Escuché al general baduel (todo en minúsculas señor corrector porfa) en televisión, en globovisión, no podía ser de otra manera, canal que traiciona a la patria invita a traidores a despotricar contra el proceso y su máximo líder EL COMANDANTE CHAVEZ. En estos tiempos de agitación política, soplan vientos de ira y guerra, ira la del pro yanqui presidente uribe, ira por ver que una senadora por la costa de Colombia, y el presidente de Venezuela han logrado más avances en el plan de paz que el mismo en dos periodos casi completos.
Escuché como decía a baduel y sentí pena ajena, me pareció ver a un ser arrastrado ante las botas del amo gringo, repitiendo el discurso de la mentira, poniendo su vos al servicio del interés foráneo, un vil sirviente del enemigo de la patria.
Miro a baduel y a uribe, al general jefe de la policía colombiana, a la derecha criolla, a la oligarquía colombiana, y son bichos de la misma madriguera. Su interés es el dinero, el poder y el disfrute de ambos cosas sin pensar en la gente, la dignidad, el pueblo, el honor, la decencia, la soberanía, ni ningún alto valor que hace al ser humano persona.
Baduel trató de engañar al COMANDANTE CHAVEZ, ya sabemos que no lo logró, inteligentemente el presidente lo nombró ministro de la defensa, lo puso en un lugar donde solo era un objeto decorativo y lo vigiló hasta que dejo de ser un potencial peligro. Ahora no pasa de ser un vociferante de feria uno más de los que pululan en los escombros de los viejos partidos.
El general baduel juró defender la patria, defenderla con su vida si fuera preciso, poniéndose de lado de los enemigos de la patria se convierte el en un miserable más como ellos. Echa por tierra su juramento, su dignidad, su decencia y su condición de gente. Pena ajena da ver y escuchar a baduel.
Hoy baduel no es mejor que Ledesma, Mendoza, pekcof, y los otros mequetrefes de la oposición, verdaderas momias políticas. Esqueletos mondos gritando improperios contra el proceso. Los hoy opositores serán juzgados mañana por la historia, quedaran descubiertos y acusados de alta traición a la patria. Se han asegurado su entrada a la historia por la puerta pequeña, la de los cipayos.
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