LO ÚNICO que ha demostrado la oposición a la hora de criticar las leyes aprobadas, es una enorme flojera para leer – lo demuestran las entrevistas de su partidarios--, tienen más de diez años manejando lo mismos argumentos y lo único que han hecho es meter la “pata potestad”. Confunden una ley con otra por propia ignorancia y no es por estrategia o táctica, ya que no tienen ninguna y eso además les queda muy grande. El Ismaelito abandona las secciones de la Asamblea Nacional, ratificando los motivos que lo llevaron el jueves por la noche a retirarse del debate legislativo: dijo que la Ley era una "habilitante" para que el gobierno haga lo que quiera con la educación”. Todo esto en medio de una rabieta. Pataletas y aspavientos de un traidor, después de intentar parar lo inevitable -- El avance de la revolución y sus leyes revolucionarias—Salió vomitando odios, con una verborrea propia de un charlatán a lo que ya nos tiene acostumbrados.
MIENTRAS en la hermana República de Colombia los medios se hacen los locos, los descuidados, con el asunto de las 7 bases militares, se dedican a descalificar y despotricar contra la ley de educación, la de vivienda, la enmienda constitucional para permitir la reelección ilimitada, la devolución de competencias que antes correspondían a gobernadores y alcaldes a las manos del gobierno central, la Ley de Procesos Electorales, la ley de tierras Urbanas.etc
LA REVISTA SEMANA, cuyos propietarios son los hermanos Santos anuncian que la ley de educación “es una de un conjunto de leyes que se materializaron durante este período legislativo, todas polémicas. La transición hacia un nuevo modelo político -que el presidente Chávez anunció se extendería hasta 2019- parece haber comenzado en forma” Por otra parte expresan que La Asamblea Nacional de Venezuela aprobó una ley de educación y otra de vivienda que tienen a la oposición con los pelos de punta. Con Los pelos de punta estaban los revolucionarios ante la tardanza en aprobar estas leyes que colocan las cosas en su sitio. Uno que otro opositor grita que se ha materializado un proceso de control por parte del Presidente Chávez. La llamada "mesa de unidad" opositora, planificó marchas, impugnaciones legales y "resistencia" dentro de los salones de clase y universidades. Después de un corto silencio salió el Alcalde Metropolitano de Caracas Antonio Ledezma a decir. "No es hora de desánimo, no es hora de agachar la cabeza, es la hora de la dignidad (…) aquí todo el mundo tiene que estar claro que es el momento de echar el resto para defenderla”. Debería echar el resto para comenzar a cumplir sus obligaciones y responsabilidades como gobernante. El secretario de la Universidad Central de Venezuela, Amalio Belmonte echándosela de culto, declaro que la ley de educación aprobada “Era la crónica de una muerte anunciada, es verdad, pero se evidenció con mayor fuerza que la Asamblea Nacional no tiene el mínimo respeto para el procedimiento normal para discutir una ley ni las consideraciones para aprobar un instrumento jurídico de tal magnitud”.
¿QUÉ tiene de malo el artículo 50 de la Ley de Educación, que toca los medios de comunicación? “Estos medios tienen prohibido publicar informaciones que "produzcan terror en los niños, inciten al odio, atenten contra los sanos valores del pueblo venezolano, la salud mental y física de la población". Precisamente, los programas basura de la televisión privada tendrán que ir al tacho de la basura. Aleluya.
RECIENTEMENTE, el presidente Hugo Chávez estimuló a la Asamblea Nacional a no dejar en pie ninguna ley que quebrantara los principios del socialismo, con fecha tope del 15 de diciembre. La revista en cuestión termina su artículo con la mal intencionada frase: “Así que esto podría ser sólo el principio". No es sólo el principio; es la continuidad de un proceso revolucionario que no tiene vuelta atrás. Lo demostró el pueblo venezolano con su participación y protagonismo. ¿Es tan difícil entenderlo así? O como dijera hace poco el presidente Hugo Chávez. "Dicen por ahí que queremos ideologizar…Y yo respondo: yes". El líder de la revolución ni miente ni oculta nada. Más claro no canta un gallo.
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