De que vuelan Vuelan

Cuando observamos la mirada desentendida de nuestro gato comprendimos qué realmente había sucedido con el perico. Misifú, tan dulce y estilizado como la vecina, aunque también se le haya visto rondando con similares intenciones, en lo más mínimo llevó de la misma medicina, cómo podría sospecharse de nuestra bella y coqueta vecina.

Nuestro Proceso Bolivariano de Venezuela del mismo modo que es indiscutiblemente inédito también, hay que reconocerlo, es llamativamente insólito. Es tan nuestro como verdaderamente lo son las diversas contradicciones que diariamente caracterizan y configuran el humor de nuestra personalidad. No son tantos ni complejos los intereses que nos suelen motivar como las formas y las descabelladas maneras como pretendemos conseguirlos.

Hoy los recurrentes y verdaderos peligros se multiplican cuando todo lo malo que nos suelen enviar desde el Norte encuentra suelo fértil en ambos lados de nuestra polarizada realidad política. Qué hay algunos que abrigan la esperanza, y desvelan esfuerzos, para salir de nosotros por la vía violenta es tan visiblemente cierto como también lo es que muchos de nuestros “revolucionarios” compatriotas, con el tanque full, ya quieran agarrar “carretera”.

En este momento, como cotidianamente suele pasar en los conflictos matrimoniales, la verdad se torna críticamente peregrina y suele con maliciosa neutralidad ir de un lado a otro sin tomar partido. No me quedan dudas de los que diariamente suelo atender preocupadamente en mis escritos, reflejo de las cotidianas correrías por nuestros pasillos. Es urgente y más que necesario, no tanto para cada uno de los dos bandos en conflicto, para Venezuela el que lleguemos sin contratiempos ni traumas a los comicios del 23 de noviembre. Impostergablemente todos debemos ir a “coger” lo que se ha sembrado. Por más que Cristo haya y sea hoy el elegido, el que nos haya traído la más buena de las nuevas, el evangelio, solo con su liderazgo y buenos deseos no bastará para construir el reino de los cielos en la tierra. Haría falta más que su indiscutible popularidad para que hoy en día se haga realidad la promesa del buen Padre. Necesario es que no sea exclusivamente la espalda del Nazareno la que cargue la cruz de los hombres que hoy día mantienen su ministerio, es conclusivo que sean todos ellos los que carguen la consecuencia y la redención de sus actos. Basta ya que los “lobos” continúen como “ovejas” clamando auxilio para continuar mandando.

Dolorosa o afortunadamente, a pesar de lo que puedan decir hoy las encuestas, este 23 de noviembre contundentemente se estará oyendo a un Soberano políticamente mucho más maduro, y que ha pesar de que tenga conciencia sobre las indiscutibles implicaciones de peligrosidad que encierra el hecho que la Oposición alcance estratégicas Alcaldías o Gobernaciones, mantiene claro que el problema, ni el candidato, es su Presidente, sino algunos que malamente lo acompañan, y hacia ellos seguramente dirigirá su votación. Si con enfado o con aceptación, veremos.

waldomunizaga@hotmail.com


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Waldo Munizaga


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