UNO: Tenia pensado escribir sobre el asunto de la “bala en la cabeza”, pero el periodista Earle Herrera por poco me tuesta y calichea el contenido. Pero vamos al asunto. El sujeta pantalones de “Bobolongo”, el carga maletín de Tulio Hernández se ha soltado el moño y ha venido apuntalándose en la historia de los tránsfuga y traidores. En un artículo para el diario "El Nazional" en el cual ejerce funciones de escribiente y miembro asesor del comité ejecutivo de ese mismo diario ha expresado lo siguiente; “Es un hecho triste pero, igualmente, inocultable. En medio de la presión emocional que Hugo Chávez y su aparato mediático ejerce de manera desquiciante desde hace diez años sobre todos aquellos que no comparten su proyecto, son miles y miles los venezolanos de todas las clases sociales que –aunque sea por un segundo– se han paseado por la idea de que la única manera, o la más rápida, de poner fin a la tortura colectiva que padecemos es matando al Presidente.”
DOS: La derecha oposicionista ha regado una matriz de opinión en la cual sostiene que el comandante es un obsesionado con el asunto del magnicidio. El sociólogo “Tulín” y columnista de la pagina “noticiero digital” se afinca en ella al expresar: “Ha sido el propio Hugo Chávez, y esto en un tópico para que los psicoanalistas se den banquete, quien desde mucho antes de convertirse en Presidente de la República comenzó a predicar la especie de que alguien -o muchos- lo querían asesinar”. El artículo de este adulón tarifado está muy claro; alguien está dando la orden de ejecutar el magnicidio, el solo lo acata, incubándolo. Remata más adelante en su embarradas y aceitadas palabras, cuando expresa: “Además, para un hombre que se considera un predestinado, que invierte millones de dólares al mes para tratar de inscribir su propia estatua en el gran libro de la Historia, una bala en la cabeza sería una bendición de Dios, un favor, el pasaporte a la eternidad para terminar sentado a la diestra del Che y a la siniestra de Fidel en el panteón de los mitos políticos de la izquierda autoritaria de América latina.. No señor cagatintas, rasca plumas de profesión, usted no tiene la menor idea de las desgracias y estragos que puede hacer esa supuesta bala en la cabeza de Chávez, en los venezolanos, y no sea tan estúpido, el pueblo venezolano no necesita que se siente a la diestra y siniestra del Che y Fidel, lo queremos vivito y coleando luchando a brazo partido a favor de la revolución bolivariana y socialista. El siniestro es usted. Bonito oficio tiene usted al colocarse al servicio de la oligarquía reaccionaria y golpista. Debería tener por lo menos un ápice de vergüenza y acordarse de su militancia en el MAS, partido que una vez fue socialista y usted formó parte de él. De sus tiempos de estudiante de sociología en la UCV, conozco sus historias cuando compartíamos una amistad que su adulancia y conductas contrarevolucionarias la arrojó a la basura o se la llevó el olvido. Su cobardía es habitual y estoy seguro que usted seria el primero en refugiarse en una embajada u ocultarse, si llegara a suceder la catástrofe que usted insinúa. No habrá escondrijo en el mundo en donde pueda esconderse. Como lo dijo Diosdado Cabello, el pueblo irá por ustedes. Está avisado y no vale coger piedras. Tiene razón Earle cuando habla de sofismas. En estos tiempos de revolución las palabras mal intencionadas tiene connotaciones de odio y desesperación, de malas y aviesas intenciones. No hay sofisma que valga
TRES: Se pasa de expresar un cambio, de una “eficiencia sin exclusiones” a descalificar de “chiriperos eficientes” a quienes no comparten ideas, posiciones o grupalitos, logrando con esta permuta la desunión y la confusión. Henri Falcón es un líder local con una excelente gestión que lo llevará a la Gobernación. Nadie lo duda, sólo la oposición perdida, debilitada y desaparecida se le opone. Nos preguntamos: ¿Por qué algunos directivos y militantes del PSUV se suman a este pandemónium de descalificaciones, calumnias y chismografías? Debemos, o mejor dicho, tenemos que ganar todas las Alcaldías del estado Lara, nos guste o no los candidatos. Esta posición supone la aceptación de todos ellos sin sembrar odios, resentimientos y cizalla entre nosotros. Por supuestos que deben existir la diferencia sin que estos signifique una batalla. Se ofende al militante del PSUV cuando se le cataloga de CHIRIPERO EFICENTE, maltratando de paso a los aliados que el propio presidente ha luchado por integrarlos al apoyo a los candidatos del PSUV. Se habla y se escribe de desastre político como si se quisiera o se tuviera ligando una derrota, deseando que sólo “ganen los míos”. ¿Por qué no mirar hacia dentro y manifestar preocupación para que los miembros del EETP-PSUV-Lara puedan ocuparse de sus funciones y tareas para lo cual fueron elegidos, y los delegados se dediquen a activar las circunscripciones y batallones? Se apela al lugar común cuando se habla y se desea que “quiera dios que nuestro Único Líder Hugo Chávez se haga eco de esto y cuando nos visite ponga todo en su lugar”. Vaya tarea tiene el comandante si se dedica a enderezar entuertos, a encaminar derrotas y apagar diatribas internas. Por cierto el creador de la guillotina terminó bajo la hoja de acero de su propio invento.
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