Barrio arriba en Valle Arriba

¡Urgente! Remato ranchito en Valle Arriba, seis habitaciones, siete baños, dependencias de servicio, piscina, jacuzzi en la terraza, estacionamiento para cinco carros, 750 m. de construcción y 3000 m. de terreno.

Si, se que suena extraño, a mi me costó asimilarlo también. Hasta el viernes pasado vivía, junto a mis hijitos, en una opulenta casota en una de las zonas mas popof del este capitalino, pero el sábado cometí la estupidez de marchar por ese canal de televisión que solo ven los niches, porque, lo que soy yo, no me despego del canal Sony que es en inglés y pasan series cheverísimas.

El caso es que en plena marcha, medio chamuscados por el sol del mediodía que traspasaba sin clemencia mi visera tricolor, allí, junto aquel nutrido grupo de lo más selecto de nuestra sociedad, tuve que escuchar con estoicismo unas palabras en boca de una tierrúa que, aparte de provocarme un soponcio, de un zarpazo me despojaron de todo.

La muchachita, una morenita maquillada, se paró sobre la tarima, supongo que en representación de la chusma que no quiso venir a defender sus novelitas, y comenzó a dar un emotivo discurso mostrado a todos su talento para la actuación. Hasta que perdió el glamour y dijo carajo, claro está. Después de eso cayó en barrena, con voz temblorosa de capítulo final, declaró sin ningún pudor ser una tierrua de barrio y, para colmo, nos metió en el mismo saco al preguntarnos, de tu a tu, si es que acaso todos los que estábamos allí no éramos de barrio también.

Un silencio lleno de dudas cubrió a la selecta multitud, duró solo un segundo porque en esa situación no tuvimos más remedio que pensar: ‘’ni un paso atrás’’. Miramos hacia los lados como buscando que hacer y sin saber lo que hacíamos, como siempre, contestamos, al unísono, que si, que si somos de barrio, que si somos tierruos como ella, que mi casa, la casa que heredé en un divorcio bien peleado, no es una casota sino un rancho.

Se desplomó el mercado inmobiliario del este capitalino, pasó lo que más temíamos. De tanto luchar contra los igualados, terminamos igualándonos nosotros solitos. Esa negrita vestida de actriz seguro que es una infiltrada chavista, seguro que los cubanos la pusieron allí para aprovecharse de nuestra nobleza y de nuestra locura, para ponernos contra la espada y la pared. Ni un paso atrás, pensamos sin pensar, mientras cada paso que dimos nos hizo retroceder hasta esta pesadilla de la que no puedo despertar.

Ya basta señores líderes de esta oposición, ya apoyé el paro petrolero y no pude pasar la navidades blancas a las que estoy acostumbrada, ya firmé con mi apellido de casada, ya marché hasta gastar las suelas de mis finísimos zapatos marchosos, ya apoye a un candidato niche con rinoplastia que no sabe ni hablar, pero esto es demasiado. Ya no puedo más.

Vendo mi rancho por lo que me den, se lo vendo a mi ex si lo quiere comprar. ya nada importa, yo me voy en mi yate, cual balsera, buscando las costas de la esperanza y el comfort. Buscando el país donde los ricos son cada vez más ricos y los pobres son cada vez mas lo que saben ser. Eso si es libertad.


carolachavez.blogspot.com


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Carola Chávez

Periodista y escritora. Autora del libro "Qué pena con ese señor" y co-editora del suplemento comico-politico "El Especulador Precóz". carolachavez.wordpress.com

 tongorocho@gmail.com      @tongorocho

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