Según Delsa Solórzano (Coordinadora Democrática, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo) candidata a la alcaldía de El Hatillo, a ese rico municipio de Caracas gobernado por la oposición, lo aquejan los siguientes males:
“Crecimiento del índice de la criminalidad”; “baja eficiencia policial” de sus “pocos efectivos” con “escaso equipamiento” que, coordinados desde una “sede en malas condiciones”, son responsables del “abandono de las zonas rurales” del municipio, por lo que los campesinos han quedado “excluidos” y sufren de “asaltos, secuestros y tráficos de droga”.
Las calles de El Hatillo están en “mal estado”; hay “congestionamiento de vehículos por mala distribución de calles, aceras e islas”. Existen “pocas líneas de transporte en áreas urbanas y rurales, situación que afecta la calidad de vida de los vecinos, como en el caso de los habitantes de Turgua, quienes no consiguen trabajo fijo por la dificultad que enfrentan para llegar a tiempo.”
En El Hatillo se practica el “otorgamiento indiscriminado de permisos de construcción” sin “planes de vialidad y urbanismo”.
El Hatillo carece de “atención médica de emergencia”; “el ambulatorio está cerrado”, apenas funciona un “Centro de Atención de Emergencias en el sótano del Centro Comercial La Boyera, el cual atiende únicamente hasta las 4 de la tarde y no cuenta con los insumos necesarios”. El abandono de “todos los sistemas preventivos de salud”, provocó un “resurgimiento de las enfermedades que habían sido erradicadas”.
En El Hatillo “se perdieron las festividades tradicionales” porque se le concede “poca atención al turismo”.
Según Delsa Solórzano, el Hatillo está paralizado en materia educativa porque “sólo hay 5 planteles municipales, de los cuales sólo quedan 3 bajo la Alcaldía), y “de 16 mil estudiantes 11 mil dependen de la educación privada”.
EL ORIGEN DE LOS MALES
El origen de estos males estaría en la “poca transparencia de las actividades del municipio”, en la “poca participación de la ciudadanía” y en la “falta de atención a las solicitudes de las comunidades”…
En pocas palabras: un gobierno de porquería. “Poca transparencia en las actividades del municipio” es un eufemismo para decir “oscuros manejos en la Alcaldía”. Decir “poca participación de la ciudadanía” significa que el alcalde decide sin consultar a nadie; y “falta de atención a las solicitudes de la ciudadanía”, que el Alcalde no escucha lo que pide la gente”.
¡Bien hecho para los que votaron por la oposición, y por ella seguirán votando! Eso, como el desastre de Chacao, es la manera como siempre gobernaron durante la Cuarta República.
NADA NUEVO
Tampoco es novedad que los opositores, en este caso Delsa Solórzano, que calló durante años la ineficiencia y la corrupción de sus alcaldes, la denuncie cuando vienen las elecciones, en el mejor estilo “adecopeyano”. Por supuesto no hay en Solórzano la menor intención de cambio, tal como lo prueba al confesar que su “inspiración” es Leopoldo López, el corrupto alcalde de Chacao, municipio famoso por la extorsión a los pequeños comerciantes y restaurantes, y por la “poca transparencia” en el manejo del presupuesto y los permisos.
La boca es el castigo del cuerpo. Los honestos ciudadanos de El Hatillo que vociferan contra los cambios de la Revolución, que pagan para que les hagan todo (hasta para que piensen por ellos como hace la televisión) tienen los gobiernos que se merecen. Ojalá elijan ahora a Delsa Solórzano para alcaldesa de El Hatillo, para que descubran la primera Ley de Murphy: “Lo que puede salir mal saldrá mal, y lo que salga mal se va a poner peor”. Amén.
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