Algunos les atrae la pornografía. Otros la practican pero lo niegan. La porno se suele tener como una zona maldita en la que habitan los desterrados de lo no correcto. Difícil reconocerla como parte de la cultura y menos asociarla con las antiguamente llamadas bellas artes. Aunque es obvio que hasta la culta y acrisolada Roma fue siempre muy competente para cuidar la reproducción artística de las partes pudibundas asociándolas al Eros. La muy tradicional India es reconocida por la producción escultórica y gráfica de los actos sexuales, adonde este arte tenía una importancia casi mística.
Como siempre sucede en algún momento este culto a la exaltación de los sexual tuvo un quiebre y comenzó a desplazarse hacia espacios que controla el orden publico. Se produce con el inicio del cine. Para algunos fueron los franceses que desde los prostíbulos montaron su guarimba cinematográfica y desarrollaron el llamado “cinéma cochon” (cine cochino), que hoy en día tiene comercio mundial de cifras altísimas.
Ahora con solo con mirar cualquier canal comercial venezolano basta para saber cuan viva y rentable es la industria del nudies y los soft talk shows.
Según los expertos en la materia, la cuestión es sencilla, se tiene que producir siempre el mismo canon de la reiteración de esta religión voyeurista. Que desde su inicio no ha logrado superar el hastío que siempre terminan produciendo sus “obras”. Es evidente que las películas porno, de cualquier formato, van a repetir, los mismos planos, los mismos recursos, los mismos actores, las mismas secuencias, la misma fotografía, en síntesis el mismo fastidioso y reiterada plan, con el mismo previsible resultado. Asqueantes secuencias que llevan a una marcha de acontecimientos y su eterno final.
Mirando las marchas que llevan a cabo nuestra esforzada oposición, encontramos que sus planes de producción no hacen sino copiarse unas a otras con los mismas pornográficas tejemanejes. Reiteran, imitan, repiten y terminan en condiciones y lugares que ya resultan un bochorno al ingenio. Ellos sienten una gran “desesperachera” al final de estos evento, ¿ quien no?. Elemental, allí no pasa nada. No sucede nada. El mismo documento redactado no se sabe por quién, ni por qué, entregado por aquellos que no tuvieron nada que ver con el asunto y solo están allí para la fotografía. Solos, esperando la triste entrevista y gritona charla, con una periodista graduada de nuestras universidades que de micrófono sabe mucho, pero de periodismo y ética aun tiene materias pendientes. Ver una de sus marchas es haberlas visto todas. El mismo y gigante tedio. Sabiendo, como en el caso de una película pornográfica, el orden en que se van a producir toda la cadena de acciones de esa pobre representación de la política oposicionista. Vulgaridad rayana en la necedad.
Lo mas terrible es que las películas porno tienen un seguro desenlace, en contraposición, pareciera que las marchas son puros “ensayus interruptus”, con ellas todos estamos seguros, de antemano sabemos, que no van a acabar en nada.
Algunas veces suceda algo novedoso en las marchas. Así hemos visto aparecer la novedad, representada en una claque de muchachones papiadotes, musculositos, enfranelados ellos, que se colocan en la vanguardia y se les nota aptos para quemar árboles, romper barreras y disparar chinazos y amenazar a los policías, de antemano saben que ni están armados ni les van responder a sus necedades. Bravucones, golpeadores, de las barras existentes en los centros comerciales de moda. Que después de la primera aparición ya tendrán el mismo fastidioso sello de una pornográfica cualquiera, repetirse hasta la ebriedad.
Sin embargo la oposición tiene sus días, toman la delantera, a base del chisme logran cautivar por horas a sus desatinadas audiencias. Su ultima función la trataron de montar a base de un producto sofisticado, aunque, con infeliz epilogo. Se produjo cuando alguno de sus asesores de Corpa les sugirió el uso de Face Book como trinchera de guerra.
Si con las marchas les fue de la patada, con el bendito recurso webístico, no pudo ser peor. Esto de la Internet, no se como pueden suponer que llegue a tener efectos políticos en la masa mayoritaria de nuestra población. La web y sobre todo el Face Book, es espacio solo apto y eficaz para un grupo muy particular de personas cuya estratificación social los impulsa al ocio y la frivolidad. Por lo demás, ya ganados para la causa del consumismo total. Por qué, ¡¡ aquí entre nos ¡¡ , hay que ser bien pendejo para tratar de resolver sus asunto personales o políticos con una terapia webisticosa y face bolística.
En síntesis, que a pesar de los pecados que pueda cometer, sigo prefiriendo un ratito de pornografía, que una prolongada y larga como innecesaria marcha. Sobre todo da dolor de … “rodillas”, … marchar con ese solazo, para terminar por escuchar a Ramos Allup o al prófugo López, o al lamentable Ledezma, decir tanta necedad, los jóvenes y sus manitas solo son un puente para los vejetes. Además, sepan que con face book en contra, el que manda, sigue teniendo 57% de popularidad y AD 3.5%. Mejor inscríbanse en www. pelandum.com