Los tiempos que corren son determinantes de las condiciones necesarias para el desarrollo de la vida en sociedad, para la preservación de nuestros recursos y para el alcance de esa dimensión puesta tan de moda en los discursos y en los planes "Venezuela País Potencia", no con esto vamos a desconocer los esfuerzos, las acciones, para defender nuestra soberanía y brindar así, mejores oportunidades para quienes hacen de su oficio una actividad productiva, garante de acceso directo a los beneficios derivados de la explotación de nuestras riquezas naturales, minerales, energéticas, forestales, en perfecta armonía con el ambiente y las Leyes.
Como olvidar la alegría producida en el gremio de pescadores artesanales la aparición de la Ley de Pesca y la prohibición de la pesca de arrastre por considerarla depredadora del lecho marino y la posibilidad de extinción de especies marinas que representan el sustento de un alto porcentaje de la población venezolana, fuimos testigos de testimonios de hombres del mar que atribuían a la publicación de dicha Ley una especie de freno a la explotación irracional por parte de sectores privados que impedían el desarrollo normal de su actividad económica.
Celebramos que dentro de la visión plasmada en el Plan de la Patria 2013-2019, se reflejaban líneas gruesas de lo que debería ser hoja de ruta para la salvación del planeta, el Ambiente también fue considerado allí como elemento central para la Soberanía y el desarrollo de una economía sustentable y la posibilidad cierta de construir la tan anhelada Soberanía Alimentaria, para tal fin se trazaron estrategias que consideraban el potencial de cada región y la sumatoria de estas para lograrlo.
Recientemente pudimos enfrentarnos a una realidad que arroja como resultado: gritos viejos, sueños rotos, y una orfandad palpable en todos los aspectos antes detallados, encontrarnos con situaciones que guardan semejanza directa con experiencias de países que han sufrido y sufren consecuencias de eventos naturales que conmocionan la normalidad de la convivencia, del respeto mutuo, de la solidaridad y la identificación de aspectos que promuevan el bien común y la satisfacción de necesidades básicas.
Elías, Francisco, Oscar, Felipe, Pedro, Freddy, Carlos, nombres comunes que representan esos personajes claves en toda historia que tenga como centro la Lucha por defender lo que la conciencia les manda, experiencias, vivencias, conocimientos ancestrales, sentido del deber social, noción del momento histórico y por sobre todas las cosas, sujetos sociales que comprenden en su accionar la salvación de ecosistemas vitales para el impulso de actividades económicas que contribuyan a enfrentar situaciones como las que vive nuestro país en este momento producto de la "guerra económica" y el ataque de centros de poder imperial que nos pretenden rendidos por hambre.
La Laguna de Tacarigua, como espacio geo - económico de importancia estratégica, debe ser considerada en los planes creados para aliviar los efectos de ataques constantes a la economía venezolana, como eje de desarrollo que integre la concepción política, el aprendizaje y la gestión que impidan su deterioro, y como consecuencia se imposibilite la vida de sus aproximadamente 6.000 habitantes y el sustento de unos 2.000 pescadores pertenecientes a poblaciones vecinas.
La Laguna de Tacarigua, según el testimonio de quienes han estado ligados a ella, bien sea por actividad económica, ejercicio profesional o investigación científica, ve aproximarse una situación que, de no ser atendida por entes gubernamentales, pudiera representar el fin de un reservorio de vida natural para especies migratorias, caimanes, tortugas, camarones y peces que en su proceso de reproducción tienen en las condiciones de la Laguna espacio idóneo.
La Laguna de Tacarigua, tiene a su favor la acción permanente de quienes se han convertido en sus Guardianes y por tanto identifican, precisan fenómenos que se van convirtiendo en problemas que amenazan su existencia: Trafico de armas y drogas, Pesca ilegal, Construcción en espacios reservados, Prostitución, Descargas de aguas servidas, Deforestación, Desvío de cauces de Ríos afluentes, Utilización de agroquímicas, Crecimiento demográfico descontrolado, Inseguridad personal, Sedimentación, Falta de mantenimiento y Ausencia de Seguridad Social para los pescadores.
El abandono de medidas preventivas, la indiferencia demostrada por organismos que tienen presencia en las áreas de La Laguna de Tacarigua, tales como: INSOPESCA, INPARQUES, GUARDIA NACIONAL BOLIVARIANA, ARMADA BOLIVARIANA, FISCALIA AMBIENTAL, DIVISIÓN MARINA DE LA POLICIA DEL ESTADO MIRANDA y la poca conciencia ecológica de quienes hacen uso de sus espacios, ponen en serio peligro la subsistencia de esta fuente natural de recursos económicos que a través de actividades como la pesca, el turismo y la recreación representan elemento primordial en el desarrollo potencial del Estado Bolivariano de Miranda.
La Construcción del Socialismo Bolivariano, debe representar el respeto del Derecho a la Vida y la garantía de disfrute para próximas generaciones de las condiciones naturales que permitan la preservación de la vida en el planeta.
¡La Laguna de Tacarigua es un Ser Vivo!
DALE LA MANO, AYUDALA A VIVIR
franco__rivas@hotmail.com