Otra semana, otra bofetada, pero ésta vez se trata de una bofetada importada, cual formaggio peccorino, de mismísimo cuore de la bella Italia. Boccelli se llama el agresor y dice que vino a cantarnos.
Adquirimos entradas VIP, como unos incautos, para ver a este tenor, sin tener la más remota ideas del tenor de su visita: ¡Soportad mis fieles damas! Boccelli vino a ver al tirano. -No, Mari Cuchi, no se trata del Hotel de Chana en Playa El Tirano. Me refiero al dictatorzuelo narco-Farc-castro-evo-cumbre de Trinidad-obama-comunista-.
Como lo oyen, mis atribuladas damas: queríamos recrear nuestros oídos con Puccini en la voz de este tenor de fama mundial, pero lo nos toca escuchar es la traición de un hombre que se niega a ver la realidad que nos aplasta a la poca gente decente que queda este país.
No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Y así estamos: con nuestras entradas compradas y nuestros crespos hechos... - Es solo un decir Maru, ya sé que nuestras melenas son lacias naturales-. Decía, aquí estamos sumidas en la decepción y obligadas a tener que asistir a lo que prometía ser el evento cultural del milenio, y que ahora debe convertirse en un clamor por la libertad de ésta, nuestra pobre y desangrada patria.
Por lo tanto, debo hacer algunas recomendaciones, de carácter obligatorio, a ustedes, amantes de la opera y de la libertad, que ésta noche deberán defender sus privilegios aún en los lugares más insospechados.
Lo primero que debemos hacer es cambiar el vestuario, ya que ahora no vamos a un concierto sino a una marcha multitudinaria y de lo más selecta, porque las entradas eran carísimas. Vamos de negro, pero no de negro gala sino negro luto activo.
Es imprescindible llevar cacerolas, pitos, banderas siete estrellas, estudiantes manos blancas, artículos incendiarios y máscaras de gas. No deben faltar, por supuesto, las cámaras de Globovisión conectadas en vivo a CNN, para que le griten al mundo que, los que si sabemos lo que es cultura, no vamos a tolerar que un tenor desafine en nuestro concierto por la libertad.
Olvidad vuestros tacones y alhajas, mi sufridas damas, olvidad la elegancia y la buena educación. Insultad al italiano (marrano), como lo hicimos con aquel presidente manisero que tiene una fundación con su nombre, ensordeced al ciego a ritmo de cacerolas, perded el glamour y lanzad tomates, guarimbead hasta quedar exhaustas, que la patria así os los exige.
Que mañana, os lo aseguro, no habrá tenor que no cante al son que les toquemos.
Atentamente,
Marifer Popof
Presidenta del Frente de damas indignadas con todo lo que haga el gobierno.
tongorocho@gmail.com