la superficie del desierto, representada en pequeños grupos y hasta en cientos y miles de individualidades del progresismo, nacionalismo, socialdemocracia y hasta la izquierda, por razones tan fáciles de entender, como que desenredar el asunto de enfrentar al capitalismo con intención de cambio verdadero es por demás complicado.

Entre la primera oposición y las demás, hay demasiadas diferencias, distancias. Y tanto es así que, entre las últimas y el gobierno hay más oportunidades de llegar a acuerdos, que con la primera.

No hay que banalizar y menos ignorar, dejar a un lado, como gran parte de la oposición, pese las deficiencias, mezquindades, falta de precisión y claridad, muy propio de toda empresa que se inicia, y el gobierno, pudieron acordarse para celebrar, como fueron celebradas, las elecciones del 21-11.

La primera de las oposiciones, la extremista y alejada del interés de las multitudes, quedó aislada, sólo le asistieron el gobierno de USA y la UE. El abstencionismo lejos está de ser un aval en favor de ella, pues aparte de tratarse de unas elecciones regionales, eso sí de un significado muy particular, se explica también en la persistente prédica, de años, contra la opción electoral, la generación de la idea que el CNE es tramposo y el sistema vulnerable. A lo que habría que agregarle que, buena parte de esa población, se acostumbró a jugar sólo a la idea de derrotar al gobierno y la existencia de tantas candidaturas lo inhibe y hasta frustra.

Ese llamado a elecciones en la oposición, para generar una dirección única no es sino un malabarismo para distraer la atención, una farsa y generar una artificial expectativa. La creencia que es una sola oposición, separada por cosas intrascendentes, personales o del "quítate tú para ponerme yo", no se atiene a la verdad. Una contienda electoral en la que se imponga una tendencia o una alianza de entre tantas, terminaría en lo mismo.

A lo que están obligados los universos que hacen política es a repensarse, aclarar las expectativas, ajustar sus proyectos a la realidad, descubrir con exactitud donde están los adversarios y dónde los aliados y, sobre todo entender que una cosa son las diferencias personales, de apreciaciones tácticas insustanciales y otra aquellos de quienes nos separan las contradicciones insalvables.

¿Cómo concebir, hablando sólo de las "oposiciones tradicionales de estos últimos años", a Claudio Fermín apoyando el proyecto de país, la práctica política de Leopoldo López y de otros tantos locos que siguen llamando a la guerra?



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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