Decíamos en reciente artículo que la economía vista desde el ángulo político está siempre presta a eventos relacionados con planes de desestabilización propios de la derecha que ha presenciado en nuestro país la cada vez, menor influencia, de sus acólitos internos y externos, en los destinos y marcha de la misma.
La Política Económica desarrollada en los últimos nueve años, orientada en la redistribución del ingreso hacia las clases sociales menos favorecidas, ha acertado un duro golpe a los intereses económicos que siempre estuvieron apegados a un Estado benefactor y multiplicador de sus acumulaciones, beneficiarios privilegiados y envilecidos que utilizando el poder político desde siempre, olvidaron que detrás de todo ello, había un pueblo al acecho para reclamar con todo derecho el espacio que nunca tuvo, hecho que se evidenció aquel 27 de febrero de 1989 brutalmente combatido por los ostentadores del poder de entonces. Luego el 4 de febrero de 1992, conjurada la rebelión militar, surgió el sentenciador “Por Ahora”, que como mensaje aleccionador caló en mente y corazones del pueblo venezolano, una luz comenzó a verse, bajo el recorrido de los pueblos y surgió la esperanza, cristalizada en las elecciones de 1998.
La economía desde la asunción al poder del presidente Hugo Chávez, tomó un giro tremendo y decisivo hacia la redención social, programas específicos comenzaron a dar sus frutos bajo una política social y una economía fundada y orientada hacia lo social. Los grupos económicos de siempre comenzaron los lobby de siempre, pero esta vez, la respuesta fue contundente, este gobierno es para el pueblo. La Ley Habilitante de 2001 que incluyó temas urgentes y contundentes, fue dramáticamente combatida por los gremios empresariales y sindicaleros, que comenzaron a sentir en propiedad que la cosa iba en serio, de allí, determinaron y decidieron recurrir a la desestabilización siempre bajo la dirección y lupa del imperio norteamericano, se produjo el golpe y el sabotaje petrolero, guarimbas y otros hechos que fueron uno a uno derrotados, todo ello, bajo una arremetida feroz de los medios de comunicación, tribuna política de los inconformes golpìstas y traidores a la patria.
Hoy la situación es otra, el proceso revolucionario profundiza sus lineamientos y alcances y propone el socialismo del Siglo XXI como alternativa al capitalismo depredador e inhumano. Este hecho representa un desafío sin precedentes en la república, ante lo cual obliga a repotenciar todos los espacios necesarios y el cerrar filas en la defensa de lo conquistado, es por ello, que lo económico tiene una importancia vital y decisiva de ahora en adelante y no menos interesante se presenta el panorama en la actual hora de decisiones.
Hemos dicho en varias oportunidades que la conspiración económica siempre ha existido, contra el pueblo y contra este gobierno revolucionario se ha hecho patético y de manera directa. A propósito recordemos el caso chileno cuyas acciones desestabilizadoras comenzaron por un período fuerte de desabastecimiento que alcanzó hasta a los más humildes bodegueros que tuvieron que recurrir al mercado negro, los productos esenciales fueron escondidos apareciendo por arte de magia, luego de la derrota y muerte del presidente mártir. Nosotros a buen momento tenemos una Ley contra el Acaparamiento y la Especulación de cuya aplicación exhortamos a los organismos competentes a hacerla cumplir ante la evidente desaparición de productos en los anaqueles de mercados, supermercados y abastos.
Creemos que está en marcha la repetición de lo que hicieron en Chile, aunado a las declaraciones del propio presidente que el mes de mayo pudiera producirse un atentado en su contra, llamamos a todos y todas a estar alertas y exigir a los organismos del caso, respuestas rápidas y contundentes. Estamos en una hora de grandes decisiones y debemos tomar conciencia, en aquello que sentenció la camarada Lina Ron, “El pueblo solo lo salva el pueblo”.
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