Los fracasados por la Copa América

Apostaron a todo. Deben haber perdido mucho más que la credibilidad. Estaban seguros que este gobierno “inepto” y todos aquellos que, por una cosa u otra a él se acercan, no son capaces de hacer nada bueno.

Desde la guerra petrolera, donde se jugaron a Rosalinda, seguros que el lance les seria favorable, pues estaba de por medio el brillo de sus meritòcratas, únicos capaces para hacer andar todo el complicado andamiaje de la industria, no habían tenido otra oportunidad mejor para demostrar al mundo, que sólo ellos pueden manejar este país.

Lo primero a lo que apostaron es que no habría tiempo ni recursos materiales y humanos, para construir estadios y canchas alternas para entrenamiento, de acuerdo a la rigurosa exigencia del organismo internacional que maneja el evento. En Puerto La Cruz lo dijeron hasta el cansancio. Y hubo quienes, aún después de realizado con éxito el primer encuentro, continuaron diciéndolo, pese a las opiniones en contrario de los jerarcas internacionales del fútbol y los propios jugadores.

Todos los días, como quien paga una penitencia, se acercaban a los estadios, para “constatar que están demasiado retardados”. Y con lo que veían, o lo que querían ver, se iban felices a expandir la buena nueva entre todos aquellos dispuestos a escucharles. Y celebraban por el enorme fracaso que se avecinaba y que les daría motivo para dirigirse a la OEA, CEV, ONU y a quien fuese necesario, para condenar a Chávez y hasta respaldo para invadir y sacar del poder al tirano, incompetente y antideportivo que “nos aguó la fiesta del fútbol”; esta vez usarían la FIFA de testigo presencial.

SUMATE, por su parte, sacó sus cuentas y anunció, que en el mejor de los casos, esos juegos se harían con “cien años de soledad”, pues sus encuestadores aliados, que nunca se han pelado, seguros estaban que casi nadie a los juegos iría.

Transcurrían los días y las autoridades respectivas, no del gobierno, sino del deporte rey, garantizaban que la copa se celebraría. Incluso, para desconsuelo de quienes hinchaban para que en Puerto La Cruz no hubiese juegos, la majestuosidad y aforo del estadio determinaron que a la ciudad le asignaran uno que estaba previsto se realizase en Barinas.

Tanto calentó y mortificó esto a quienes por distintas razones, fundamentalmente políticas, jugaban, rezaban y hasta se fumaban el tabaco, para que la copa fracasase, que empezaron a pedir otras cosas.

La red comunicacional comenzó a difundir mensajes ridículamente escuálidos, “no vayas a los juegos”, “no compres nada que con la copa tenga relación”. Y lo que es más, como para seguir con la costumbre, desde Estados Unidos, el gobierno llamó a sus nacionales a no venir a Venezuela a presenciar la Copa América, porque aquí corrían grave peligro y hablaron de terrorismo. ¡Y qué casualidad! En Venezuela no hubo nada de eso, pero si en Inglaterra.

Pero eso no era suficiente; había que joder más y seguido. Como se inauguró a tiempo el viaducto Caracas-La Guaira, a propósito de la Copa, hablaron que éste caería al pasar el primer camión y recomendaron, a quienes tontamente les hacen caso, seguir haciendo uso de la que peyorativamente bautizaron trocha. Y ese mismo libreto lo aplicaron a los estadios. Se caerán de platanazo con el poco peso de la escasa gente que a ellos acuda.

Unos cuantos frustrados porque sus ya expresados deseos no cuajaban, empezaron a rogar que los días de juego acá en Barcelona- Puerto La Cruz, nos azotasen los ciclones del Caribe. Y hasta en eso, Dios les dio la espalda.

Y dijeron tantas cosas. Una parte de la ridícula historia que contaron para ayudar a que la Copa fracasase, estuvo relacionada con el equipo brasileño. Decían felices, no vienen Ronaldhino, Kakà ni Ronaldo. Estos tienen miedo de venir por la inseguridad que en este país existe. Y la ausencia de esos astros habla que esta será una pobre copa y no vale la pena ver jugar a Brasil.

Todos los equipos trajeron lo mejor que ahora tienen y miedo no tuvieron. Brasil está probando jugadores jóvenes - que de paso casi todos juegan en Europa- con miras al próximo mundial. Esa fue la razón básica de la selección de Dunga.

Sin embargo, los majestuosos estadios donde jugó Brasil se llenaron hasta casi reventar.

Está demás decir que la Copa América, Venezuela 2007, fue un éxito completo. Los comentarios de periodistas, autoridades deportivas y jugadores, halagaron al extremo la estructura aquí exhibida. Hasta consideraron, por eso y el respaldo popular de que gozó la fiesta futbolística, que podríamos ser sede mundial de alguna de las competencias de la FIFA.

La fiesta terminó, no pudo ser más bella y excitante y el “pobre equipo”, según los entendidos en fútbol que jugaron al fracaso, se llevó el trofeo.

Y el viaducto allí está elegante y vital. De los estadios no se cayó ninguno, apenas un breve apagón de una torre en el Pachencho Romero. No hubo terrorismo, pero ayer en Miami, desalojaron un aeropuerto porque según había una bomba. Y Chávez, tranquilo está en su puesto.

Pero es obvio que, por esta Copa América, hubo muchos fracasados.

pacadomas1@cantv.net


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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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