Este artículo no es sobre la rectora de la UCV. En lo absoluto, aunque el título pudiera hacer pensar lo contrario. Este artículo es sobre Luis Buñuel, el famoso e irreverente cineasta español, autor de películas extraordinarias como El Fantasma de la Libertad y el Discreto Encanto de la Burguesía, a las cuales quiero hacer referencia. En nuestra memoria siempre, la simpática escena, en la posada, con los cuatro frailes carmelitas, viciosos aficionados al póker, al tabaco y a la bebida. La pareja masoquista y exhibicionista que los horroriza. La doble moral de la iglesia. También, la escena, antológica en la filmografía de Buñuel, de las tres parejas de la burguesía, caminando, sin rumbo, en medio de una campiña cultivada, por una carretera desierta, que no lleva a ningún lugar. La vacuidad de la vida repetida de la burguesía. Cecilia García Arocha y Manuel Caballero, María Corina Machado y Monseñor Baltasar Porras, Nitu Pérez Osuna y Marcel Granier pudieran ser esas tres parejas que caminan, inútilmente, sin saber para dónde van. Muchas otras parejas pudiéramos juntar y acoplar, entre nuestra oposición política, eclesiástica y mediática.
Buñuel critica y se mofa de la burguesía. Nos la muestra tal cual es, aburrida y predecible. Con todos sus prejuicios y sus convencionalismos sociales. Su culto a las apariencias y su apego a la simulación. Sus buenos modales y su consiguiente falta de principios. Sus crímenes ocultos. Su autosuficiencia y sus pequeñas ridiculeces. Sus instituciones sacrosantas, la familia, el matrimonio, la escuela, la propiedad privada y la religión. La burguesía carece de imaginación, todo lo anteriormente señalado lo demuestra e incluso, pudiéramos decir, que asesina constantemente a la imaginación. Basta con ver la televisión. Confunden alguna destreza o ingenio en el manejo técnico, en la escritura, en la música o en la plástica, con la imaginación. Quizás esta sea la mayor de las preocupaciones de Buñuel y de allí, su desprecio, que no oculta, hacia la burguesía. La imaginación agraviada. Parafraseando al gran surrealista francés André Breton, amigo de Buñuel, el hombre o la mujer, en nuestra sociedad moderna, alrededor de sus 20 años, se abandonan a un destino oscuro, sus acciones van perdiendo amplitud y, sus ideas, envergadura. Detestan los riesgos, aborrecen los cambios y quieren vivir 100 años. Ese es el camino que sigue la burguesía y su ideología capitalista. El socialismo no está exento de estos peligros que atentan contra la imaginación, debe cuidarse de no abandonar la irreverencia, la espontaneidad, la rebeldía y, sobretodo, de no caer en los dogmatismos. Los dogmatismos son al socialismo, lo que los convencionalismos sociales, al capitalismo. Ambos detienen la vida y castran la imaginación.
La Dra. García Arocha bien pudiera haber sido uno de esos personajes emblemáticos de Buñuel, de cualquiera de sus películas sobre la burguesía. Lástima que Buñuel no la conoció. Patria socialista, Imaginación o Muerte…
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Clase Media Revolucionaria