Escuálido aburrimiento: Ya marchamos y ahora…¿qué?

Ya para las dos de la tarde, la “gran” marcha de la oposición venezolana contra cualquier cosa (Chávez, LOE, en fin…) sucumbía poco a poco al tedio y al calor. Mirando el final de este “remix reloaded” de romería blanca con pabellón verde (faltó Gonzalo Barrios y la tradicional “torta” blanca), se me antojó que esa gente estaba realmente aburridísima, y que acaso la caminata les sirvió para botar esos kilitos demás que ganaron en sus vacaciones.

Hace algunos años, cuando comenzaron las marchas de la oposición, emergieron de sus propias filas los denominados “marchólogos”, gente ociosa que a falta de otra cosa más productiva e interesante, se dedicaba a hacer profundos análisis sobre la estructura y el comportamiento sociológico de este tipo de actividades que cobró gran simpatía, por cierto, en tiempos de la cuarta república. La gran diferencia entonces, era que la gente no “marchaba” desde el punto de vista científico y literal de la palabra, es decir, no se “desplazaba” en masa de un punto a otro sino que se “concentraba” generalmente en la avenida Bolívar. Llenar la Av. Bolívar era sinónimo de “ganar” elecciones, entonces adecos, copeyanos y masistas competían entre sí para ver quién llenaba más, y al día siguiente pagaban costosas páginas en los diarios de circulación nacional mostrando el gentío. Así también nacieron las fotos “trucadas” para crear la ilusión de muuuucha gente, buscando con ello que los opuestos se convencieran de que su partido ya no tenía chance y esto favorecía el abstencionismo. Recuerdo que el MAS siempre llenaba la Bolívar (como simplemente se le conocía) hasta el Museo de los Niños, pero a la hora de votar moría, invariablemente con su “6 por ciento histórico” como bien terminaba admitiendo amargamente Teodoro Petkoff, quien pronto se dio cuenta de que aquel gentío prefería más de lo mismo, es decir, AD y/o COPEI… Esta oposición, digo yo, cada día se parece más a los adecos que sembró Rómulo Betancourt “hasta debajo de las piedras”. Inolvidable aquella declaración de Adán Celis: “Los adecos no leen”, dijo, y luego rectificó: “Bueno, realmente lo único que leen es El Príncipe, de Maquiavelo”

Pues bien, estos marchólogos a los cuales me refería al comienzo, decían que para calcular la cantidad de gente en una marcha, sólo había que contar el número de personas que de izquierda a derecha, a lo ancho, aguanta la calle…O sea que si caben unas 12 o 15 personas cómodamente y sin apretujones, eso lo multiplicas por las filas que caben a lo largo y la cuenta te sale cabal. Con este simple argumento estos opositores y sesudos analistas marchólogos se ganaban un puesto seguro en los programas de opinión de los medios privados…Pero además, estos analistas (generalmente estadísticos con post grados en Harvard), también hacían análisis cualitativos de las marchas, las cuales se caminaban de arriba abajo para mayor credibilidad en sus opiniones. También observaron lo que entonces y siempre es una debilidad de las marchas de la oposición: el que va a las concentraciones de los escuálidos tiende a retirarse cuando llega al punto de culminación de la marcha, es decir, “va y viene”, no se “queda” en el sitio sencillamente porque “nada” lo ata…

Por supuesto, los chavistas tienen a su líder máximo, el presidente Chávez quien definitivamente inauguró una nueva forma de mítines en Venezuela (y en el mundo), pues la gente se queda para escucharlo, no importa el sol, ni la lluvia…La gente lo espera, así se tarde cinco o seis horas en llegar, el pueblo se queda y cuando oye su voz de trueno, se sienta en la acera, o donde sea, para escuchar lo que dice su comandante.

Por esta razón, esos mismos marchólogos llegaron a la conclusión de que las marchas de la oposición eran un fracaso y entonces más nunca los invitaron a Globovisión…

Pero, además, este sábado también se demostró que a los chavistas no les hace falta que su líder esté en la marcha, igual van y le expresan su apoyo masivo porque saben que al final tendrán otros voceros a los cuales vale la pena escuchar, o tal vez haya grupos musicales con canciones de contenido que no por eso son aburridas y hasta se puede bailar un rato, reencontrarse con amigos, con familia, en fin, las marchas chavistas no son para nada aburridas.

Las marchas de la oposición no las guía nadie y lo seguro al final es una gente disociada, molesta, amargada, frustrada, que tiende a soltar su tedio y su aburrimiento destrozando cosas y agrediendo a los periodistas del sistema de medios públicos o a cuanto chavista se le atraviesa.

Es allí cuando abandonan esa alegría enmascarada en lo que Bertolt Brecht llamaba las “buenas formas” de la burguesía en su magistral obra “la Boda de los Pequeño Burgueses”, escrita en 1920 y donde con su ácido humor el dramaturgo socialista representa una boda normal, alegre y bulliciosa de dos pequeño burgueses, que termina indefectiblemente en un desastre y con sus invitados y protagonistas liberando sus verdaderas frustraciones a través de la incomunicación y la agresión. Son nueve personajes cuyo parecido con los “lideres” que hoy ofrece esta oposición a sus seguidores, realmente no es pura coincidencia…

Eso es parte también de cómo esta gente asume el ocio. Marx criticaba el tiempo libre de la sociedad capitalista y llamaba al ocio “alienado y patológico”, un ocio “improductivo” que te lleva al hastío y a la frustración. La oposición está llena de ese ocio improductivo que pone a trabajar su mente en cosas y situaciones que la más de las veces no le lleva a ningún sitio.

Al final de la marcha, las damas salen corriendo a consumir su turno en la peluquería y los “estudiantes” hacia los centros comerciales del este de Caracas, donde la cerveza está en oferta hasta las 6 pm.

A la hora de escribir esto, los chavistas aún permanecen frente a la cancillería, escuchando a sus líderes, cantando y bailando nuestra música latina y aplaudiendo al Presidente Chávez que los llamó por teléfono y les saludó desde su gira por el lejano Oriente. Hace rato la oposición ha vuelto a su tedio de rutina y como esos oscuros personajes conocidos como “Pinky y Cerebro” seguirán maquinando ya no cómo conquistar al mundo, sino cómo sacar a Chavez del Poder (que legítimamente le confirió su pueblo)…

*Periodista, docente UBV


luisana.colomine@gmail.com


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Luisana Colomine*

Profesora de géneros periodísticos y periodismo de investigación en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). Comunista.

 @LuisanaC16

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