Muchos años después de haber
participado en un golpe de estado al lado de la iglesia, Fecedecámaras,
los dueños de los medios de comunicación y algunos militares, Pedro
Carmona Estanga decidió sumarse al paro contra No más Chávez.
Leyendo la prensa, Carmona
Estanga se encontró con la noticia. “Roberto Micheletti marchará
contra el presidente Chávez”. Siguió leyendo atentamente y
después llegó a la conclusión: “Este hombre también dio un golpe
de estado como lo di yo. Así que yo me sumo a esta marcha”.
Los dictadores se pusieron
de acuerdo, y el viernes 4 decidieron encontrarse en Internet para irse
dando información permanente acerca de la marcha. El Nick name de Carmona
era: Te queremos, Pedro.com. Y el de Roberto Micheletti: Goriletti.com.
De esta manera estos dos hombres de pelo en pecho como no pare otra
madre, comenzaron a marchar en democracia a través de Internet al lado
de una multitud que, defendiendo los valores de la solidaridad, la igualdad,
la honestidad, y sobre todo el respeto al estado de derecho, comenzaron
a vivir un día histórico.
La noticia corrió –hay
que decirlo en honor a la verdad- como reguero de pólvora. La prensa
regional, nacional, e internacional no tenía más páginas para informar
acerca de este creativo y heroico gesto de dos dictadores que se sumaban
a una iniciativa que arrancó desde los portales de Internet y que ahora
se estaba quedando grabada en los futuros libros de historia.
Los demás que acompañaron
la marcha –con Carmona y Micheletti vamos sobrados- crearon diferentes
consignas que coreaban desde Miami, Colombia, Perú, Chile, Alemania,
España, en fin, los dictadores tienen gente en todas partes.
En la tarde, cuando habían
coronado este gran triunfo, los periodistas de los más importantes
medios privados, se mataban por entrar a la residencia de los dictadores
tanto en Colombia como en Honduras. Nunca la democracia había sido
tan bien defendida como cuando estos dos dictadores decidieron aunar
sus esfuerzos para seguir levantando las banderas de la paz.
Al día siguiente, el titular en toda la prensa era: Dictadores apoyan la democracia. Y había fotos de Carmona y Micheletti por todas partes y una ONG venezolana decidió proponerlos para el Premio Nobel de la paz y la gente comenzó firmar y al poco tiempo eran tantas las firmas que ya se da por descontado que ese premio se queda en casa.