Me alejé por una semana de nuestra imbatible tribuna de batalla: “Aporrea”
Ya está dicho: los zapatazos contra Bush fueron los zapatazos que toda la humanidad pensante, que siente y padece angustias propias y de otros, los solidarios, los no escuálidos por supuesto, hubiésemos querido lanzarle al asesino universal.
Por eso no vendría a Venezuela ni invitado por Ledezma y Rosales, ni por Fedecámaras enterita.
El zapatazo parejo hubiese recibido su auto y el de sus comitivas; y los guardaespaldas tendrían que venir no con armas sino con raquetas de tennis para rebotarlos.
La gran diferencia es que acá se los lanzaríamos con medias hediondas y todo, pero… los escuálidos estarían apenadísimos con ese señor a quien Chávez, el loco, el abusador, el hablador, injuria con frecuencia. ¡Pobrecito…!
¡Qué bolas! La oposición está tan desfasada, meando fuera del perol, que no entienden la realidad latinoamericana, ni la mundial.
Como será que no entienden la de aquí. Piensan, creen que estamos en una situación normal al aburrido transcurrir del tiempo cuando la democracia bobalicona.
No han entendido que estamos corriendo un proceso de cambios fuertes y por ello revolucionario. Así como nunca entendían que los gobiernos de la cuarta nos perjudicaban hasta las metras que hasta nos llevaron, en ocasiones, a situaciones miserables de economías de guerra que jamás sintieron.
Tendrían que haber visto los huecos y los edificios caídos por los bombardeos para poder medio entenderla. No vieron, no sintieron, ni imaginan todavía lo que es la pobreza. La ven como un concepto. Son incapaces de ver, entre la pobreza, rostros de niños hambrientos, y de niñas sometidas a la prostitución
Ni siquiera imaginan (porque retiran su mirada a esas escenas) a una mujer con las piernas varicosas subiendo cerro con una lata de agua en la cabeza. Y un chamito al lado, barrigoncito y terroso.
Menos mal que esas escenas las hemos ido eliminando con la atención de nuestras múltiples y hermosas “misiones”
Ni entienden la gravísima situación de la delincuencia y el tráfico de drogas en los barrios, causante de las constantes muertes por ajuste de cuentas. Tráfico de drogas potenciado por grandes capos disfrazados de “personones” que llevan vida de lujo a costillas del luto popular y generando el desprestigio gubernamental.
Se les olvida que cada vez que un delincuente saca por una ventana un brazo y agita un cuchillo artesanal o un trapo para llamar la atención, está allí por culpa de todos, en especial de ellos que han sido indolentes ante la crisis progresiva del abandono del campo, descuidos morales, etc., generado por sus malos gobiernos blancos, verdes y ahora amarillos.
Rechazan el proceso revolucionario engañando a los más pendejos que se dejan. No captan que estamos comenzando a transitar un camino socialista dentro de una selva capitalista, que no es otra cosa que caminar pisando estiércol y apartando ramas espinosas de nuestros rostros. Ah, pero que vamos con la mirada firme al frente, hacia el punto de luz que es la libertad y soberanía plenas.
Por eso no quieren, lo entienden algunos pero se hacen los locos, los más, cuando proponemos la repostulación de Chávez.
Siguen con la mariquera de que la democracia, su democracia sin programas estructurales que sólo ordenaban el Gobierno de turno del estatus, Fedecámaras y la CTV, es una obligatoria alternabilidad de poder, aunque sea aquella de colocar algún líder y darle paso a un mediocre, a veces a un bobo o a un borracho.
No importando que sean las maquinarias y los billetes, hasta los dólares, los que los impulsen y que nos vendan y nos esclavicen.
Definitivamente, son uno simples apátridas. Hubiesen gozado como con el “porqué no te callas” del borracho coronado, con que los zapatazos se los lanzaran a Chávez.
Estarían felices pasándolo a cada rato en televisión. De Bush, pobrecito ese señor, de vaina como una noticia del día.
Ahora con más fuerza, con mayor razón, ¡Uh, Ah, Chávez no se irá!
Mi variante del grito revolucionario:
¡Patria, Socialismo o muerte! y con la enmienda a la Constitución y la continuación de un proceso que la oposición no entiende, con un PRESIDENTE LÍDER, ¡VENCEREMOS!