Capados y aparentaron ser intelectuales

“Hay dos cosas infinitas. El universo y la estupidez humana.

Y no estoy seguro del universo"

Albert Einstein

De niño, pude presenciar en mi pueblo la práctica u oficio de “capar”. Muy el fondo, este oficio era una práctica no muy agradable que consistía en sacarle los testículos a ciertas animales para quitarle un poco de su “ser” o su condición. Capar era un procedimiento que daba inicio a una especie de “patio productivo” y una manera de asegurarse un ahorro en los hogares y para ello, los cabezas de familias procedían a comprar un chivo, un cochino o un becerro en “estado bebé” y una vez adquirido, llamaban a mi abuelo paterno para que capara o castrara al animal.

Esta práctica se fundamentaba en una lógica, que tenía una fundamentación o explicación de la cual ignoró su status científico, pero daba resultado. Se capaba al animalito en sus primeros días de nacido con la idea de engordarlo y a la hora de venderlo ya cochino, toro o chivo (adulto) estuviera bien gordo y pesado. Así las familias con sus “patios productivos” lograban en diciembre darle el “palo cochinero” al cochino y de esa manera lograban en ese mes un recurso adicional para los gastos de navidad.

La capadura como se llamaba allá, sacaba al chivo o al toro de algunas de sus funciones naturales y lo colocaba en la función: Comer y parecerse al animal que supuestamente era, berreando, gruñendo o mugiendo. Los animales capados borran de su “disco duro” la existencia de la chiva, de la cochina y de la vaca. No son capaces de comportase como cochinos, chivos o toros, simplemente aparentan serlo cuando gruñen, berrean y mugen.

II

¿Por qué esta historia?

Haber observado el desarrollo del encuentro de intelectuales neoliberales, recientemente realizado en Caracas y haber visto también la carrera que pegaron cuando el Presidente Chávez les planteo un debate con sus colegas intelectuales de izquierda, me trajo a la memoria esta práctica de las capaduras en mi pueblo de Margarita.

Todos o el 99,9% eran del sexo masculino. Eso es parte del comportamiento de un capado; el problema de género no existe y por eso, el encuentro de intelectuales neoliberales fue tan “democrático e igualitario”: Son únicos. Ignoran que hay hembras que también pueden ser intelectuales; claro, esa condición de capados, se conjuga bastante con el valor que el capitalismo tiene de la mujer: Un objeto. La mujer sirve para usarla en el sexo y para vender cosas.

La propuesta del debate la pelotearon, corrieron utilizando para ellos varias excusas y al final amigos lectores, tienen ustedes la oportunidad de percatarse, que estos seres mantienen parecidos con otros hombres que dicen ser intelectuales y democráticos, que los llaman intelectuales, que usan la palabra como intelectuales, pero no son tales, porque el sistema les capó su intelecto.

Aunque tenga parecidos con el comportamiento de un hombre intelectual, explica el montón de excusas y condiciones que colocaron para huir a una actividad que es parte fundamental y la razón que explica la condición de un intelectual. Un intelectual que eluda el debate de las ideas es cualquier cosa menos un intelectual. El debate y la confrontación de ideas es naturalmente el nicho ecológico de un intelectual, que como parte importante de ese comportamiento, no le es propio colocar condiciones burdas a esa actividad que es la razón esencial de su existencia.

Intelectualmente (cuesta creerlo) están capados y tienen sólo la facultad de berrear, mugir o gruñir porque las cornetas de los medios les permiten ejercer esa función. Como capados, vinieron al país simplemente a pegar gritos para darle sentido a una matriz, cuyo objetivo es intentar decirnos que de ese lado está la prosperidad y la democracia. Están tan capados intelectualmente, que no logran percatarse la condición de un modelo de “democracia” cuya razón de existir es posible con la proliferación de la pobreza, la injusticia, la discriminación racial y de género, la exclusión y el agotamiento de las fuentes de vida que ofrece la tierra. Están perdiendo hasta la capacidad de reaccionar ante una cosa tan natural, como es la de mantener el instinto de sobrevivencia.

El mundo se encuentra amenazado por el comportamiento depredador del capitalismo/neoliberalismo y estos intelectuales capadaos, simplemente berrean y no son capaces de producir una idea, que entusiasme a la humanidad. Están en esa función de berrear, mugir o gruñir frases que la realidad de ahora la desmonta frentes a sus narices. Estos seres han perdido así, la capacidad de ser intelectuales de sus propias creencias y miserias porque no tienen ni voluntad para revisarse. Definitivamente están capados y son parte de esa estupidez, que a decir de Albert Einstein, es una de las situaciones infinitas y sobre la cual hay absoluta certeza.

evaristomarcano@cantv.net


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Evaristo Marcano Marín


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