Señoras que sin piedad abollan sus cacerolas, artefactos que a su juicio solo sirven para tumbar gobiernos. Sus hijos, estudiantes fashion, con ese trabajado ‘’look al descuido’’, sus maridos con el nudo de la corbata medio desatado para aliviarse de un largo día en la oficina, todos en la plaza, todos lindos, todos clamando en primera persona que representan al pueblo
Por internet circulan convocatorias heroicas con instrucciones precisas, usemos este viernes camisas verdes para que vea el gobierno que somos muchos, ¿O eran negras las camisas? Da igual, camisas uniformes que representan un lema que no los representa, pero suena lindo, solidario. Mamá ¿Qué es solidario? Nada mi niño, calla y cacerolea…
¡Vete ya, fuera fuera, el pueblo te desprecia, libertad!… Tengo hambre, vamos al Mc Donalds de la esquina… ¡¡¡Volveremos!!
Y vuelven con sus looks fresquitos después de una noche de buen sueño, con sus cacerolas nuevas que parecen decrépitas de tanto golpe que ha llevado, golpe, golpe, nunca un guiso, jamás un pollo… tlaca, tlaca, tlaca…
El pueblo por un lado, lejos de las cámaras de CNN, miran a quienes usan su nombre en vano. Algunos del pueblo se acercan a ver que es lo que dicen estos, y ellos, con sus pancartas que dicen ‘’Yo soy el pueblo’’, corren aterrados de ¿si mismos?.
En Altamira al pueblo les llaman ‘’niches’’ en la Plaza de Mayo son más frontales y les dicen de plano ‘’negros’’. Pero se tragan su asco y su orgullo con tal de lograr su objetivo. No llores mi niña rizos de oro, que no eres pueblo, eso solo lo decimos para que crean
El mundo se impregna con desfasadas imágenes de un pueblo vestido a la última moda que, se supone, está muriendo de hambre por culpa de un gobierno tirano. Habla inglés ese pueblo para que el mundo escuche su desesperada súplica de ayuda.
La globalización abarca todo, incluso las protestas. Si comen lo mismo, oyen la misma música, ven la misma tele, calzan los mismos zapatos y miran todo a través de sus lentes Christian Dior, ¿Por qué no iban a protestar de la misma forma, con el mismo objetivo?
Miraba las noticias de la Plaza de Mayo y si no fuera por el color de la bandera que sacudían los caceroleros, hubiera pensado que era la Plaza Altamira. Es la misma película, los mismos actores, la misma Patricia Janiot con cara de vampira regocijada ante un platico de morcillas crudas.
Nosotros ya vimos esa peli y sabemos lo que viene luego, sabemos que sus consignas son frases prefabricadas que se traducen según el lugar en donde se deban gritar. Colores para pseudo revoluciones fotogénicas, nada como la gente linda en pantalla para vender jabón, hamburguesas e ideas lava y listo made in the USA. Y usan a gente linda porque el pueblo a quien dicen representar les parece feo.
Hay plazas en todas partes, sifrinos aquí, tilingos allá, pijos más allá, son los iguales en todos lados: con las mismas ropitas, con los mismos logos, con la misma actitud de yo se lo que al pueblo ignorante le conviene porque yo si fui a la universidad.
Es la globalización de la protesta hueca.
Mientras haya una plaza, cacerolas, gente fashion, y un gobierno que moleste a los intereses del capitalismo, habrá revoluciones technicolor transmitidas por CNN.
Mientras haya pueblos que no se reconozcan en los noticieros enlatados, que sientan que su gobierno es de ellos y para ellos, mientras sepan por qué luchan y por ello permanezcan unidos para lograr sus metas, no habrá cacerola, ni camisita de color uniforme, ni slogan, ni muchacha bella, ni noticia prefabricada, que pueda con ellos. Simplemente no habrá en el mundo fuerza capaz de detenerlos.
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