Un desconocido carapalida de apellido Loyo, entrevistado en uno de sus propios canales de televisión ultraderechista, más exactamente globovisión de Venezuela, en una “conversación” sana con la despampanante, hermosa y equina Ni-tú Pérez Osuna, contó un viejo chiste inventado por la Santa Sede hace 70 años para desprestigiar la revolución cultural China que dice: que los cuadros y maestros chinos convirtieron en ateos a los chinitos cuando les decían, ¡pídanle un plato de arroz a Dios! Y los chinitos gritaban, ¡Dios danos alos! Y obviamente, no aparecía el aloz. Luego les decían: ¡pídanle aloz a Mao! Y los chinitos decían en coro, ¡Mao danos aloz! Y enseguida aparecían soldados chinos cargados con ollas inmensas de arroz y repartían y saciaban a todos los chinitos y sobraba alozzz, hasta pá la casa.
El tal Loyo, la “periodista” Ni-tú Pérez y seguramente uno de aquellos obispitos que todos sabemos, prepararon el viejo chiste prefabricado para los revolucionarios chinos de aquella época, y lo endosaron como chiste nuevo para el comandante Chávez, cuando dijeron en su medio, que en nuestras guarderías y escuelas le tapaban los ojos a los niños y les decían que pidieran comida a Dios, y que al no aparecer la comida, se la pedían a Chávez y cuando le quitaban la venda, aparecía en la mesa un pollo con papas, salsa de tomate y picante para los niños más arrechos. ¡Vaya sutil, viejo, e idiotizante chiste que los carapalidas de seguro si les creen! Pero de seguro que les creen porque no conocen la historia y los pocos escuálidos que la saben, ignoran que nuestros pueblos si la conocen.
Aunque todos los días los martacolominazos, los teodorazos y los ismaelgarcialazos son chistes peores que el chiste de Loyo, los carapálidas disfrazan sus maldicientes discursos y creen que el engaño continúa.
Obama por ejemplo, con su repulsiva sonrisa y sus encías expuestas dice al finalizar sus embaucadores discursos: ¡Dios bendiga a Norteamérica! Mientras decenas de inocentes son asesinados todos los días por sus mercenarios. Alaridos Clinton, sin demudar su rostro ya cansado de sus fingimientos, usa la chancillería yanqui y anda por la tierra certificando y desertificando a los Estados que todavía le comen el cuento con su verborrea engañabobos. Y el dólar norteamericano, de un dólar, contaminado de cocaína y destilando sangre, tiene escrita alrededor de la pirámide con el ojo que a todo le pone precio y dice: EN DIOS CONFIAMOS. Sutil, idiotizante y violenta verborrea que disimula la maldad que llevan en cada frase que emiten. Verborrea que pretenden comparar con el verbo patriota y firme de carácter que pronuncia sin tapujos nuestro Presidente Chávez.
Y también, analicemos con cuidado toda la prensa escrita, radial y televisiva de la derecha local e internacional, y comparemos esa verborrea carapálida llena de odio, mentira, calumnia y violencia sutil, con el verbo valiente de los líderes mundiales que dicen lo que hace dos centurias debíamos decir.
¡Patria socialismo o muerte!
Chávez es socialismo!
nandopico@yahoo.com